Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


Un gobierno a cara de perro

Europa y Rusia agradecieron
con cautela a la administración
Bush la consulta sobre el escudo antimisiles, mientras que la
mayor crítica fue china.

El secretario de Estado hace una mueca al secretario de Defensa.
Powell estuvo ayer con Peres; Rumsfeld desmintió la ruptura con China.

Por Javier Valenzuela *
Desde Washington

Diez años después del hundimiento de la Unión Soviética, George W. Bush ha enterrado el cadáver insepulto de la guerra fría, y con él no solo sus tremendos peligros sino también sus eficaces salvaguardias, como el tratado ABM firmado por Richard Nixon y Leonid Brezhnev en 1972. La decisión provoca escalofríos en el mundo, y muy en particular las capitales europeas. “Es muy importante que la administración norteamericana haya indicado que no tiene intención de tomar medidas unilaterales, sino que va a consultar a los aliados y a otros Estados, entre ellos Rusia”, dijo el canciller ruso Igor Ivanov. El canciller alemán Gerhard Schroeder y el presidente francés Jacques Chirac se limitaron a agradecer las consultas previas. Entretanto, ayer pareció que China y Estados Unidos rompían sus contactos militares, pero después lo desmintió el secretario de Defensa norteamericano Donald Rumsfeld.
En Washington, los partidarios de Bush decían ayer que sentían el vértigo que siente aquel que es liberado de un asilo psiquiátrico o una prisión tras muchas décadas de internamiento. Pero la decisión, añadían, es firme, y va a ser explicada, consultada y eventualmente negociada con europeos y rusos. La respuesta inicial de Vladimir Putin a la idea de abrir “un nuevo diálogo estratégico” no ha sido demasiado negativa. Con China, que con el escudo antimisiles de Bush, se quedaría sin capacidad de amenazar a Estados Unidos, los contactos militares estuvieron a punto de interrumpirse ayer e incluso así lo anunció un portavoz del Pentágono. En verdad, Rumsfeld tenía la intención de ordenar un reexamen y aprobación “caso por caso” de los contactos entre los militares de los dos países, declaró el portavoz principal del Pentágono, el contraalmirante Craig Quigley, al formular una clarificación. Washington espera que las autoridades chinas todavía no han devuelto el avión espía norteamericano EP-3 que el 1° de abril chocó con un F-8 chino, y se vio obligado a aterrizar en la isla de Hainan.
El argumento de Bush es el siguiente: la paz y seguridad del planeta ya no dependen de que los arsenales nucleares de Estados Unidos y Rusia garanticen la total destrucción de los dos países en caso de que uno de ellos dé un mal paso agresor. Así que EE.UU. va a reducir el suyo. Bush aseguró el martes que tiene Rusia “una gran oportunidad de emerger como una gran nación democrática, en paz consigo misma y con sus vecinos”. Como señaló ayer Leon Furth, que fue consejero de seguridad nacional de Al Gore, fueron “los comentarios más positivos jamás pronunciados por Bush” respecto a ese país.
La gran diferencia entre Bush y Clinton es que el segundo quería “retocar” el tratado ABM y el primero lo considera “caduco” de oficio. ¿Van a negociar Washington y Moscú su abrogación? ¿Van a trabajar en un nuevo pacto que, como el ABM, obligue a las dos partes a establecer mecanismos de verificación? No existían ayer en Washington respuestas a esas preguntas. Pero sí una conciencia de que los aliados europeos de EE. UU. conceden gran importancia a evitar nuevas tensiones con Rusia.
En esa línea, Joseph Biden, líder demócrata en el comité de Asuntos Exteriores del Senado, criticó a Bush por proclamar unilateralmente que el ABM es un anacronismo, cuando EE.UU. y Rusia no tienen nada con que sustituirlo, pero siguen poseyendo miles de cabezas nucleares. Otros demócratas advirtieron de la amenaza de déficit para el presupuesto de EE.UU. que suponen los altos costos del escudo antimisiles, que podría alcanzar los cientos de miles de millones de dólares. Y no faltaron los que recordaron que la mayoría de los ensayos de este escudo han fracasado hasta ahora.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12

 

PRINCIPAL