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Por Eduardo Videla
 El infractor de tránsito
sorprendido por una fotomulta se parece cada vez más al apostador
de un complejo juego de azar. Su destino, desde ayer, se juega en el sorteo
de Juzgados de Faltas: puede ganar o perder según le toque un juez
proclive a absolver este tipo de infracciones o uno más estricto,
que aplique las sanciones sin contemplación. En el medio –según
pudo comprobar este diario– hay toda una gama que incluye desde los
que perdonan nueve de cada diez multas hasta los que hacen descuentos
en los montos mínimos. Finalmente, el poseedor de un acta que no
identifique al policía que fiscaliza el fotomóvil, tendrá
en sus manos el equivalente a un billete premiado: los jueces, por unanimidad,
desestiman esas actas por considerarlas “no válidas”.
El azar no demasiado: el Jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, firmaría
hoy el decreto de necesidad y urgencia que disuelve los Tribunales de
Faltas y los reemplaza por un organismo integrado por 50 abogados.
Antes que nada, el infractor debe acertar en concurrir el día en
que las multas no son válidas, como pasó el viernes y el
lunes, cuando unos 8000 automovilistas consiguieron la absolución.
No fue lo que ocurrió ayer. Una multitud de incautos –y desinformados–
creyó que continuaba el jubileo y comenzó a hacer una larga
fila, a las tres de la mañana, frente al ex Mercado del Plata.
Se entregaron en total 1800 números.
Perdidos en una maraña judicial que supera al infractor promedio,
muchos no sabían que el lunes la Cámara Contravencional
de la Ciudad había suspendido la resolución de la Cámara
de Faltas, adoptada hace una semana, que anulaba lisa y llanamente las
multas fotográficas.
Aunque en el gobierno porteño ahora respiran aliviados, para algunos
jueces, el diferendo no está saldado: “La Cámara Contravencional
aún no se ha pronunciado sobre el fondo de la cuestión”,
explicó a Página/12 un vocero del Juzgado de Faltas Nº
13. Por eso, el titular de ese tribunal, Miguel Angel Camio, resolvió
ayer dejar en suspenso todas las causas que llegan a su juzgado “hasta
tanto se dictamine la viabilidad o no del sistema”.
A los que les tocó en suerte el juzgado Nº 23 de Amelia Lorenzio
les podía esperar una simple amonestación si el exceso de
velocidad que cometieron excedió apenas el máximo. También
pudieron resultar beneficiados con una reducción del 50 por ciento
de la multa mínima. ¿De qué depende una cosa o la
otra?, preguntó este diario. “De los argumentos que exponga
el infractor”, explicó un vocero del tribunal.
La fuente dio más precisiones sobre el criterio judicial imperante
en el tribunal: “Por ejemplo, si alguien viene con diez boletas,
se le cobra una”, dijo el funcionario sin dar mayores argumentos.
El mismo criterio aplica el juez Jorge Eduardo Rodríguez, del tribunal
27. “El Código de Procedimiento autoriza al juez a perdonar,
amonestar o reducir las penas”, argumentó José Romero
Naput, secretario del juzgado. A pocos metros de su despacho, en el Juzgado
Nº 25, los infractores salían con las caras largas: la mayoría
había resultado condenado.
Si hay algo en que los 17 jueces de Faltas se han puesto de acuerdo es
en la invalidez de las multas fotográficas labradas antes de la
suspensión de agosto de 2000. “Esas actas, al no tener la
identificación del policía que viaja en el móvil
que saca la foto, no son válidas y son desestimadas automáticamente”,
coincidieron fuentes de distintos juzgados.
La tómbola de las multas podría terminarse en poco tiempo:
el gobierno porteño está redactando un decreto por el que
se crea una Unidad de Verificación de Faltas, destinada a reemplazar
a los actuales tribunales, que serán disueltos. Ese decreto, que
está a la firma de Ibarra, debe ser convalidado por la Legislatura.
Otros dos proyectos del Ejecutivo, que podrían ser debatidos hoy
por los diputados, proponen aumentar la velocidad máxima en algunas
avenidas y calles, por un lado, y reducir en un 30 por ciento el monto
de las multas, salvo la violación a la luz roja del semáforo,
por otro.
El diputado Eduardo Valdés, del Frente Justicialista, se mostró
de acuerdo con la creación de la Unidad de Verificación
“si está integrada por abogados especializados en mediación”,
pero calificó como “una improvisación” el aumento
de velocidades máximas. En tanto, Jorge Srur, de Nueva Dirigencia,
presentó un proyecto para suspender el sistema de multas fotográficas.
PROMOCION
TURISTICA EN MADRYN
Una semana bajo el agua
Para promover el turismo vale
todo. Ese parece ser el lema de la Secretaría de Turismo de Puerto
Madryn que, después del “vía crucis submarino”
de Semana Santa, ahora proyecta realizar un “reality show” submarino,
con cámaras que filmarán durante siete días a un
grupo de buzos que permanecerán bajo el agua.
La prueba de “supervivencia bajo el agua” fue anunciada ayer
por un representante de la Secretaría de Turismo municipal, José
María Goity. El funcionario explicó que “la idea es
estar durante toda una semana sin salir a la superficie”. Pinino
Orri, un buceador de Madryn, dueño del record de permanencia bajo
el agua, será el encargado de los habitáculos especiales
donde convivirán cuatro buzos dispuestos a aceptar este desafío.
Orri diseñó y construyó una burbuja submarina para
siete personas. Se trata de un habitáculo de tres cuerpos: dos
naves secas y una nave húmeda. Los planos –con soldaduras
y refuerzos– ya fueron aprobados por Prefectura. En teoría
el buzo entrará a la nave húmeda en el fondo del mar, se
quitará los equipos y se acomodará para entrar después
en las dos naves secas. En la segunda nave va a estar el comedor. Allí
se ubicarán todos los medios de comunicación con los que
contarán los cuatro buzos que pasarán siete días
bajo el agua. En la tercera nave, los buzos dormirán. Lo harán
rotativamente, ya que siempre uno quedará de guardia para recibir
visitas, atender los medios de comunicación, estar atento a cualquier
emergencia y, obviamente, promocionar el asunto. Que de eso se trata.
El equipo que organiza el “reality show” submarino está
encabezado por Goity, referente en la puesta en marcha del vía
crucis submarino de Semana Santa. “La idea –explicó–
es ingresar un domingo y estar hasta el otro domingo sin salir a la superficie”,
agregó.
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