Por Julio Nudler
Viendo la vertiginosa sucesión
de ministros de Economía ocurrida durante marzo en la Argentina
y bastante confundidos por los gestos iniciales de Domingo Cavallo, decenas
de empresarios europeos de primera línea fueron borrando de sus
agendas el compromiso de volar a Buenos Aires el 17 de este mes. Así,
sin que nadie la desconvocara formalmente, fue deshilachándose
la Conferencia Plenaria del Foro de Negocios Mercosur Europa, conocido
por su sigla inglesa MEBF. El encuentro, del que iban a participar un
centenar de empresarios, quedó postergado sine die, aunque con
el vago compromiso de realizarlo en alguna fecha antes de fin de
año. Una fuente de Cancillería, que tiene jurisdicción
sobre las relaciones económicas internacionales del país,
explicó a Página/12 que el tema del euro generó
confusión en Europa, aunque no desagrado precisamente, y
que allí prefieren esperar a que la Argentina defina su actitud
ante el Viejo Continente.
Otras fuentes indicaron, como factor adicional, el mal clima imperante
entre los dos socios mayores del Mercosur, una de cuyas causas fue el
apartamiento argentino del arancel externo común al resolver Cavallo,
sin consulta previa con los socios, elevar los derechos aduaneros para
la importación de bienes de consumo y anularlos para los bienes
de capital, en una definición muy amplia. Frente a esto parece
menos claro que nunca si Brasil y la Argentina están en condiciones
de negociar en conjunto con la Unión Europea.
También influyó el propósito de Cavallo de modificar
la convertibilidad, incluyendo al euro a la par del dólar. En este
sentido, los europeos preferirían esperar a que la propuesta sea
sancionada por el Parlamento, ya que verían ese cambio como una
demostración del interés estratégico que le otorga
la Argentina a Europa. Esto a pesar de que la entrada en vigencia de la
cesta de monedas está supeditada a un suceso eventual, que es la
revaluación del euro hasta equipararse con el dólar. Papel
decisivo en el desbande de la reunión, que debía celebrarse
entre el 18 y el 20 de mayo, le cupo a Alfonso Cortina, presidente de
Repsol-YPF y copresidente por Europa del Foro. Ayer, finalmente, quedó
oficializado el aplazamiento con el acuerdo de los otros dos copresidentes,
el argentino Carlos Bulgheroni (Bridas) y el brasileño Luiz Furlan
(Sadia). Aunque el Foro es privado, opera como respaldo fundamental para
las negociaciones oficiales, que ahora precisamente quiere acelerar la
Comisión Europea (gobierno común de la Unión), como
siempre que el ALCA, promovido por Estados Unidos desde la gestión
de Bush padre, da signos de dinamización.
De todas formas, los europeos se resisten a constituir un área
de libre comercio entre la Unión y el Mercosur, temiendo el bloqueo
de la iniciativa por su propio lobby agrícola interno. Baste decir
que de los temas agrarios se ocupa un francés. Los europeos prefieren
hablar sólo de un acuerdo interregional de comercio.
Aunque la reunión de Buenos Aires quedó pospuesta, está
previsto celebrar en Bruselas un rendezvous con los comisarios (así
se denominan los ministros de la Unión Europea) para anticiparles
un conjunto de medidas de facilitación de negocios (early crop
measures, según se las llama en inglés). Se trata de disposiciones
aduaneras o de transparencia que no requieren negociación porque
ninguna de las partes asume costo alguno.
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