Por Carlos Rodríguez
Balas que pican cerca vio pasar
ayer, por más de tres horas, el jefe de la Policía Federal,
Rubén Santos, quien deslindó toda responsabilidad personal
y señaló al ex Cuerpo Guardia de Infantería (hoy
Agrupación Guardia de Infantería) como encargado directo
del manejo de los servicios adicionales para garantizar la seguridad en
los estadios de fútbol, sistema que habría dado lugar a
una estafa investigada por la justicia. Fuentes judiciales dijeron a Página/12
que el comisario Santos, al declarar como imputado ante el juez Julio
Lucini, presentó datos estadísticos que indicarían
que desde que asumió el número de policías destinados
a custodiar los estadios fue disminuyendo. Sin embargo, la irregularidad
más grave comprobada en la causa ocurrió el 11 de marzo
pasado, durante un clásico entre San Lorenzo y Huracán,
cuando Santos llevaba un año y dos meses como jefe de la Federal.
La situación procesal del jefe máximo se decidirá
en diez días, pero se estimaba que no sería procesado,
al menos por el delito más grave, que es el de asociación
ilícita. Desde hoy, y por dos semanas, se tomarán
otras 18 indagatorias a jefes intermedios presuntamente involucrados.
Al retirarse a la tarde del Palacio de Tribunales, Santos incurrió
en alguna contradicción, tal vez por la presión que significó
la presencia de varios medios periodísticos. Santos confirmó
implícitamente las irregularidades. Todos los elementos aportados
le permiten al juez clarificar todo lo ocurrido, señaló
rodeado de micrófonos y precisó que la documentación
aportada por él permite saber lo que hizo la Policía
Federal para contrarrestar este tipo de situaciones y evitar que se repitan
(sic) situaciones como éstas. Después, dijo que le
había aclarado a Lucini que de existir los hechos irregulares
en todos los casos no pueden estar ausentes los clubes, ya que toda
vez que un hombre nuestro concurre a cumplir un servicio de policía
adicional, en todos los casos firma el representante del club.
Fuentes judiciales comentaron a este diario que Santos dijo desconocer
totalmente los hechos que se investigan, dado que el servicio de
policía adicional en los estadios de fútbol era manejado
directamente por sus subordinados, en alusión a los jefes
que pasaron por el ex Cuerpo Guardia de Infantería, entre ellos
los cinco altos jefes hoy procesados y con orden de detención pendiente.
El comisario mayor Oscar Horacio Lissi fue jefe del citado cuerpo entre
los años 1995 y 1997, y luego fue sucedido en el cargo, primero
por el comisario Juan Bautista Eduardo Miño y luego por el comisario
Hugo Miguel López, de quien los testigos dijeron que había
intentado morigerar los hechos irregulares, no obstante lo cual también
fue procesado por su rango y porque conocía los hechos.
Otro de los procesados por asociación ilícita
es el comisario retirado Roberto Galvarino, ex jefe de la Dirección
de Orden Urbano en 1999, de la que dependía el Cuerpo Guardia de
Infantería, que cuando ocurrieron las irregularidades tenía
su sede en la propia jefatura de la Federal. Tanto Galvarino como Lissi,
el primero en situación de retiro y el segundo en disponibilidad,
ocuparon sucesivamente la Superintendencia de Seguridad Metropolitana
designados en ambos casos por el comisario Santos, que los puso al frente
de los 14.000 hombres encargados de cubrir todos los servicios de seguridad
capitalinos. La caída de Galvarino se produjo tras la fuga de tres
presos famosos del Departamento Central de Policía y Lissi fue
relevado por Santos tras el estallido del presente affaire.
Ahora hay que analizar la veracidad de los datos aportados por el
comisario Santos, confió la fuente consultada por este diario,
quien recordó que los presidentes de los clubes señalaron
que el número de policías recién se redujo después
del operativo realizado por el juez Mariano Bergés, entonces a
cargo de la causa, el 11 de marzo pasado en el Nuevo Gasómetro.
Allí se comprobó que la Policía Federal había
cobrado por la presencia de 156 hombre que nunca habían concurrido
al estadio. Otras fuentes allegadas a la causa aseguraron que Santos avaló
un acta firmada por el comisario Juan Carlos Robles y el comisario retirado
Juan Antonio Duhalde, jefe de seguridad y gerente de San Lorenzo de Almagro.
El acta fue descalificada por Bergés en el auto de procesamiento.
La interpretación que haga Lucini sobre este aspecto central de
la causa será fundamental a la hora de resolver la situación
procesal de Santos. El jefe de la Federal se encargó ayer de resaltar
ante el juez que desde que asumió trabajó para disminuir
el número de policías adicionales. Esto incluyó
el reemplazo del Cuerpo Guardia de Infantería por la Agrupación
Guardia de Infantería, que paralelamente se mudó a una dependencia
ubicada en Cavia y Figueroa Alcorta. Mal puedo querer perjudicar
a los clubes, sostuvo Santos, quien luego dijo que si hubo
irregularidades, los mismos clubes nunca pudieron ignorarlas.
En la investigación ya se había señalado, como dato
que indicaría una posible connivencia, que curiosamente, la mayoría
de los clubes capitalinos tienen como jefes de seguridad a ex policías
federales. Uno de ellos, el ya nombrado comisario Duhalde, fue procesado
por encubrimiento. El suspenso por la situación de Santos se alarga
otros diez días.
RUCKAUF
SUSPENDIO LA CONSTRUCCION DE OCHO PENALES
Al final, no se hacen las cárceles
Después de impulsar la
derogación del dos por uno que previsiblemente sumará
presos a las ya repletas cárceles, y en un momento en que
se suceden motines en las comisarías, como consecuencia de las
pésimas condiciones de alojamiento de los detenidos, el gobernador
bonaerense Carlos Ruckauf anunció que la promocionada construcción
de nuevas cárceles quedará para más adelante. Ruckauf
debió dar marcha atrás con su proyecto por razones económicas
y decidió echarle el fardo al gobierno nacional, al que responsabilizó
por la complicada situación financiera que atraviesa
el país. El gobernador sostuvo que es imposible construir
sin dinero y hoy la Argentina no tiene crédito.
Ruckauf confirmó que por el momento se suspenderá la licitación
para la construcción de ocho cárceles nuevas con capacidad
para 640 internos cada una, que fueron proyectadas para aliviar la superpoblación
que afecta al sistema penitenciario provincial y en un intento por descomprimir
la tensa situación que se vive en las comisarías, donde
se repiten los motines. Hay que tener en cuenta que, actualmente, la población
carcelaria en todos los penales provinciales asciende a 15 mil internos,
más otros 6 mil que están alojados en las comisarías
bonaerenses. La decisión se conoció un día después
de que un tribunal marplatense ordenara al Ejecutivo provincial a que,
en un plazo de treinta días, traslade a todos los presos de las
comisarías a unidades carcelarias.
Yo no puedo inventar lugares en las cárceles, quiero que
se construyan, pero hay una situación financiera muy complicada.
Hay que esperar que se produzca esta reversión que (el presidente
Fernando) De la Rúa y (el ministro Domingo) Cavallo piensan darle
a la economía, manifestó el gobernador.
Por su parte, el subsecretario de Política Penitenciaria y readaptación
social bonaerense, Miguel Angel Pló, explicó que el retraso
de las licitaciones se produjo porque las empresas oferentes nos
piden permanentes postergaciones de las convocatorias, requerimientos
fundados en su imposibilidad de poder determinar costos, y por las elevadas
tasas de los préstamos que deben tomar, dijo el funcionario.
Según recordó Pló, el plan prevé la construcción
de ocho penitenciarías cuyos diseños fueron aprobados
por el gobierno provincial a través del sistema de leasing
(alquiler con opción a compra).
Se trata de ocho cárceles proyectadas hace un año, que deberían
ser construidas en las localidades de Dolores, Azul, Barker (Benito Juárez),
Saavedra, General Lamadrid, María Ignacia Vela (Tandil), Urdampilleta
(Bolívar) y Campana.
Pló insistió en que las prisiones son necesarias para
el funcionamiento de la Justicia en la provincia de Buenos Aires y las
consecuencias derivadas de esta forzosa postergación, son también
graves. Aunque sostuvo que no estamos al borde del colapso,
reconoció que el tema es preocupante.
Cambios al dos por
uno
Tras realizarle varias modificaciones que lo endurecen más
aún, el Senado nacional devolvió a la cámara
de Diputados el proyecto de ley que deroga el sistema del dos
por uno, que regula la reducción de penas y la excarcelación
de procesados y condenados sin sentencia firme.
El senador radical Jorge Agúndez, indicó que la Cámara
alta coincidió en la necesidad de derogar el dos por
uno, por tratarse de un cómputo que provoca desigualdades
manifiestas. El proyecto redactado por el Senado exime los
jueces de tener que dar explicaciones ante el Consejo de la Magistratura
en los casos en que una persona procesada permanezca durante dos
años o más en prisión y sin sentencia firme,
a diferencia de lo que estipulaba el proyecto de Diputados.
El nuevo documento que fue aprobado por dos tercios de los
presentes en la Cámara alta mantiene el plazo de dos
años y uno de prórroga para que el juez pueda emitir
sentencia a partir del dictamen de prisión preventiva, y
establece mecanismos de control para evitar la morosidad judicial.
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