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El hombre que se quiere entregar 35 años después

Es Ronnie Biggs, el famoso ladrón
inglés del �robo del siglo�. Gran Bretaña nunca logró su extradición de Brasil. Pero ahora, a los 71 años y muy enfermo, dijo que quiere volver a su país.

Deseo: �Mi último deseo es entrar
a un pub de Margate como cualquier ciudadano inglés y comprar una �pinta� de cerveza�, confesó el célebre ladrón.

El robo de Biggs y su vida
fue tema de libros y películas.

A los 71 años, el inglés Ronnie Biggs escribió un nuevo final para la película de su vida: después de tres décadas y media de un exilio dorado en Río de Janeiro, el célebre protagonista del llamado “robo del siglo” –ocurrido en 1963 en Gran Bretaña– comunicó a Scotland Yard su voluntad de entregarse para cumplir con su condena. Víctima de tres infartos en los últimos 18 meses, Biggs espera ser internado en una clínica inglesa –“aunque sea de una prisión”– para recuperar el habla y volver a caminar. Sin embargo, su mayor anhelo se relaciona con lo que él llama “ser parte de la cultura inglesa nuevamente”: “Mi último deseo es entrar a un pub de Margate como cualquier ciudadano inglés y comprar una pinta de cerveza”.
La decisión de Biggs fue publicada como primicia por el diario inglés The Sun. En una declaración difundida por su abogado en Londres, Biggs señaló: “Le pedí a The Sun que, desinteresadamente, facilitara mi regreso a Gran Bretaña”. El periódico hizo el contacto y el miércoles último el detective John Coles, de Scotland Yard, recibió un correo electrónico de Biggs. “Quisiera entregarme. Todo lo que necesito es un pasaporte para viajar de vuelta a Gran Bretaña. Estoy preparado para ser arrestado al llegar al aeropuerto de Heathrow y someterme a la ley”, escribió. Al pie del mensaje colocó su firma y su huella digital escaneadas, para que no hubiera dudas de que se trataba de él.
Sin embargo, la agencia de noticias France Press difundió declaraciones del abogado brasileño Wellington Mousinho Lins dos Santos –otro de los representantes de Biggs– en las que negó que su cliente fuera a entregarse. Dos Santos consideró “extraño” que su defendido, que luchó “de manera casi animalesca” por su derecho a vivir en libertad en Brasil, haya optado ahora por volver “para vivir hasta los 99 años encarcelado”.
En el “robo del siglo” –el asalto a un tren que viajaba de Glasgow a Londres–, los ladrones se alzaron con un botín que actualmente equivaldría a 76 millones de dólares. El crimen le valió a Ronnie 30 años de prisión, de los que sólo cumplió 15 meses: en abril de 1965 usó una cuerda para escalar el muro de siete metros y medio de la prisión de Wandsworth, y se escapó en un camión de mudanzas. Ronnie recorrió 70.134 kilómetros alrededor del mundo con Scotland Yard pisándole los talones. Tras esconderse en los suburbios londinenses por un tiempo, Biggs viajó a París, donde le practicaron una cirugía estética que le permitió llegar a su destino final, Brasil, sin ser reconocido en sus escalas anteriores: Australia, Panamá, Argentina y Bolivia.
En 1974, el detective Jack Slipper, que lo había apresado en Londres y luego, tras el escape, dedicó su vida a perseguir a Biggs, fue quien logró encontrarlo en Río de Janeiro. “Ha pasado mucho tiempo sin vernos, Ronnie. Supongo que sabrás quién soy”, le dijo al entrar a su habitación en un hotel.
Cuando el final parecía evidente, el destino se puso del lado de Biggs: una carioca estaba embarazada de un hijo suyo, y el gobierno de Brasil se negó a otorgar la extradición, por ser el prófugo padre de un futuro ciudadano. Incluso, en 1981 fue secuestrado por un comando británico para llevarlo de regreso en forma clandestina, pero Brasil logró recuperarlo cuando Biggs ya estaba en medio del viaje.
Ronnie se estableció definitivamente en Río y encontró nuevas formas de ganarse la vida: grabó temas con los Sex Pistols y con Die Toten Hosen; preparó barbacoa para los clientes de su bar y vendió fotos autografiadas y remeras con la leyenda “Yo estuve con Ronnie Biggs”: era una forma de ganar dinero luego de que su vida de playboy evaporara la fortuna robada. Hasta su archienemigo detective Slipper viajó a Río, luego de jubilarse, para tomarse una cerveza con él.
Pero el tiempo ha pasado, y Biggs quiere volver a su país, aunque eso signifique no volver a ver a su hijo Michael y a su nieta Ingrid. “Sé que cuando parta será la última vez que la vea, pero he tenido una vida maravillosa. No me lamento de nada.” Las autoridades inglesas señalaron que Ronnie será arrestado “tan pronto como ingrese al Reino Unido; será llevado a prisión y podría enfrentar cargos adicionales” por haberse fugado de Wandsworth. La única esperanza para Ronnie es que el ministro de Interior británico, Jack Straw, use el poder que tiene para liberar prisioneros bajo “circunstancias excepcionales”. Un vocero de la cartera señaló que “la persona tendría que estar muy enferma para que el ministro intervenga”. “Normalmente, se aplica cuando alguien está cerca de morir”, agregó.

 

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