Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


EL DUELO INTERNO DEL GOBIERNO ISRAELI ENTRE HALCONES Y PALOMAS
Ariel Sharon juega al teléfono roto

Una nueva incursión unilateral israelí en territorios autónomos palestinos causó una protesta formal del Departamento de Estado norteamericano, lo que puso al rojo la interna política del gabinete israelí.

Ariel Sharon recibe informes
de un oficial del ejército en la colonia cisjordana de Ofra, ayer.

Lo sucedido ayer en Medio Oriente fue completamente ilógico. Al menos, lo fue si se insiste en usar el singular para hablar del gobierno israelí. En Washington, el canciller de ese gobierno, Shimon Peres, se reunía con el secretario de Estado, Colin Powell, para discutir un plan de paz egipciojordano. Casi simultáneamente, el ejército israelí montó una miniinvasión de la ciudad de Rafah en la Franja de Gaza, muy cerca de la frontera con Egipto, matando a un joven palestino e hiriendo a 12. Poco después, en una visita a una colonia judía, el primer ministro Ariel Sharon disparó que “si Arafat no termina la violencia, Israel lo hará en su lugar”, y advertía con tono ominoso que “desmentimos algunos de nuestros métodos, y otros quedarán siempre en el misterio”. El resultado de todo esto era lo que podía esperarse. Powell imprecó a Peres que la incursión (que ya había concluido para ese entonces) “erosiona los intentos de distender la situación y poner fin a la violencia”. Egipto reforzó su frontera. Y Sharon volvió a Jerusalén. Había logrado su objetivo. La división entre “halcones y palomas” dentro de su gabinete había dejado de ser teórica.
Varios analistas israelíes ya habían notado antes un cambio en ese sentido, pero su cálculo era inverso a lo que realmente pasaba. Primero, porque todavía trataban la política del gobierno como una unidad. Si bien identificaban correctamente que había una lucha entre Sharon y Peres (entre “el general y el diplómata”, según Aluf Benn del Haaretz) por decidir esa política unívoca, no contemplaron la posibilidad de que ambos políticos simplemente fueran en direcciones opuestas. Segundo, estos analistas pensaban que quien estaba ganando en esa contienda era Shimon Peres. “Peres convenció a Sharon de aceptar el plan de paz egipciojordano”, aseguró anteayer el Haaretz. La jugada del canciller se reforzó luego de que Yasser Arafat declarara el fin de los ataques con mortero contra objetivos israelíes y ordenara la disolución de las milicias de su partido (que no perdieron tiempo en ignorarlo). Al llegar el lunes a Nueva York, Peres se sentía lo suficientemente confiado como para decir que “creo que hemos llegado a un entendimiento con los palestinos para un cese al fuego”. Era un excelente preludio para su encuentro con la administración Bush. La prensa informó que Powell enfatizaría “que Israel debe volver a la mesa de negociaciones”, lo que coincide exactamente con la posición del canciller. Asi, este último parecía pronto a obtener el aval del amigo americano para su plan, legitimando su heterodoxia dentro del gabinete israelí y asumiendo la dirección de la política de paz.
Pero Sharon tenía otras ideas. No es claro hasta qué punto estaba de acuerdo con los planes de su canciller, pero parece probable que fue sólo en los últimos días que terminó de decidir que los sabotearía. Un factor fue el alarmante hecho de que las milicias Tanzim desobedecieran la autodisolución que les impuso Arafat, lo que cuestionaba o la sinceridad o la eficacia del líder palestino como interlocutor de paz. Otro, más circunstancial, fue el asesinato el martes de un colono judío en Cisjordania, lo que enfureció a las agrupaciones de colonos y llevó a Sharon a denunciar que el ataque era obra “de los servicios de seguridad de Arafat”. No era ningún accidente, entonces, que Sharon eligiera ayer el funeral de este colono para revelar su verdadero plan de paz.
“Nuestra misión es reinstaurar la seguridad... Exige paciencia y perseverancia, pero ninguna consideración política limita nuestros esfuerzos para restablecer la seguridad”, proclamó ante los periodistas reunidos. No sólo no hizo mención al plan de paz que manejaba Peres, sino que disparó que “no exigimos la reducción sino la eliminación total de la violencia”. Y ante la incapacidad de Arafat de lograr esto, “hay que actuar contra el terrorismo con métodos y medios adicionales: Hay cosas que diremos, otras que desmentiremos y otras más que permanecerán para siempre en el misterio”. Fue muy significativo que Sharon identificara como co-autor de ese plan al ministro de Defensa, Benjamin Bel-Eliezer, uno de los “halcones” del laborismo y, por lo tanto, un enemigo a la vez ideológico y político de Peres, su superior jerárquico en el partido. El Ejército israelí ya había comenzado a implementar la nueva política en Rafah.
Así, referirse a las gestiones restantes del canciller en Washington parece casi un epílogo a algo que ya se decidió. Sin embargo, el encuentro de Peres hoy con George W. Bush podría ser lo único que logre darle la influencia suficiente para que, cuando regrese a Jerusalén, tenga alguna posibilidad de arrancar a Sharon de sus políticas hacia la intifada.

 


 

HABLA EL NUEVO PRESIDENTE SIRIO, BASHAR EL-ASSAD
“No tenemos deseo de guerra”

Por Berna G. Harbour
Desde Damasco

Después de tres décadas de autocracia en Siria, la llegada al poder de Bashar el-Assad en junio del año pasado despertó esperanzas de apertura política y reforma económica. El nuevo presidente las reconoce como legítimas, aunque no necesariamente en ese orden. A sus 35 años, y a pesar de su breve experiencia política, el líder sirio demuestra haber heredado la prudencia y la cautela de su progenitor, aunque parece haber renunciado al puño de hierro. Ha amnistiado a 600 presos políticos y manifiesta con franqueza que la ley de emergencia “se ha utilizado de forma errónea”. Heredero de una república a la que la geografía ha situado en la línea de frente del conflicto árabe-israelí, El-Assad ha optado por seguir la línea que marcara su padre Hafez: la paz será global o no será. Esta es la primera entrevista que concede a un medio occidental desde su llegada al poder.
–Hemos oído hablar de avances políticos en Siria: mayor libertad de expresión, aparición de nuevos periódicos, mayor debate público. Sin embargo, según algunos observadores esa “primavera siria” se frenó...
–La apertura a la libre expresión ya había sido iniciada por el presidente Hafez el-Assad. Yo mismo fui una de las personas que concurrían a esas reuniones de diálogo (político) en distintas partes de Siria. Por eso, este tema ha sido vinculado a mí personalmente. Hay un periódico que surgió a la luz hace dos meses y otro en proceso de ser editado. Son dos periódicos independientes. Esta también es una de las cosas que habían sido decididas durante el mandato del presidente Hafez el Assad. Pero, debido a cuestiones administrativas, se retrasaron.
–¿Existe alguna intención a corto plazo de anular la ley de emergencia que rige en el país desde 1963?
–La ley de emergencia está vinculada con la situación de ausencia de la paz que aún vive Siria y ligada expresamente a las cuestiones que afectan a la seguridad del Estado. Durante muchos años esta ley ha sido erróneamente utilizada por algunos responsables. Ahora, insistimos en que sólo se utilice dentro del marco para el que fue promulgada. No podemos aislar la situación interna de Siria de la vivida por la región.
–Hace dos semanas, Israel bombardeó una instalación siria de radar en Líbano. ¿Cuál va a ser la respuesta?
–Por supuesto, no vamos a decir cuál va a ser nuestra respuesta. ¿He dicho acaso que vayamos a responder militarmente? De hacerlo así, estaríamos correspondiendo al deseo de Sharon que quiere empujar la región hacia la guerra. Eso no quiere decir que la respuesta militar esté descartada, pero Siria no busca la escalada militar. Lo importante es que esa respuesta sea en el momento elegido por nosotros, a nuestra manera y de la forma que materialice nuestro objetivo.
–Entonces, ¿no debemos temer una guerra regional en las próximas semanas?
–Ese tema depende de dos partes: Siria e Israel. Respecto de Siria, no tenemos deseo de guerra, pero los indicios respecto a Israel apuntan en sentido contrario. Si se nos impone la guerra, vamos a defendernos. Sin embargo, no creo que Israel ose lanzarse a esa aventura, a pesar de que todo indica que Sharon tiene afición al asesinato.
–Israel les acusa de utilizar Líbano para atacar sus intereses por mediación de Hezbolá. ¿Qué relación mantiene Siria con ese grupo libanés?
–Las mismas que con el resto del pueblo libanés. Sin embargo, Hezbolá no hubiera sido una parte importante de la resistencia libanesa si no hubiera tenido el respaldo del pueblo libanés. Se trata de un partido como cualquier otro, con relaciones diversas y tiene amigos que le apoyan y un pueblo que le respalda. Estamos al lado de Líbano en su causa (contraIsrael) y, por ende, es lógico que nos coloquemos al lado de la resistencia libanesa.
–¿Aceptaría Siria un acuerdo bilateral entre los palestinos e Israel?
–Se trata de un asunto que incumbe a los palestinos, sería más adecuado preguntarse si tal acuerdo traerá la paz. Nosotros consideramos que la paz si no es global, si no abarca todos los frentes árabes (libanés, sirio y palestino), producirá un mero acuerdo de paz y no una paz verdadera. El proceso de paz es la vía para llegar a la paz verdadera y a la estabilidad. Si se olvidan las circunstancias regionales objetivas, se producirá un mayor desajuste en el futuro. Tomemos como ejemplo lo que está ocurriendo ahora en Palestina.
–¿Bajo qué condiciones estaría Siria dispuesta a volver a la mesa de negociaciones con Israel?
–Los parámetros de paz son muy bajos en Israel. No hay condiciones sirias sino derechos sirios y condiciones internacionales acordes con los derechos sirios, y árabes en general, a los que Israel se opone. Cuando se supere esa situación, estamos listos para continuar las negociaciones.
–¿Incluso con Sharon?
–Sólo vemos las señales de lo que ocurre en Israel y, en ese sentido, la llegada de tal o cual persona a la jefatura del gobierno nos plantea preguntas: ¿cómo un pueblo que dice querer llegar a la paz elige a alguien con un pasado de criminal de guerra? Dado que la paz es un proceso ligado a todas las capas de la sociedad y no sólo al jefe del gobierno, y en la medida en que cuando una persona elige a un candidato para un cargo opta por sus convicciones... Es lógico que deduzcamos que la voluntad de paz sigue siendo limitada y débil en Israel.
–¿Cuál ha sido, hasta la fecha, la contribución de la administración Bush en la región?
–Hay dos asuntos fundamentales: la paz e Irak. No pueden aislarse una de la otra porque los lazos sociales son muy grandes entre los países árabes; compartimos la cultura, la historia... lo cual produce sentimientos comunes. Lo que hemos oído hasta ahora de la Administración Bush es que se inclina por el levantamiento del embargo a Irak, pero no se ha pronunciado aún respecto al proceso de paz.

 

PRINCIPAL