Por Adriana Meyer
No me voy a profugar,
fue la frase más repetida por Antonio Erman González, el
ex ministro multifunción de Carlos Menem, durante su declaración
indagatoria, como para exorcizar el fantasma de su posible detención.
El juez federal Jorge Urso lo interrogó como sospechoso de haber
integrado la asociación ilícita que concretó la venta
de armas a Croacia y Ecuador pero recién en julio, tras la declaración
de Menem, resolverá si fue o no uno de los organizadores. Por lo
tanto, Erman salió caminando de los tribunales federales y afirmó
que por fin se terminó la pesadilla, tratando de mostrarse
aliviado. Sin embargo, su situación quedó más comprometida
(ver aparte). Durante la extensa declaración, el contador riojano
insistió en que las iniciativas relativas al comercio de armamento
no surgieron de las máximas autoridades de la administración
menemista sino de estamentos inferiores, y que esa actividad
se inició durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Además,
aportó documentación que involucra al ministro de Economía,
Domingo Cavallo.
Asistido por su fiel secretaria Liliana y su abogado Fernando Archimbal,
Erman presentó un dictamen de la Cancillería sobre la viabilidad
de la venta de cañones a Bolivia, realizado durante el paso de
Cavallo por ese ministerio. La defensa parece haber planeado una estrategia
que incluye salpicar al ministro de Economía, eterno enemigo de
González. Sin embargo, el ex interventor de Fabricaciones Militares
(FM) Luis Sarlenga declaró que la exportación a Bolivia
se frustró por la oposición de Cavallo. Hace dos semanas,
cuando la situación de Erman empezó a empeorar a partir
de la citación (para el 10 de mayo) en la otra causa que investiga
el contrabando de armas en el fuero penal económico, el ex funcionario
había enfatizado que todos los que firmaron los decretos
debían rendir cuentas. Cavallo es uno de ellos, además de
Menem, pero los investigadores de la causa consideran que haber firmado
los decretos que posibilitaron la maniobra no es suficiente para llamarlos
a indagatoria.
Tengo la conciencia tranquila, afirmó Erman a las 10.40,
de traje gris y zapatos sin cordones, mientras subía las escalinatas
de Comodoro Py en medio de un tumulto de cronistas, reporteros y camarógrafos.
Cuando le preguntaron si pensaba que, tras la declaración, iba
a salir caminando de los tribunales, contestó ¿y de
qué otra manera, en camilla?, mientras trastabillaba y Liliana
trataba de protegerlo.
En ese momento dijo que pensaba responder todas las preguntas. Y cumplió.
Fueron unas 70 entre las que formuló el juez, asistido por el secretario
Juan Martín Hermida, y el fiscal Carlos Stornelli. El acusado respondió
con detalle, apoyado por la precisa memoria de su secretaria y con serenidad
durante la mayor parte de la audiencia. Sin embargo, a cada rato repetía
no me voy a profugar. Su calma se quebró en tres momentos
de la indagatoria:
Cuando le preguntaron si fue
apoderado de alguna cuenta en el exterior o si tenía firma junto
a otra persona. Erman habría sacado dinero a través de la
filial argentina de la UBS, de Suiza.
Cuando tuvo que responder sobre
los empleados riojanos de Fabricaciones Militares Jorge Alcalde, Miguel
Scarinche y Carlos Alberto Gómez, que habrían respondido
a Emir Yoma.
Cuando le pidieron explicaciones
sobre su relación laboral con Sarlenga. González fue contador
de la empresa Fase, propiedad del ex interventor de FM. Ayer no negó
conocer al hombre que con su confesión envió a la cárcel
a Yoma y convulsionó el caso.
El ex ministro de Trabajo, Economía, Defensa y Acción Social,
ex vicepresidente del BCRA, ex diputado y ex embajador en Italia aseguró
que la venta de material bélico nunca fue una política
de Estado del gobierno de Menem, sino que las propuestas surgieron
de la comisión interministerial creada por decreto durante la gestión
de Raúl Alfonsín. En dos oportunidades insistió en
que las iniciativas de venta de armasiban desde los estamentos inferiores
a los superiores. La sala II de la Cámara Federal, que marcó
el camino en cuanto a la teoría de que en este caso hay una asociación
ilícita, opina que fue a la inversa. Al respecto, Erman aportó
documentación referida a las operaciones de venta de armamento
concretadas durante el anterior gobierno radical. Pretendió
demostrar que esta actividad venía desde antes y que los radicales
también vendieron cañones, comentó a Página/12
un funcionario judicial.
Tampoco negó haber conocido a Yoma, aunque indicó que fue
a través del hermano mayor del empresario, Muhammad Amin, que tenía
una curtiembre de zapatos en la que supo llevar los números. Al
traficante sirio Monzer Al Kassar lo vio una vez cuando se lo presentó
Amira Yoma y aseguró que sólo mantuvo con él un trato
protocolar.
Ante las cámaras que lo esperaban fuera de los tribunales Erman
se mostró desahogado. Es cierto que zafó de algunos pronósticos
que lo ubicaban tras las rejas y que su situación será resuelta
por Urso recién en julio, tras el paso de Guido Di Tella, Martín
Balza y Menem por el juzgado, también acusados de formar una banda
delictiva. Pero quienes presenciaron la indagatoria aseguran que González
llegó preocupado y se fue preocupado.
CHACHO
CRUZO A CAVALLO Y SE SUMARON ALFONSIN Y MOREAU
La basura bajo la alfombra
La causa por la venta ilegal
de armas a Ecuador y Croacia dio que hablar ayer en la Alianza pero no
por la situación de Carlos Menem, sino por la declaración
del ministro de Economía de que el caso debería pasar a
manos de la Corte Suprema. Veo un pensamiento dominante donde parecería
que para bajar el riesgo país y para generar credibilidad hay que
meter toda la basura debajo de la alfombra, advirtió Carlos
Chacho Alvarez, quien consideró que sería
muy sano que el Presidente salga a diferenciarse de estas declaraciones
de Cavallo y llamó a la coalición a emitir un pronunciamiento
que cuestione lo que dijo el ministro de Economía. Es
una posición muy equivocada, se sumó rápidamente
Raúl Alfonsín en contra de Cavallo y también el senador
Leopoldo Moreau salió a criticarlo. El secretario de Legal y Técnica
de Economía, Alfredo Castañón, lo defendió.
Alvarez sostuvo que Fernando de la Rúa tendría que diferenciarse
de su ministro de Economía porque si no, lo que hace es incentivar
esta imagen de que el que Gobierno es Cavallo. A propósito
de la defensa del titular del Palacio de Hacienda a Menem y su propuesta
de que la Corte Suprema se encargue de juzgar a los funcionarios importantes,
el líder del Frepaso denunció que parece haberse instalado
una teoría de que la Argentina necesita convivir con niveles
importantes de impunidad para lograr un presunto desarrollo económico.
Veo un pensamiento dominante precisó donde parecería
que para bajar el riesgo país y para generar credibilidad hay que
meter toda la basura debajo de la alfombra.
La Alianza estaría renunciando a muchas de las cosas que
planteó, si deja correr como una opinión propia las palabras
de Cavallo, alertó también ex vicepresidente y exhortó
a la coalición a formular un pronunciamiento que cuestione
lo que dijo el ministro de Economía.
Sus palabras encontraron rápida reacción en Alfonsín.
El ex presidente declaró que encuentro razón
en la opinión de Alvarez y destacó que es una posición
muy equivocada la de Cavallo. Además de proponer que la vía
de la Corte Suprema, el ministro consideró que a Menem había
que entenderlo en la complejidad de lo que ha tenido que administrar.
Castañón defendió a su jefe y apeló a un remanido
recurso de los políticos: Fue malinterpretado. El secretario
Legal y Técnico de Economía afirmó que Cavallo no
dijo que este caso en particular lo tiene que tomar la Corte Suprema,
sino que el sistema judicial argentino debería ser como el
de España, que si tiene que juzgar a un Presidente o a un miembro
del gobierno con fueros lo hace la Corte Suprema. El funcionario
cavallista se pronunció, además, a favor de mantener
al juez natural de la causa, Jorge Urso.
Vuelven a dar vigencia a ese viejo dicho que sostiene que todo lo
que reluce no es oro, ironizó Moreau acerca de las declaraciones
de Cavallo, de quien destacó que en el último tiempo,
el ministro de Economía se ha dedicado a indultar a la corrupción.
El primer indulto lo hizo en la causa del Senado, después indultó
a Emir Yoma y, más adelante, a Pedro Pou. Moreau coincidió
con Alvarez en que De la Rúa no debería permitir que
se comprometa la opinión del Gobierno.
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