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Carrió y Gutiérrez pulsean en la
Cámara mientras esperan las cajas

Llegaron desde Estados Unidos las cajas con documentos sobre lavado de dinero. Sigue la discusión sobre la Comisión Investigadora.

Elisa Carrió, presidenta de
la comisión investigadora.
Sus correligionarios radicales piensan ponerle límites.

Las cajas con la información sobre lavado de dinero que realizó el Senado de los Estados Unidos están a punto de llegar. Hasta ahora, parece haber sólo dos diputados entusiasmados por abrirlas: la radical rebelde Elisa Carrió y el demócrata mendocino Gustavo Gutiérrez. El Frepaso, sin exhibir gran euforia, ya designó a su representante ante la futura comisión investigadora, Graciela Ocaña, una legisladora que conoce el tema pero de bajo perfil. Carlos Soria sería el representante del PJ, que prefiere no inmiscuirse en el armado de la comisión. El problema, por ahora, está en el radicalismo. La posibilidad de que nombres de actuales funcionarios de gobierno aparezcan entre los documentos norteamericanos puso nerviosos a varios de sus integrantes y por ello intentan dejar bien en claro –una forma sutil de decir “limitar”– las atribuciones y alcances de la comisión.
El dilema de los radicales no preocupa a Carrió y Gutiérrez. Este último aseguró a Página/12 que “si hay personas que participaron en casos de lavado de dinero y hoy son funcionarios del gobierno tendrán que dar explicaciones”. Oficialmente los diputados de la UCR aseguran que este problema no existe, pero más de un legislador y otros tantos funcionarios del gobierno no ocultan los nervios que le producen la llegada de los documentos norteamericanos. Trascendió que éstos demostrarían la participación del Banco Macro –el actual jefe de Gabinete, Chrystian Colombo supo ser vicepresidente de una de las compañías de esta entidad entre 1997 y 1999– en operaciones cruzadas prohibidas con el Banco República propiedad del menemista Raúl Moneta.
Esta preocupación se expresó de dos maneras. Por un lado, el propio presidente Fernando de la Rúa tuvo que salir ayer a desmentir las versiones sobre un supuesto alejamiento de Colombo debido a que su nombre figuraría en la información estadounidense. La otra fue la falta de definición del bloque radical para designar a su representante en la comisión. El nombre del cordobés Mario Negri suena con insistencia, pero en su despacho sostienen que es poco probable porque la secretaría general del bloque “le insume mucho tiempo”. También se habla de que podría ser el entrerriano Guillermo Corfield, un contador de muy bajo perfil pero que, según fuentes del bloque: “tiene experiencia en bancos”. Beatriz Nofal es otra candidata que se baraja para integrar la comisión.
Ahora bien, lo que sí le preocupa a los legisladores autores de las denuncias es que el oficialismo cumpla su promesa de aprobar sobre tablas, en la sesión del próximo miércoles, la conformación de la superanunciada comisión. Ayer, ambos se reunieron con Negri. Allí comenzaron a delinear el perfil de la comisión a partir de los tres proyectos que existen en Diputados. Carrió aseguró que se acordó que la comisión será “investigadora”. No un tema menor: que el proyecto que impulsaban Darío Alessandro y Jesús Rodríguez le otorgaba apenas el rango de comisión de seguimiento. “Se va a investigar pero no podrá allanar o citar a testigos por la fuerza pública. Todo lo que vaya a hacer tiene que tener previa y expresa autorización judicial”, dijo la chaqueña al término del encuentro con Negri.
Carrió y Gutiérrez, de todas maneras, evalúan la posibilidad de apoyarse en la Unidad Fiscal de Control de Delitos Tributarios y Contrabandos (UFITCO) conducida por Maximiliano Rusconi con quien Carrió piensa encontrarse hoy.
Lo que todavía resta definir es la cantidad de integrantes –serían entre siete y nueve legisladores– y el plazo de trabajo que rondaría entre 90 y 120 días. Para Gutiérrez la comisión no debería tener más de siete miembros porque “el secreto del éxito de la investigación es manejarse con un criterio muy cuidadoso en la información y no es conveniente abrir tanto la base”. La discusión no se detendrá durante el fin de semana ya que se intenta tener todo cerrado hasta la próxima sesión. Las cajas que llegarán de los Estados Unidos contienen dos juegos de copias autenticadas por el Senado norteamericano. El material quedará depositado en el Ministerio de Justicia. Luego se lo trasladará al Colegio de Escribanos para ser certificado antes de derivarlo a la Cámara baja y al Poder Judicial.

 


 

PIDEN SE PROCESE A CLAUDIA BELLO
Cajita nada feliz

El fiscal Carlos Stornelli le pidió a la jueza María Romilda Servini de Cubría que procese a Claudia Bello, por administración fraudulenta e incumplimiento de sus deberes como funcionaria. Cree que es responsable del pago de un sobreprecio superior a los 2 millones de pesos para la confección de 300 mil cajas de propaganda oficial sobre la preparación de la Argentina para afrontar el llamado “efecto 2000”.
La ex titular del Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP) y ex secretaria de la Función Pública había sido denunciada por la Oficina Anticorrupción (OA) por contrataciones directas con agencias de publicidad por más de 8 millones de pesos para realizar la campaña para prepararse ante el famoso “Y2K” que, junto a las cajitas en cuestión, incluía fotos de la propia Bello y del ex presidente Carlos Menem. Las maniobras irregulares habían sido detectadas por la Sindicatura General de la Nación (Sigen).
En su dictamen, Stornelli dice que Bello y otros miembros del directorio del INAP “perjudicaron los intereses confiados en el manejo de los fondos asignados para la realización de la campaña mencionada, mediante la abusiva disposición de los bienes del Estado y con la finalidad de procurar el lucro indebido para sí y para terceros. Obviaron, dice, “los mecanismos legales requeridos para la determinación de los precios involucrados en esos actos”. Incluso está probado, señala, que las empresas de publicidad beneficiadas con la contratación –Lautrec y High Comm S.A– “efectuaron con posterioridad a la ejecución de la campaña numerosas disposiciones de dinero respaldadas con documentación adulterada”. El fiscal pide también el procesamiento de directivos de esas firmas.

 

OPINION
Por Eduardo Aliverti

Pornografía

Son días de desnudos completos y sexo explícito. Los actores protagonistas de las dos obras más difundidas del momento dejaron a un lado pudores, hipocresías, falacias. Y eso siempre es una buena noticia cuando se trata de actores políticos, aunque haga falta redondearla.
Domingo Cavallo archivó la batería de recursos histriónicos con que durante más de un mes entretuvo antes a la popular que a la platea y los palcos. Enfrentó las cámaras nervioso, dubitativo, desmemoriado, furciador, y anunció aproximadamente lo mismo que le costó el puesto al vocero militar que lo antecedió en el cargo. Adiós al mago que nunca hubo y que quisieron ver tanto desesperado, tanto entregado y tanto estúpido. Lo único que amortiguó un poco su strip tease es que el de algunos viejos compañeros de ruta fue más descarado, más impúdico.
La P que precede a Justicialista ya no es de partido sino de patota. Una banda abroquelada en torno de un presumiblemente futuro reo, que se junta para la foto y les dice a los radicales que metan mano en la Justicia porque uno de sus jefes no puede ir preso. Aun en un país como éste, jamás se había llegado a extremo semejante. Salir un partido político, en el Congreso de la Nación, a decirles a toda la sociedad, a los jueces, a los fiscales y al Gobierno algo así como “señores, así se demuestre que Menem es el capo de una asociación mafiosa que vendió armas no se lo debe tocar; busquen la manera que sea para sacarlo de la causa y arréglenlo rápido porque, de lo contrario, la guerra va a incluir que no les votemos una ley más”. Hace acordar a la famosa frase de Roosevelt cuando lo consultaron sobre las atrocidades de la dictadura nicaragüense: “Somoza es un gran hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
En principio, la noticia es que Cavallo y la patota peronista quedaron tan enteramente desnudos que no haría al sentido común la persistencia de un solo ciudadano en chocar otra vez contra la misma piedra.
Pero el tema es que el ministro de Economía, la dirigencia oficialista en su conjunto y ese mamarracho falsamente opositor son emergentes, apenas eso, de un poder verdadero que está en otra parte. En el capital ultraconcentrado, en la gran banca, en las corporaciones extranjeras. De modo que son efectivamente descartables y sustituibles por otros iguales, mientras la sociedad no afecte a su enemigo en serio.
Si las elecciones fueran hoy, las ganaría Ruckauf, que representa a una derecha todavía más brutal que ésta con sus pretensiones de Estado policíaco y sus arrebatos xenófobos. Y es ahí donde entre la duda acerca de si termina sirviendo y aprovechándose, para algo mejor, que tanto pirata quede sin más ropa que sus garfios.

 

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