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Excursionistas, el campeón de la C,
llega a un título después de 91 años

Aunque perdió en la última fecha con Midland 2-1, el equipo del Bajo Belgrano obtuvo el torneo Clausura de la Primera C y festejó por primera vez en su historia un campeonato. Toda la gloria al ganador.

El festejo interminable de hinchas y jugadores en el campo de Midland.

Por Ariel Greco

Excursionistas gritó campeón. Luego de 91 años, el viejo club del Bajo Belgrano consiguió el primer título de su historia al ganar el Clausura de Primera C. Pese a perder 2-1 ante Midland se aseguró el certamen y dejó atrás todas las frustraciones. Es cierto que había tenido alegrías grandes con los ascensos por alguna reestructuración o al ganar el octogonal de 1994. Pero nunca se había podido dar el gusto de festejar un campeonato. Todos, jugadores e hinchas, son conscientes de que para coronar la temporada es necesario ganar el reducido por el único ascenso a la B, pero ése será otro capítulo. Ayer era tiempo de celebración. Por eso el retorno en caravana por el Acceso Oeste, los fuegos artificiales en el estadio y la vuelta olímpica en casa con avioncito final incluido.
El estigma estaba clavado en el alma, y dolía. De ahí que esa gente sufrida desatara la locura. Es que se cruzaron el sentimiento por el club, por el barrio, por los amigos. Más allá de la lavada de cara que pretenden imponer los dirigentes con el dinero que ingresó al club por el convenio con el Vilas Racket, el espíritu que movilizó a esos más de mil fanáticos que llegaron a Libertad no lo cambia nada. Gritan con orgullo “soy villero”, más allá de que la villa que habitaban fue arrasada por la dictadura. No les importa que los que conducen jueguen al profesionalismo concentrando al plantel en un lujoso Apart de Belgrano. Incluso lo aceptan organizando un banderazo en la puerta del hotel para darle ánimo a los jugadores. Miran con recelo esos carteles estilo Bombonera (“hoy somos más que el sábado anterior”) que se pintaron en la cancha con la llegada del gerenciamiento. Pero les hacen caso y cada sábado se suman más, porque la ilusión de volver a la B es más fuerte.
Por allí en medio del festejo aparece Ariel Reina, ausente ayer por haber llegado a cinco amonestaciones. Claro que hoy lo compensará cuando en el puesto de diarios que atiende vea en todos los medios notas sobre su Excusio campeón. Algo similar le ocurrirá al enfermero Fernando Peralta, cuando le cuente a los pacientes que se consagró campeón. O tal vez suceda con el goleador Juan Carlos Pérez, “Perico” para el plantel, “Estofado” para la hinchada, que en la metalúrgica en la que trabaja deberá contar una y mil veces los goles que llevaron al Verde al campeonato. De la misma forma en que debe haber relatado hasta el cansancio que Excursionistas leentregó ocho pelotas a Barracas (la leyenda dice que cuatro nuevas y cuatro usadas) para destrabar su pase. También es probable que anoche muchos clientes de la pizzería Tazz se hayan sorprendido con la alegría desbordante del repartidor. Es que a Maxi Pollero, uno de los más chicos del plantel, se le cumplió el sueño de llegar a primera y salir campeón en el equipo del que es hincha. Así es la vida de los flamantes campeones, lejos del mundo de ensueño de sus colegas domingueros.
“...Que de la mano de Néstor Rapa/ todos la vuelta vamos a dar...”. Uno de los hits de la tarde vuelve a sonar. Y es que el entrenador tuvo un papel protagónico en esta historia. Abogado de profesión, técnico por vocación, guía de miniturismo en su tiempo libre, Rapa tomó a Excursionistas a principios del 2000 y, luego dos campañas históricas para el club con más del 65 por ciento de los puntos ganados, lo llevó al título. Claro que su carisma no se debe sólo a los éxitos. Rapa es un personaje peculiar. Con la misma naturalidad que admite que no sabe bien en qué equipo juega Batistuta, puede asegurar que el defensor de Sacachispas Costabel está capacitado para actuar como líbero, stopper o volante por derecha. Y para dar fe de ello saca sus anotaciones, donde tiene las características de cada futbolista del ascenso. Todo detallado en una increíble agenda, producto de muchas escapadas de Tribunales hacia alguna inhóspita cancha del Gran Buenos Aires.
Eso sí, siempre en tren o colectivo, nunca en auto, “porque así se disfruta del paisaje y del viaje”. Ese ritual lo repite aún para los partidos de su equipo, por más que el plantel viaja en un confortable micro doble piso.
Amante del fútbol ofensivo, Rapa está en todos los detalles. En medio de una racha negativa, no dudó en entregarle a la hinchada una lista con las temas que, según su visión, perjudicaban psicológicamente al equipo. “Por favor, esa que dice que ‘hay que ganar porque no jugamos con nadie’ no la canten más. Agranda a los rivales y les pone presión a los muchachos”, les explicó en referencia a una canción clásica que surgía cuando en la cancha las cosas no salían. A partir de su persuasión, en el triunfo clave ante San Martín de Burzaco, que prácticamente aseguró el título, el tema no se escuchó. También es un tipo temperamental. No dudó en salir a increpar a un grupito de hinchas que lo insultó pese a la gran campaña. Por eso, conocedor de su carácter, Rapa se autoescribió una carta que lleva a todos los partidos para releerla en los momentos de tensión y recordar que actitudes debe evitar. Ayer ni siquiera eso lo salvó: se fue expulsado antes del inicio del partido por cruzar insultos con el técnico de Midland.
La fiesta sigue. En medio de la euforia, Perikles, un fanático de treinta y pico, recuerda la época de frustraciones interminables en sus 26 temporadas como hincha. Les asegura a sus amigos haber presenciado la derrota en el Bajo ante Piraña, en el único año que ese club participó en Primera C. En la cancha hay un abrazo interminable entre Rapa y el Loco Juan Steimbach, suplente durante casi todo el año, pero autor de dos tantos fundamentales ante San Martín. “Metió los tres goles más importantes del año. El de Barracas y los dos a San Martín”, remarca Chepe, otro hincha, en alusión a un gol sobre la hora que le permitió a Excursionistas ganar en la cancha de Barracas, luego de más de 10 años. ¡Cómo olvidarlo! Si en el festejo, Chepe se rompió los ligamentos cruzados de su rodilla derecha. “En el siglo pasado no ganamos nada, pero ahora somos los primeros campeones del milenio”, dice un veterano. Razón no le falta. Por eso semejante festejo.

 

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