Por Cecilia Sosa
@“Cuando digo que soy norteamericano, en la UBA siempre me empiezan a hablar del FMI y del Banco Mundial.” “Acá los estudiantes tienen voz. En Estados Unidos sólo estudian, nunca intervienen en política.” “Los argentinos se juntan a estudiar en grupos, comparten todo. Allá es terriblemente competitivo, nadie se ayuda.” A contramano de las oleadas de universitarios locales que parten para hacer carrera en el exterior, muchos alumnos norteamericanos vienen a probar suerte en las aulas argentinas. En un encuentro con Página/12, un grupo de ellos contó sus experiencias y sorpresas, después de pasar seis meses entre compañeros, apuntes y profesores de universidades públicas y privadas.
Mucha política. “Lo que más me impresionó fue la cantidad de agrupaciones, carteles e ideología que se ven en los pasillos de la UBA”, dijo Alejandra Schopf (20), que cursó Historia Social de la Ciencia y la Tecnología, en Filosofía y Letras. Y agregó: “Siempre creí haber recibido una buena educación, pero nunca supuse que había gente que todavía pensaba que el comunismo era una posibilidad real.” Algo parecido le pasó a Zacharías Bonsall (21), que cursó Historia Latinoamericana en Sociales (UBA).” En mi clase todos eran socialistas, pero todos tenían diferencias muy específicas. Uno decía que era socialista gramsciano. Yo no sabía ni quién era Gramsci. Eso lo aprendí en la UBA”, dijo este estudiante que dejó por un año Universidad de NorthWestern. Sonriente, Gwen Harmes (20), de la Universidad de Illinois, confesó: “Algo que me encanta de la UBA es que los estudiantes tienen voz. Allá sólo estudian, nadie interviene en política. Acá, son un grupo fuerte.”
Poca competencia. “Me sorprendió mucho que los estudiantes se juntaran a estudiar en grupo. Yo siempre estudié sola. Acá la gente comparte más y se ayuda. Allá es mucho más competitivo. Por la curva de notas y todo eso”, dice Gwen. “Pero además –agregó Zach–, la competencia tiene que ver con el mercado laboral de Estados Unidos. Las notas de la universidad son muy importantes para conseguir buen empleo. Acá eso no importa.” “Me parece raro que el sistema educativo argentino sea casi socialista cuando la sociedad es capitalista –analizó Alejandra–. Acá las reglas que pone el profesor no se respetan. Pero, cuando tengan que trabajar, los estudiantes van a tener que competir. Allá el profesor es como un jefe.”
Más contrastes. “Aprendí muchísimo. Un montón”, acordaron los consultados. Pero hubo diferencias en la evaluación de las instituciones. “La Universidad del Salvador (USAL) parece más un colegio secundario que una universidad. En todo el semestre sólo tuve que leer un libro”, dijo Gwen, que cursó Teoría de las Relaciones Internacionales. “En las clases de USAL me aburrí bastante. Los estudiantes no parecían muy interesados en los temas y no tenían respeto por el profesor. Mis amigos dicen que en la UBA las clases son más interesantes”, dijo Traey Santaley (19). “En la UBA el nivel es igual o mayor que en Estados Unidos. Pero el enfoque es mucho más teórico. Allá, en las clases de historia vemos más cronología, qué paso y cómo. Acá no se ven sólo hechos, sino teoría sobre los hechos –apuntó Zach–. En cambio, la Universidad Di Tella (UTDT) es mucho más parecido a Estados Unidos: los libros, los discursos de los profesores. Y las lecturas son la mayoría en inglés y se habla más de la depresión del ‘29 en Estados Unidos que de lo que pasaba acá. Los estudiantes saben más de Japón que de Argentina.”
Otro contraste con el que se encontraron los alumnos norteamericanos fue la estructura académica. “Acá las carreras son más largas. Allá se puede sacar el grado y una maestría en 4 años y medio. Acá es casi el doble. No sé si es que los estudiantes están mucho mejor preparados o que el sistema es ineficiente”, planteó Zach.
Los compañeros. “Los estudiantes norteamericanos se identifican por ser estudiantes. Acá la identidad no tiene que ver con eso. En la UBA la mayoría trabaja y está haciendo siempre un montón de cosas. Algunos tienenhijos y familia. Allá son todos alumnos full-time”, dijo Alejandra. A pesar del anonimato que reina en la UBA, Zach confesó que allí se sintió mejor que en UTDT. “Y eso que la mayoría de los estudiantes de Di Tella hablan inglés y son más cercanos a la cultura americana. En la UBA sos una persona más y listo. Eso me gustó –dijo–. En UTDT los profesores y los estudiantes se conocen. En la UBA nadie se conoce. En Estados Unidos todos mis profesores me conocen por el nombre.” “En la UBA son muy amables, pero no están ahí para hacerse amigos –apuntó Alejandra–, la clase es un grupo de personas, no un grupo social. En UTDT los grupos son muy cerrados.”

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