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“La Noche de las Corbatas” llegó al
Juicio por la Verdad marplatense

Un abogado declaró en Mar del Plata que el juez Garzón recibió información sobre el destino de los abogados asesinados.

Los camaristas Mario Portela,
Roberto Falcone y Néstor Parra.
Un abogado acusado de colaborar
con la represión amenazó a Parra.

Cada jornada del Juicio por la Verdad que se realiza en Mar del Plata echa luz sobre nuevos rasgos del terrorismo de Estado. Anteayer, el abogado Eduardo Salerno dijo que los cuerpos de algunos abogados desaparecidos durante “La Noche de las Corbatas” en 1976 “estarían enterrados en alguna zona de Santa Clara del Mar”. Y la semana pasada, Oscar Amílcar González, ex secretario local del gremio de prensa, relató el calvario que atravesó durante la dictadura, incluido un simulacro de fusilamiento. Por otra parte, el abogado Gustavo Demarchi, acusado de colaborar con la represión en la banda ultraderechista Concentración Nacional Universitaria (CNU), insultó al juez Rubén Parra, uno de los miembros del Tribunal Oral Federal que lleva adelante el juicio.
Salerno, quien fue secuestrado de su domicilio el 19 de marzo de 1976, y luego permaneció en la Comisaría Cuarta de Mar del Plata, en el centro clandestino “La cueva” y en la cárcel de Sierra Chica, aseguró que la información sobre la ubicación de los cuerpos de los abogados marplatenses defensores de los trabajadores que fueron secuestrados en un mismo operativo estaría en poder del juez español Baltasar Garzón, a quien se la habría hecho llegar el ex policía Carlos Giordano. Según Salerno, los datos figurarían “en un diskette cuya clave sería Sicilia y una cifra de números que no recuerdo.”
Por otra parte, Amílcar González, que trabajaba en el diario La Capital y era corresponsal del periódico porteño La Opinión, expuso su historia; el 25 de marzo de 1976, un grupo de tareas lo secuestró de la sede local del Sindicato de Prensa y lo llevó a un campo de la localidad de Batán. Allí comenzó su viaje a los infiernos, que incluyó golpes, picanas, y una experiencia inolvidable: “Vino un supuesto cura, me colocó un crucifijo en el pecho y me dijo: ‘venga a confesarse porque lo van a fusilar’”, dijo González, antes de darse cuenta que sólo era una broma macabra.
El testimonio del periodista confirmó la complicidad de la CNU en la represión ilegal, ya que cree que entre sus torturadores estaban miembros de esa banda. En ese sentido, el testigo recordó que la CNU “nació en La Plata en 1968, buscaba fortalecer la derecha para equilibrarla ante la Juventud Peronista. Con el tiempo abandonó su ideología y se convirtió en una banda criminal muy peligrosa. Sólo se preocupaba por colaborar con el Ejército y la Policía.”
Los militares y los “muchachos” de la CNU que lo raptaron lo derivaron a la Comisaría Cuarta de Mar del Plata, y después lo llevaron a otro destacamento policial. Recién en mayo de 1976, cuando lo pasaron a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, supo que su vida corría menos peligro. Después de casi dos años preso en la cárcel de La Plata, las autoridades militares se “apiadaron” de él y le ofrecieron la posibilidad de irse del país. González trató de rehacer su vida en Italia y en Venezuela, pero en 1983 regresó al país. Lo que jamás olvidará será la actitud de sus antiguos empleadores de La Capital, porque no sólo lo echaron cuando estaba detenido ilegalmente, sino que además le sacaron su puesto de trabajo al periodista José Luis Ponsico, compañero de González en el diario, y quien moviera cielo y tierra para ubicarlo cuando estaba secuestrado.
Por su parte, el apellido Demarchi reapareció en el Juicio por dos motivos; en primer lugar, porque en 1975, cuando se desempeñaba como fiscal federal en Mar del Plata, recomendó el ingreso del integrante del CNU Eduardo Ullúa como empleado del Poder Judicial, pese a que había sido condenado por el asesinato de la estudiante Silvia Filler, cometido en 1972. El recomendado de Demarchi había recuperado su libertad al beneficiarse de la amnistía para presos políticos dictada por el Gobierno de Héctor Cámpora en 1973. Pero en la década del ‘80 volvió a la cárcel, acusado de participar en la banda de narcotraficantes desmantelada en la “Operación Langostino”.
El segundo eslabón de la irrupción de Demarchi en el Juicio se produjo el 21 del mes pasado al mediodía, cuando se encontró en un bar de la calleAlem al juez Parra, que junto a Mario Portela y Roberto Falcone conforman el Tribunal que lleva adelante el proceso. Según Parra, el abogado lo “agredió de manera verbal”, y después le dijo : “ya vas a ver quién soy yo. Ahora la cuestión es con los tres”. Un detalle a considerar: por Mar del Plata, aseguran que Demarchi tiene contactos muy poderosos.

Informe: Alejandro Cánepa.

 


 

POR UNA AMNISTIA A LAS PROTESTAS
Una esperanza para Alí

El flamante Frente para el Cambio (FPC), formado por ex diputados del Frepaso, presentó un proyecto de ley de amnistía para las personas detenidas por participar en medidas de fuerza, o en reivindicaciones sociales, estudiantiles o económicas, desde que rige la Ley de Convertibilidad, o sea desde 1991. La idea del Frente surgió pocos días después de que el piquetero Emilio Alí fuera condenado a cinco años y medio de prisión por encabezar un reclamo de alimentos en un supermercado marplatense el año pasado.
La iniciativa, presentada originalmente en 1999, fue retomada por los diputados del FPC Alicia Castro, Gustavo Cardesa, Alfredo Villalba y Ramón Torre Molina, quienes también fueron apoyados por los legisladores de la coalición Argentinos por una República de Iguales (ARI) Elisa Carrió, Alfredo Bravo y Jorge Rivas. En un comunicado, el FPC aclaró que excluye del pedido de amnistía a “aquellos que hayan incurrido en delitos contra la vida, y quienes atentaron contra las instituciones de la democracia”.
Los legisladores afirman que, de aprobarse el proyecto, “los tribunales de todo el país deberán decretar de inmediato el cierre de todos los procesos, cualquiera fuere el estado de la causa, y de esta forma, terminar con la criminalización del conflicto social”.

 

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