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BUSH ANUNCIO SU POLEMICO PROGRAMA ANTIMISILES
El poder es mío, mío y mío

El presidente de EE.UU.
concretó ayer una aserción de poder personal y unipolar al anunciar el escudo antimisil.

Ejercicios: El Pentágono filtró ayer que Rusia realizó ejercicios de guerra nuclear en los que apoyaba a China contra EE.UU. y Japón en una crisis con Taiwan.

Bush escucha el himno
antes de pronunciar su discurso.
El ámbito internacional no le importa; el frente interno, sí.

Por Gabriel A. Uriarte

Ayer pudo haber comenzado formalmente la nueva Guerra Fría. El presidente norteamericano George W. Bush confirmó que desarrollaría un sistema de defensa antimisiles (NMD), abrogando así el tratado ABM de 1972. Su discurso en la Universidad de Seguridad Nacional argumentó que su NMD sería parte de “una mayor cooperación y confianza en el mundo”, que superaría “la estructura adversarial” de la Guerra Fría. Y subrayó que el proyecto “no es decisión en absoluto unilateral”, sino que “ansiamos escuchar las opiniones de nuestros aliados, y de China y Rusia”. No tendría que molestarse: los europeos ya se oponen con diferentes grados de vehemencia al NMD, y Moscú y Pekín afianzan cada día más su alianza contra “el hegemonismo unipolar y la carrera de armas” que ven como objetivo del NMD. En realidad, las “consultas” le evitaron a Bush definirse sobre el sistema concreto en el que se basaría el NMD: si estaría basado en tierra, mar o el espacio, o en qué fase interceptaría a los misiles enemigos. Bush sólo habló vagamente de “un sistema de múltiples niveles”. En ese sentido, su anuncio podría parecer ilógico, ya que antagoniza a los países que se oponen al NMD sin definir ese proyecto ni los fondos que se le dedicarán. Pero la contradicción es sólo en el ámbito internacional, que nunca le importó demasiado. En el contexto interno, su anuncio era muy funcional.
Algunos podían verlo como una bravuconada más de un presidente desesperado por probar que su reciente very sorry a Pekín no fue una rendición ante el país que poco antes había designado como “competidor estratégico”. Pero lo que realmente alarmó a Bush en las últimas semanas no fue que unos pocos medios lo acusaran de debilidad, sino que la gran mayoría concluyera que carecía de verdadero control sobre su gabinete. La enemistad con China estaba dirigida por el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld; la moderación, por el Secretario de Estado Colin Powell. Todas las acciones del gobierno de Bush, incluyendo su manejo día a día de la crisis con China, se interpretaron en base a la supremacía de uno u otro ministro. También entraban en juego el vicepresidente Dick Cheney como el aliado de Rumsfeld, y la Asesora de Seguridad Nacional Condoleeza Rice como la de Powell. El problema no era tanto el interrogante (reminiscente de la administración Reagan) sobre quién definía la política exterior norteamericana, sino las contradicciones que generaba en esa política. En los 14 días de la crisis del avión, por ejemplo, la administración Bush cambió cuatro veces de actitud, terminando con la conciliación, pero pasando a la beligerancia una vez que los 24 tripulantes fueron devueltos. Así, el NMD puede interpretarse como nada más que una jugada de Bush para restablecer el monopolio de la autoridad en su Casa Blanca.
Eso se desprendía claramente del discurso de ayer. Bush comenzó agradeciendo puntualmente a Rumsfeld, Powell, Cheney, y Rice que hubieran asistido al acto. Después, al detallar las misiones diplomáticas que enviaría al exterior para discutir el NMD, las personas que nombró representaban a todos los sectores del gobierno: Paul Wolfowitz, el segundo de Rumsfeld, Richard Armitage, el segundo de Powell, y Steve Hadley, el segundo del Consejo de Seguridad Nacional, donde Rice y Cheney compiten por influencia. A diferencia de China, con el NMD todos los hombres de George W. Bush ganaban, y todos debían recibir premios.
Era indispensable que el anuncio fuera lo suficientemente vago como para acomodar todas sus posiciones, y efectivamente lo fue. Nadie dentro de su administración se opone a aumentar el presupuesto de investigación para el NMD, ni a explorar alternativas al sistema con base en Alaska que Bill Clinton comenzó a testear. Bush también enfatizó cómo el NMD permitiría reducir el arsenal nuclear norteamericano de 7.200 ojivas a menos de 2.500, limitando las posibilidades de accidentes y reduciendo costos de mantenimiento de 4.500 millones de dólares. Y esto es básicamente todo lo que se sabe acerca del proyecto. Un “alto funcionario de Defensa” admitió ayer al Washington Post que “hay muchas ideas y trabajaremos muy duro paradecidir qué funcionará y qué no”. En efecto, el congresista demócrata Joseph Biden se quejó de que “no es claro si esto causará una nueva carrera de armas o si abrirá una nueva era de cooperación internacional”.
Es seguro que no será esto último. Fuentes del Pentágono argumentaron ayer que “Moscú admitió que hay nuevas amenazas que podría requerir al NMD como respuesta”. Pero el presidente Vladimir Putin sólo usó ese ángulo para impulsar un NMD con base en Europa, con lo que intenta (con bastante éxito) introducir una cuña entre Washington y sus aliados de la OTAN. Y ni siquiera Bush intentó decir que China podría favorecer el NMD. Primero, porque su arsenal intercontinental es tan limitado que aun cualquier encarnación del NMD amenaza con neutralizarlo. Segundo, porque la tecnología que desarrolle Washington podría ser suficiente para proteger a Taiwan de un ataque balístico chino, lo que garantizaría la independencia de esta “provincia rebelde”. Rumsfeld, por lo menos, no tiene dudas sobre lo que se viene. Fuentes de su Pentágono filtraron ayer que en febrero Rusia realizó ejercicios de guerra nuclear en los que apoyaba a China contra Estados Unidos y Japón en una crisis con Taiwan. Sea cierta o no, es una muy buena descripción del escenario para el que se prepara el Secretario de Defensa.

 

Claves

Ayer el presidente norteamericano George W. Bush anunció formalmente, por primera vez desde su campaña presidencial, que desarrollaría un sistema nacional de defensa antimisiles (NMD), descartando el viejo tratado ABM, que los prohíbe.
Nadie fuera de Estados Unidos apoya el proyecto. Sus aliados europeos temen una nueva carrera de armas, en tanto que Rusia y, especialmente, China suponen que el verdadero objetivo del NMD es neutralizar su arsenal nuclear.
Curiosamente, Bush no aclaró exactamente cómo sería su NMD: si estaría basado en tierra o el espacio, por ejemplo.
Pero esta vaguedad era indispensable para encolumnar detrás del NMD a todo el gabinete, que se mostró fuertemente dividido en la reciente crisis con China. En ese sentido, el propósito inmediato del anuncio de ayer era reforzar la autoridad presidencial de George W. Bush.

 

ATIPICA PROTESTA DEL 1º DE MAYO EN LONDRES
Anti-Monopoly en las calles

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Los manifestantes anticapitalistas tenían el aspecto carnavalesco de las protestas que sacudieron la reunión de la Organización Mundial en Seattle hace un año y medio y, hace 10 días, la cumbre de las Américas en Quebec. Precedidos por el aura de estos eventos y de otras dos manifestaciones igualmente turbulentas en Londres, los anticapitalistas se propusieron tomar el centro de la capital, siguiendo las reglas del juego Monopoly. La táctica de los manifestantes era fragmentar el esfuerzo policial dispersándose por varios puntos de la ciudad, que tomarían brevemente como si fueran casillas del juego, para finalmente converger en Oxford Street, la calle de las tiendas londinenses, donde se vende la mayor cantidad de Nike, Versace y otros productos similares por metro cuadrado en toda Inglaterra.
Los anticapitalistas se despertaron temprano. A las 7 y 30 hora local, unos 500 ciclistas salieron simultáneamente de dos estaciones céntricas de trenes para confluir en otra, King’s Cross, donde bloquearon un McDonald y repartieron gratis hamburguesas vegetarianas. Entre las 10 de la mañana y la una de la tarde se registraron actos relámpago en distintos puntos céntricos: un “Peacenick in the park”, una protesta estudiantil contra la matrícula universitaria, una en favor de los sin techo, otra contra la realeza y los multimillonarios y hasta una en contra de la prohibición de alimentar palomas en el centro. A las 15 todos confluyeron en Oxford Circus, donde fueron rodeados por un gigantesco cordón policial que literalmente los encerró durante ocho horas, para dar por terminado el juego del monopoly.
Entre los hechos extraños que ocurrieron en este primero de mayo, se encontró el cambio de posición del intendente de Londres, Ken Livingstone, apodado .Ken el rojo. por su radicalismo, quien poco antes de Seattle se manifestó en favor de la acción directa y que la semana pasada aconsejó a la gente que no fuera a la manifestación porque estaría dominada por los violentos. El otrora .Ken el rojo., quien seguramente será rebautizado por los anticapitalistas, .Ken el traidor., debió pasar el día en medio de un extraordinario dispositivo de seguridad policial para protegerlo de posibles represalias.

 

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