Por Eduardo Febbro
Desde
París
Estados Unidos perdió
ayer una de sus posiciones más estratégicas al quedar excluido
de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, al tiempo
que Francia salió reforzada en su posición interna tras
obtener 52 de los 53 votos en juego. Integrante pleno e ininterrumpido
a lo largo de un período que va desde 1947 hasta hoy, Norteamérica
perdió su lugar en el seno de esta Comisión con sede en
Ginebra y cuya meta consiste en velar por el respeto de los derechos humanos
en el mundo. Es precisamente esa Comisión la que hace tres semanas
condenó a Cuba y la misma que, con la presión norteamericana
y algunas alianzas de circunstancia, casi siempre consigue que China escape
a toda sanción internacional en el seno del organismo multilateral.
Fuentes diplomáticas consultadas por Página/12 admitieron
que la exclusión de EE.UU. constituye a la vez un hecho importante
y una sorpresa.
En esta comisión, los miembros son elegidos por un período
de tres años en función de un sistema de rotación
regional. Pese a las claras incongruencias de las alianzas y a los vetos
llenos de intenciones, la administración norteamericana siempre
supo evitar la tarjeta roja. Sin embargo, tal como lo reconocen varios
interlocutores, esta vez Washington no logró hacerse perdonar
los errores, las incoherencias y los desaciertos de la administración
Bush. Interrogado por Página/12 en París, Louis Joignet,
jurista, ex relator especial contra la impunidad de la ONU y consejero
del difunto presidente francés François Mitterrand, consideró
que el voto contra EE.UU. no se debe a la pena de muerte. Mire lo
que ocurre actualmente con China y, sin embargo, Pekín salió
reelecto en la Comisión. Más bien me parece que es a causa
de la imagen que George Bush da de EE.UU. y también por el hecho
de que, de alguna manera, los norteamericanos boicotean a la ONU, la utilizan,
no pagan su cotización. Todo eso, a la larga, termina cansando.
En París, varios representantes ligados a la diplomacia de los
derechos humanos destacaron el clima envenenado que se vivía
en el seno de la Comisión desde hace varios meses. Algunos piensan
que la primera potencia mundial, que es además el país líder
en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, paga el precio
de una política claramente unilateral en torno a temas esenciales
a la cohesión internacional, en especial el protocolo de Kioto
sobre el calentamiento del planeta. Es de destacar también el error
de la política de enfrentamiento deliberado que la administración
norteamericana lleva a cabo cuando se trata de discutir sobre Derechos
Humanos.
Las incidencias que la ausencia de EE.UU. podrían tener en el futuro
no despiertan comentarios tan positivos como puede presumirse. En este
sentido, si bien reconoce que la derrota de EE.UU. en una elección
es extremadamente importante, Louis Joignet declara que, aunque
resulte paradójico, habría preferido que Norteamérica
hubiera sido reelecta. En el seno de la ONU, cuando un Estado no está
presente ya no se lo puede poner en tela de juicio, queda fuera de toda
crítica eficaz: se lo puede impugnar pero no está presente
para responder, no se siente implicado. Joignet explica así
la presencia de países como China o Cuba en las instancias de la
Comisión de Derechos Humanos. De esa forma dice,
los podemos criticar. De lo contrario terminaríamos encontrándonos
en Familia, un poco como en el Consejo de Europa. Pero en la ONU es distinto,
ahí están las contradicciones.
A pesar del voto negativo, Washington hizo saber que éste no tendrá
incidencia alguna sobre la política de Derechos Humanos de
EE.UU. Con todo, Louis Joignet sostuvo que sin lugar a dudas tendrá
que replantear algunas opciones. Otro país que sufrió
el mismo revés que los norteamericanos fue Irán, excluido
con 29 votos. La región de Asia eligió en su lugar a Bahrein,
Corea y Pakistán. En cuanto a Africa y América Latina, estas
dos regiones no tuvieron que recurrir al voto. Ambos bloques se pusieron
antes de acuerdo sobre la designación de sus delegados. Sierra
Leona, Sudán, Togo y Uganda fueron elegidos para Africa mientras
que Chile y México ocuparán las bancas de América
Latina. En adelante, la ya polémica Comisión de la ONU funcionará
durante tres anos sin el país que con más empeño
promovió el voto contra Cuba.
EL
CAREO POR EL ESCANDALO DEL SENADO BRASILEÑO
Mentirómetro en vivo y en directo
En la lucha anticorrupción
en Senado y gobierno brasileños hay un solo enigma: hasta dónde
se decidirán a llevar la investigación los responsables
de ella. Porque todos en la opinión pública, y aun
en el gobierno parecen seguros de una mayor o menor culpabilidad
de los incriminados. El ex presidente del Congreso Antonio Carlos Magalhaes
y el ex líder del gobierno en la Cámara Alta, José
Roberto Arruda, fueron careados ayer con la ex directora de informática
del Parlamento, Regina Borges.
Una Comisión de Etica enfrentó a los senadores, y el enfrentamiento
fue televisado en vivo. Se los acusa de ordenar la violación del
panel electrónico en la votación que llevó a destituir
al senador Luiz Estevao de Oliveira. Como las votaciones son obligadamente
secretas en el Congreso brasileño, y como en él la lealtad
partidaria no existe, la lista era una útil herramienta de chantaje.
Por otra parte, el Ministerio Público brasileño reabrió
una investigación por desvío de recursos públicos
contra el actual presidente del Congreso, el senador Jader Barbalho, que
ya había sido archivada en tres oportunidades.
Blanco de casi innumerables denuncias, Barbalho fue acusado del desvío
de cinco millones de dólares del Banco del Estado de Pará
(Banpará), cuando gobernaba ese estado amazónico (1983-87).
El proceso a Barbalho fue archivado ya tres veces por prescripción,
pero el Banco Central pidió su reapertura. El argumento bancocentralista
parece atendible: como hay posibilidad de recuperar parte de los recursos
públicos desviados, el proceso no puede prescribir. Pero el presidente
del Central brasileño, Arminio Fraga, fue más lejos: responsabilizó
a funcionarios del Ministerio Público por la desaparición
de las pruebas contra los implicados.
Con las acusaciones por los desvíos en el Banpará no terminan
los problemas legales que tiene, o podría tener, Barbalho. También
fue acusado por estar envuelto en distintas irregularidades en la Superintendencia
para el Desarrollo de la Amazonía (Sudam), un organismo eliminado
el miércoles por el presidente brasileño Fernando Henrique
Cardoso, quien admitió que se había convertido en un nicho
de corrupción. Los millones de dólares de la SUDAM, según
investigaciones del Congreso, favorecieron más que a la cuenca
del Amazonas a la actual esposa de Barbalho, a otros familiares, y a socios
del senador.
Entretanto, los diputados Carlos Minc, Chico Alencar y Paulo Pinheiro
instalaron en una plaza del centro de Río de Janeiro un Pinocho
cuya nariz crece al oír mentiras y organizaron una encuesta en
la que la población se pronuncia sobre el castigo que se debe aplicar
a los senadores que violaron el secreto del voto de sus pares. Y también
instalaron un criadero de ranas, en alusión a los fondos
millonarios que obtuvo irregularmente del Estado la actual esposa de Barbalho.
Fuentes parlamentarias dijeron que el careo de ayer de los senadores,
en el cual los participantes conservaron sus posiciones de acusaciones
y desmentidas recíprocas y cruzadas, aportó poco a lo que
se sabía. La Comisión de Etica prometió expedirse
la semana próxima sobre si conviene empezar un juicio político.
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