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ALVAREZ SE DISTANCIO DEL FREPASO Y DEL GOBIERNO Y SE ACERCO A ELISA CARRIO
Chacho selló su dura renuncia de octubre

Carlos Alvarez completó el gesto a medias de hace siete meses, cuando dejó la vicepresidencia. Dijo que dejaba el día a día del Frepaso, pero pasó virtualmente a la oposición: señaló que la fuerza debía discutir su identidad, criticó a Cavallo porque �actúa como un primer ministro� y a De la Rúa porque lo deja hacer, y reivindicó a Carrió.
Alvarez y su esposa, Liliana Chiernajowsky, tras el discurso de renuncia en el Hotel Castelar. Ayer no formuló ninguna autocrítica por haberse ido. Solo por no haberse distanciado más.


Por Martín Granovsky

Carlos Chacho Alvarez terminó de dar el portazo y pasó a la oposición. Lo había empezado el 6 de octubre, con su renuncia a la vicepresidencia, de la que se cumplirán mañana exactamente siete meses. Completó el gesto ayer, cuando anunció por radio que tomaría distancia de la política y del día a día de la fuerza que él mismo recordó haber fundado, como si hablara de un dato histórico, y criticó con dureza a Domingo Cavallo, que es el corazón del actual Gobierno. ¿Y el Frepaso? Quedó incómodamente adentro, con dificultades para salir: esta vez, Alvarez dio el portazo y se llevó la llave.
El ex vice no lanzó ningún mensaje formal. Tampoco avisó antes a los dirigentes de la primera línea del Frepaso –desde ayer, por su ausencia, literalmente de primera línea– ni a los funcionarios del Gobierno. Todos se enteraron de su decisión al mismo tiempo que los oyentes de Nelson Castro y Oscar Gómez Castañón.
El mensaje de ayer no fue un discurso escrito como aquel de la renuncia en el Castelar. Sin embargo, al reconstruir los distintos argumentos de Alvarez, que se reproducen textualmente aparte, aparece un hilo que puede leerse de la siguiente manera:
Alvarez se alejó del Frepaso. La decisión es “tomar una distancia con la actividad política, con mi fuerza política”.
No se alejó la política. La toma de distancia no es absoluta, como una renuncia a la política y la conversión de Alvarez en un monje trapense. “Siento que tengo que tomar una distancia para pensar esa situación, para proponer estrategias, para proponer alternativas, pero eso no se puede hacer dentro de la coyuntura porque todos los mensajes quedan licuados en la idea de las lógicas partidarias”, dijo.
No cerró ninguna puerta. En ningún momento Alvarez habló de que su decisión fuera definitiva. Esto puede atribuirse a su propia perplejidad, pero también a la interpretación de que el final en la Argentina parece tan abierto, a corto plazo, que nadie está en condiciones ni de pronosticar. Por eso, si no hay pronóstico y las cosas pueden variar de manera tan extrema, ¿para qué fijar una posición tajante que pueda ser llevada por el viento? ¿Por qué hacerlo, si siempre queda la chance de verse obligado a desandar el camino?
Cuestionó al Frepaso. Dijo que debe “debe reflexionar” sobre “cuál es su identidad, cuál es su situación”.
Se desentendió del Frepaso. Chacho planteó su separación como un favor hacia la fuerza que creó. Pero dejó en claro que la reflexión propuesta debe ser realizada sin ningún tipo de chachodependencia. Que es no solo una forma de dar libertad sino, sobre todo, un modo de no involucrarse. La brecha entre Alvarez y el Frepaso pasó a ser tan nítida que Chacho acaba de cumplir con esta parábola: bendijo el último lunes, hace solo cinco días, la asunción de Juan Pablo Cafiero como ministro de Desarrollo Social, y nada menos que ayer se declaró por encima del Frepaso.
Criticó abiertamente a Cavallo en política. Dijo que el ministro incurre en “relativismo moral”. Cuestionó que Cavallo cometiera, al sugerir que la Corte Suprema debería ser el destino de la causa de las armas, “un error, una gran equivocación, que es disociar la necesidad de crecimiento económico y reactivación, de la calidad institucional, de la igualdad ante la ley, de una Justicia eficiente, de la necesidad de que los poderosos paguen”.
Negó el padrinazgo político sobre Cavallo. “¿Usted no fue un sostenedor del ingreso de Cavallo al Gobierno?”, le preguntó Castro. “No, yo lo que vi es un proceso que se venía, que después del fracaso de los ministros anteriores era inexorable la presencia de Cavallo.”
Oficializó su visión sobre Fernando de la Rúa. Dijo que Cavallo le fija la agenda al Gobierno y que es un virtual primer ministro, o sea que el Presidente no manda. Con este gesto, creo nuevos hechos consumados que impidan acercar posiciones con de la Rúa. Si el 6 de octubre comenzó eldivorcio de la pareja central de la Alianza, ayer se consumó el ciclo después del cual una reconstitución necesitaría que interviniera la Sacra Rota del Vaticano, el organismo papal encargado de anular los matrimonios para quitar a algunos fieles el peso pecaminoso del divorcio.
Se cuidó de no criticarlo en los objetivos de reactivación. No habló del paquete concreto de medidas pro-competitividad, del mismo modo que en su momento solo inició sus críticas a Machinea señalando solo que al ministro le faltaba “fuerza” para plantear el crecimiento.
Al mismo tiempo, se puso a la derecha del ministro. “Recién ahora tomó conciencia de que hay que hablarle a la gente pero hay que mirar a los mercados”, señaló.
No dio a Cavallo por muerto, pero tal vez sí. Alvarez solo criticó a José Luis Machinea en público cuando creyó que el ciclo del ministro estaba acabado. A Ricardo López Murphy no le atribuyó ningún futuro. Lo dio por liquidado de entrada. Si ahora se distancia de Cavallo se abren tres lecturas. La primera: solo está cuestionando al ministro de Economía por su actitud peligrosa para las instituciones. La segunda: empieza a criticar públicamente a Cavallo porque, como hizo con Machinea, no le ve perspectiva de éxito alguna. La tercera: Alvarez puede haber razonado que, si Cavallo tiene éxito, él no lo capitalizará porque quedó afuera del Gobierno incluso antes de la decisión de ayer; y, si Cavallo fracasa, el estallido será tan grande que le convendrá estar lejos del centro de la explosión.
No se arrepintió de haber renunciado a la vicepresidencia, sino de no haber formado un movimiento parapartidario. “La verdad es que tengo que reconocer que una inercia me siguió poniendo en un lugar en el que yo estaba incómodo. Ahí cometí muchos errores. Me dejé llevar por las ideas socarronas de que iba a fundar una ONG. No fui sincero con lo que sentía. Sentía que después de la crisis del Senado no podía seguir dando vueltas alrededor del Gobierno, e inclusive del Frepaso, y tenía que alejarme, pensar en otro lugar, actuar en una sociedad civil.” (En rigor, en su momento Alvarez no terminó de dar el portazo por miedo a que la sociedad y los analistas financieros lo sindicaran para siempre como el responsable del default argentino).
Elogió cálidamente a Elisa Carrió. Tal como había hecho hace un mes en un reportaje concedido a Página/12, ayer Alvarez destacó varias veces el valor que le atribuye a la diputada en el combate contra la corrupción y el lavado de dinero. En lugar de esgrimir un discurso antipolítico, Alvarez refirmó su “respeto por la actividad política, mucho respeto por mucha gente que hace honestamente política partidaria y que se sacrifica”. Cuando dijo que “hay muchísima gente muy valiosa y muy honesta”, Alvarez no mencionó a Juan Pablo Cafiero, Darío Alessandro o Aníbal Ibarra sino a Carrió. No es que los considere deshonestos: es que eligió tender un puente público con Lilita. También dijo que el crecimiento de la imagen de la diputada radical “está mostrando que la sociedad no hace una dicotomía entre la economía y la moral sino que asocia la virtud, una sociedad más moral y más decente con una sociedad más próspera”.
Si esto es dejar la política, que Aristóteles, Maquiavelo y Locke reescriban ya mismo sus obras.

 

Claves

Alvarez impactó con su anuncio de que dejaba la política.
Sin embargo, conviene no hacer una interpretación literal: aclaró que tomaba distancia tanto del Frepaso como del día a día de la actividad.
Dijo que se equivocó no cuando dejó la vicepresidencia sino cuando no fue a fondo en la formación de un movimiento social apartidario.
Como a la vez criticó duramente al Gobierno, su abandono de la política debe interpretarse solo como un abandono de la política de la Alianza.
Sus colaboradores no sabían el jueves lo que anunciaría ayer.
Cuando elogió la política solo pronunció un nombre: el de Elisa Carrió, la diputada radical que abandonó la Alianza y creció con un discurso de combate a la corrupción y al lavado de dinero.
El Frepaso se reunió durante toda la tarde de ayer para discutir su futuro sin Chacho, que no renunció formalmente pero dejó en claro su alejamiento.

 

Pequeño Alvarez ilustrado

Estas son las principales expresiones textuales de Carlos Chacho Alvarez, en su intento por explicar en varias radios porteñas su alejamiento del Frepaso y de lo que él llamó la “política del día a día”.

“Mi decisión es tomar una distancia con la actividad política y con mi fuerza política. Ya desde la renuncia del Senado planteé mi visión de que había tal nivel de desligitimación de la política que no se puede revisar solamente en el día a día cuando todo lo que uno dice parece obedecer a cuestiones tácticas, de interés personal, de candidaturas, de lucha por el poder.”

“Considero importante tomar distancia de mi partido, que necesita una aireación y pensarse a sí mismo como un colectivo político y social que está pasando una etapa difícil. También necesita romper esta idea de estar dependiente de quien creó esa fuerza política y reflexionar acerca de cuál es su identidad, cuál es su situación.”

“Cavallo fue un inexorable. Yo lo que vi es que era un proceso que se venía, que después del fracaso de los ministros anteriores era inexorable la presencia de Cavallo que planteaba un programa con algunos matices respecto de las propuestas más ortodoxas.”

“Yo lo que veo es que hay un pensamiento, que está instalado en el poder, de que el desarrollo económico de Argentina necesita convivir con niveles importantes de impunidad. Lo veo como cultura, ya no desde el punto de vista de lo táctico, de las opiniones políticas. Parecería que para
bajar el riesgo país, para generar credibilidad, habría que meter toda la basura abajo de la alfombra. Y yo creo, al contrario, que hay una relación muy fuerte entre la calidad del desarrollo económico y la calidad de las
instituciones.”

“Uno puede estar de acuerdo con la entrada de Cavallo porque es evidente que tiene más ideas económicas que otros. Pero es el ministro de Economía y parece el primer ministro. Nadie del gobierno le sale a contestar cuando opina sobre quién tiene que juzgar a Menem. Creo que la Alianza tiene que salir a hacer un pronunciamiento muy fuerte en contra de lo que planteó Cavallo para ponerlo en su lugar al ministro de Economía. Porque creo que si no la Alianza estaría renunciando a muchas de las cosas que planteó.”

“Ahora hay un clima de ver cómo se acuerda para resolver, no el tema Menem, porque yo no creo que el tema que se está discutiendo acá sea Menem sino si a la Argentina le conviene o no esclarecer qué pasó en la década del ‘90 con la corrupción, con la conductas de los sectores dominantes. Yo creo que en el tema que plantea la diputada Elisa Carrió y en el tema de las armas lo que se está poniendo en discusión es si en serio vamos a construir una Argentina con mayor claridad y con mayor institucionalidad, con reglas claras, con reglas igualitarias para todos.”

“Cuando yo renuncié tuve una situación de tironeo sobre dónde situarme que resolví mal. Porque tendría que haber hecho lo que sentía en ese momento, ayudar a generar ese movimiento de participación de ciudadanos independientes, que creo que es muy necesario en la Argentina. Yo sabía que después de la renuncia tenía que tomar distancia. Eso es lo que sentí y no pude hacer. Ahora, realmente, me doy cuenta de eso.”

“Yo voy a seguir interviniendo en lo que pueda para apoyar las cosas que creo que hay que apoyar. Por eso, decía, hay que apoyar muy fuertemente enla Cámara el trabajo de la diputada Elisa Carrió, porque es un problema estratégico de l Argentina que construimos.”

“Al Gobierno lo veo muy atascado con el tema de la salida económica. O sea, con una agenda única, que es ver si este país empieza a salir del pozo y se reactiva. Veo un gobierno hiperdependiente de que el ministro de Economía acierte en la coyuntura. Y me parece lógico, porque la gente lo que quiere es reactivación y trabajo. Pero al ministro de Economía se le está haciendo un poquito más difícil de lo que él creía. Tenía una visión más superficial de la crisis que vivía la Argentina. El pensaba que llegaba y con su prestigio dominaba la complicada coyuntura económica. Por eso, me parece que planteó tan agresivamente ese discurso de dejemos de lado a los mercados y miremos a la gente, y creo que ahora tomó conciencia de que hay que hablarle a la gente pero también hay que mirar a los mercados.”
(Declaraciones tomadas del diálogo entre Carlos Chacho Alvarez y el periiodista Nelson Castro.)

 

Otras voces
Beatriz Sarlo (ensayista)
“Chacho Alvarez acaba de anunciar su retiro con un lenguaje psicológico. Para alguien que hizo política desde la adolescencia, la falta de ‘motivación’ es una fórmula demasiado banal. Alvarez, que debe saberlo, irá encontrando otras. Las decisiones personales deben ser respetadas. Pero las decisiones de quien fue uno de los tres políticos más importantes de la Argentina, no pueden recibir el trámite benevolente que podría reclamar un hombre empeñado en cambiar de profesión porque ha descubierto que no le gusta el medio donde la ejerce. La decisión de Alvarez habla del fracaso que sufrió su proyecto de renovar un vínculo político con la sociedad después de la renuncia a la vicepresidencia. No pudo sostener en la práctica las razones que lo habían llevado a esa resolución. No persistió ni tuvo esa constancia a mediano plazo que es cualidad esencial de los políticos. Se entiende bien que quien llegó a la cima de su popularidad, y perdió enseguida ese capital político, quiera examinar no aquella decisión de la renuncia, sino todos los actos y omisiones que la vaciaron, convirtiéndola en un gesto sin futuro. Nadie jugó tanto y perdió tanto, tan velozmente. El ciudadano Alvarez tiene todo el derecho de elegir su esfera de actividad. El político Alvarez tiene, además, una obligación: traducir en términos políticos las palabras con que explica su retiro. Probablemente Alvarez, la semana que viene o el mes que viene, encuentre argumentos mejores; quizás sea posible que decida volver a la política, porque vuelva a sentirse “movilizado” o “motivado”. Pero lo que ha dicho hoy no tiene sentido salvo que piense seriamente que, como la política está muy cuestionada por la gente (esas fueron más o menos sus palabras), el único camino es el retiro. Si esa fuera la actitud de otros políticos, no quiero imaginar el futuro de la Argentina. Por supuesto Alvarez no es el único responsable de ese futuro, pero cuando alguien ha prometido mucho, como prometió Alvarez, el retiro es una opción cuyas contradicciones se parecen demasiado a inconsecuencias”.

Elisa Carrió (Diputada, UCR)
“Yo básicamente creo que por lo menos algunos de nosotros vamos a hacer cosas para que Chacho vuelva. Yo, personalmente, tuve enormes diferencias con él pero no por lo que él era, sino porque no persistió con fuerza en sus propias convicciones en materia económica y de lucha contra la corrupción. Por otro lado, estoy convencida que Chacho es una de las personas más buenas y decentes de la clase política argentina que, además, me respaldó mucho en la comisión de investigación sobre lavado de dinero. Espero que vuelva. Vamos a tratar de construir un país para que pueda volver.”

Tomás Abraham (Filósofo)
“Chacho Alvarez sigue siendo una figura política, es una figura, creo que una de las más importantes junto con Cavallo. Cavallo ocupa cada vez más lugar y todo espacio le queda pequeño. Alvarez transmite que los espacios que ocupa le quedan grandes, que cada vez quiere menos lugar. Alvarez y Cavallo son los dos nuevos políticos de la Argentina, cuando hagan yunta algo cambiará. El partido radical está muerto, el Frepaso nunca nació. El único partido político con fuerza en la Argentina sigue siendo el movimiento justicialista. Casi no existe un hombre en la política argentina que renuncia a cuotas de poder, que haga una autocrítica sobre sus oscilaciones. Alvarez es un político de futuro porque en un país donde la gente se quema a corto plazo, la importancia de su actitud, la renuncia a la vicepresidencia, el no pactar con el Senado, el pensar, muestra a un político distinto que la sociedad todavía no entiende, pero que quizá sea reconocido más adelante. En la medida en que la sociedad valore este tipo de conducta política, de gente que no quiere encaramarse a puestos de poder mientras pueda, en la medida en que esto suceda, la sociedad argentina podrá cambiar. Alvarez no se resigna ni renuncia sino que está intentando otro camino para hacer política en la Argentina. Además, una sociedad como la nuestra que está todo el tiempo pidiendo que los políticos cambien, ahora tiene uno que cambió: vamos a ver si lo reconocen.”

Pacho O’ Donnell (Legislador del PJ)
“La decisión de Chacho de alejarse de la política es una pérdida muy importante porque lo conozco y sé la excelente persona que es. Comparto su concepto acerca de lo duro que es estar en la política cuando se tienen buenas intenciones ya que es un medio en gran medida degradado y en donde suelen imponerse las malas artes. De todas maneras, creo que este derrumbe de Chacho no debe desanimar a aquellos que superan la queja estéril en relación a la política y consideran que su deber es el de comprometerse con ella para modificarla y mejorarla. de esa palabra surge algo que puede ser cierto pero que aparece como muy difícil que es la esperanza de poder construir política por fuera de la política. Yo creo que es una posición ingenua porque inevitablemente, en algún momento, planteos como esedesembocan en elecciones internas, o elecciones generales, o toda esa parafernalia que es esencial, lamentablemente, de lo político. Inevitablemente, la política se juega en el campo de la política y hay que tener fuerza para aguantar todo lo que duele de la política.”

Enrique Zuleta Puceiro (Analista y consultor)
“Supongamos que este gesto de Alvarez es un gesto sincero y profundo. No es la primera vez que él toma esas actitudes y asume gestos tajantes de esta naturaleza. Sin embargo, sus declaraciones actuales tienen un alcance mucho más tajante que situaciones anteriores. Las doy por ciertas y profundas. Creo que esta vez no es un movimiento táctico, como fue su renuncia o su posterior anuncio de la creación de un movimiento. Hay esta vez un componente existencial que nos obliga a profundizar el análisis: Alvarez expresa con singular dramatismo la posición de una larga serie de líderes políticos que desde posiciones progresistas se vieron forzados a afrontar las inclemencias de la política real y los riesgos y costos de gobernar. Quienes llegan a esta situación, queman las naves y el regreso a las posiciones de protesta les está vedado. Una vez que la sociedad les entrega la confianza para gobernar, su mecanismo de premios y castigos suele ser muy cruel. Creo que Alvarez exagera su juicio acerca de la política y la envergadura de la crisis de su partido. Al fin y al cabo, lo único a que se vio obligado el Frepaso es a gobernar un país que le había entregado toda su confianza y jamás puso condiciones que la Alianza no pudiera cumplir. Fracasó simplemente una opción política preparada para enfrentar victoriosamente al menemismo pero aún inmadura para afrontar el costo de gobernar. No creo que la actitud de Alvarez deba extenderse más allá de su propia perspectiva personal. La política es como es y no cómo nos gustaría que sea. Lo razonable es reconocer estas condiciones y estimular a quienes día a día sí están dispuestos a asumir esa responsabilidad. Si todos tomáramos este tipo de actitudes, la política sería sencillamente imposible y estaría en manos de quienes no tienen mayores reparos morales.”

 

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