Por John Aglionby
*
Desde
Manila
La presidenta de Filipinas
comenzó a arrestar ayer a sus opositores políticos después
de que los partidarios de su encarcelado predecesor Joseph Estrada trataron
de tomar por asalto el palacio presidencial. Los manifestantes, que llegaron
a ser unos 40.000, estaban pagados por gente con fines políticos,
dijo Gloria Arroyo por televisión después de enviar a tropas
y la policía antimotines a las calles y de declarar un estado de
rebelión. El objetivo de los manifestantes era derrocar al
gobierno legítimo, dijo la presidenta, que se veía
demacrada cuando hablaba por televisión después de dos noches
sin dormir. Cualquiera que trate de derrocar el gobierno, añadió,
sería aplastado.
Cuando se decreta un estado de rebelión, los sospechosos pueden
ser arrestados sin una orden formal. Se informó que once figuras
de las oposición se contaban en la lista de la presidenta Arroyo
como sospechosos de organizar las manifestaciones. Por lo menos dos policías
y dos manifestantes resultaron muertos, más de 140 personas resultaron
heridas y 100 manifestantes están detenidos mientras la peor violencia
en la ciudad desde hace 15 años continuaba ayer a la mañana
después de haber comenzado en la noche del lunes. Después
de fracasar en su intento de entrar al palacio el lunes, los manifestantes
de Estrada, la mayoría hombres jóvenes armados de manera
diversa, comenzaron a atacar los negocios, los vehículos y los
equipos de construcción. La calma retornó anoche. No hay
noticias sobre cuanto tiempo durará el estado de rebelión.
El primer líder de la oposición detenido fue el senador
José Ponce Enrile, el ex secretario de Defensa. Varios otros senadores
estaban en la lista, junto con Pánfilo Lacson, el jefe de policía
bajo el deshonrado ex presidente Estrada. Lacson se está postulando
para el Senado en la elecciones del próximo 14 de mayo. Los disturbios
comenzaron pocos días después de que Estrada fuera detenido
acusado de saquear la economía. A medida que los disturbios se
expandían, el que una vez fuera el héroe de los pobres fue
sacado de un hospital militar donde estaba siendo sometido a exámenes
y llevado a un centro de alta seguridad a 30 millas de Manila. Desde ahí
emitió una declaración pidiendo calma y criticando a Arroyo.
Ejerzan la moderación frente a la grave crisis que nuestra
nación enfrenta hoy dijo. No le debemos dar a este
régimen ningún motivo para que continúe pisoteando
nuestro derecho de asamblea utilizando una fuerza excesiva. No le debemos
dar a este régimen un excusa para declarar la ley marcial para
asegurarse su continuidad en el poder y para seguir infligiendo daño
sobre su propio pueblo. Estrada reiteró su largamente declarada
opinión de que él no renunció cuando entregó
la presidencia en enero a Arroyo después de masivas protestas callejeras
y la deserción de sus fuerzas de seguridad y gran parte de su gabinete.
Los analistas esperan que Arroyo sobreviva a esta primera gran amenaza
a su novata administración, aún si continúa la violencia,
porque las fuerzas de seguridad y la mayoría de la legislatura
la apoyan totalmente. Refiriéndose a Estrada, el jefe de la Iglesia
Católica Romana en las Filipinas, el Cardenal Jaime Sin, dijo en
una misa ayer: Aquellos que abusaron y manipularon a los pobres
tendrán que responder ante Dios.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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