Las 16 cajas que contienen la información sobre lavado de dinero,
enviadas por el Senado de Estados Unidos, ya están en la Argentina.
Sin haber sido abiertos, los documentos ya desataron una disputa entre
la diputada Elisa Carrió y una buena parte del gobierno de Fernando
de la Rúa. Según fuentes cercanas a la legisladora chaqueña,
en ellos se detallaría la participación del jefe de Gabinete.
Chrystian Colombo fue durante el gobierno de Carlos Menem vicepresidente
de Macro Valores, una empresa del banco Macro. Según los investigadores,
Macro Valores habría realizado operaciones cruzadas con el Federal
Bank, entidad financiera relacionada con el República, el banco
del menemista Raúl Moneta. Fuentes cercanas al jefe de Gabinete
hicieron trascender su bronca con las acusaciones. A Carrió no
le importó: Nosotros presentaremos las pruebas, aseguró
anoche.
El solo arribo de las cajas generó nerviosismo y enojos en el gabinete
de De la Rúa, quien el jueves tuvo que salir a desmentir el alejamiento
de su jefe de Gabinete. Colombo, según versiones confirmadas por
fuentes confiables del Gobierno, estaba profundamente molesto por el escaso
apoyo que había recibido dentro del propio oficialismo. La versión
que molestó a Colombo es que su nombre estaría escrito en
los documentos del Senado de Estados Unidos que detallan las operaciones
cruzadas entre el banco Macro y el Federal Bank que le permitieron al
primero, a través de Macro Valores donde Colombo ejercía
la vicepresidencia, adquirir el Banco de Salta con una garantía
del República.
Ayer el ministro de Justicia, Jorge de la Rúa, recibió las
cajas de manos del asesor legal del FBI en el país, William Godoy.
El hermano del Presidente se sintió obligado a hablar del caso:
Tenemos plena confianza en Colombo. (Las versiones) son plenas conjeturas
y yo me limito a las palabras de la diputada Carrió que dijo que
el nombre de Colombo no figura en los documentos. En Jefatura de
Gabinete añadían otro dato: en declaraciones radiales matutinas
el periodista Andrés Oppenheimer, quien vino a presentar su libro
Ojos Vendados, que investiga el tema del lavado, explicó que el
apellido Colombo no figura en ningún documento del Senado norteamericano.
Pero el sosiego del Gobierno duró poco. Durante el programa televisivo
El juego limpio, que conduce Nelson Castro por Todo Noticias,
la diputada radical dijo que Colombo la había acusado de implicarlo
en casos de lavado de dinero sin aportar pruebas. Ante su reacción
machista no hicimos más que entregar las pruebas sobre lo que dijimos,
aseguró Carrió. E indicó que descreía que
esto pueda terminar en el desplazamiento del jefe de ministro: Acá
todos juegan a la permanencia. Un ejemplo es el caso Pedro Pou, al que
la comisión bicameral le demostró que era el agente del
lavado de dinero en la Argentina y si no se hubiera peleado con (el ministro
Domingo) Cavallo, hubiera continuado al frente del Banco Central. Es la
muestra palpable de que el Estado mafioso busca destruir la República.
Ahora resta que la Cámara de Diputados apruebe el miércoles
la comisión investigadora que, se descuenta, presidirá la
Carrió. Ayer, el titular del cuerpo, Rafael Pascual, confirmó
que ello ocurrirá. La decidida posición de Pascual tiene
al menos dos razones: la imposibilidad de postergar su integración
ahora y la presión ejercida por el propio Colombo que anhela un
rápido dictamen de la comisión para destrabar su incómoda
situación. Por estas horas, el jefe de ministros evalúa
la posibilidad de enviar una carta pública a Pascual pidiendo se
acelere el dictamen.
Carrió sabe que no tendrá apoyo absoluto de su propia bancada,
pero no le preocupa quedar en minoría en la Comisión. Pero
ni la legisladora ni el demócrata mendocino Gustavo Gutiérrez
temen a esa situación. La gente ya sabe que nosotros decimos
la verdad. Si ellos nos ganan una votación, la gente sabrá
que se trata de un intento de garantizar la impunidad, imaginan.
MAS
DENUNCIAS POR USO IRREGULAR DE PLANES LABORALES
El escándalo llegó al Estado
Además de
militantes universitarios, también al menos 54 empleados de diversos
organismos estatales habrían sido beneficiarios irregulares de
los planes Nuevos Roles Laborales, que desde 1999 el gobierno
porteño destinaba supuestamente a jefes de familia desocupados.
Así se desprende de la denuncia que presentó ayer la diputada
de la ciudad Vilma Ripoll (Izquierda Unida).
La legisladora denunció que los planes fueron otorgados a empleados
en actividad de la Anses, el Instituto Nacional de la Administración
Pública, el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea,
el Comfer, el Conicet, Migraciones, Desarrollo Social, Vialidad, Cancillería,
Ministerio de Trabajo, PAMI, Policía Federal, Servicio Penitenciario
y Secretaría de Turismo.
La presentación judicial, patrocinada por el abogado Juan Carlos
Giordano, involucra además a personal del Registro Nacional de
las Personas y de Parques Nacionales. En total, detalla los nombres de
54 beneficiarios de los 200 pesos mensuales que cumplen o cumplían
tareas en esas entidades. Según los denunciantes, 28 de esas personas
continúan trabajando en el Estado. En la actualidad, el resto ha
sido dado de baja.
Resulta imposible a esta altura creer que estos hechos fueron improvisados
y aislados señaló Ripoll en su denuncia. Hay
fuertes indicios de que funcionarios del Gobierno de la Ciudad, como los
ya denunciados Jorge Viscuso y Miguel Ponce, actuando en complicidad con
directivos de distintas ONG y militantes o punteros de la Alianza, han
actuado planificadamente para direccionar caudales de la Ciudad, en forma
delictiva. La causa fue abierta por fraude contra la administración
pública, malversación de caudales públicos, incumplimiento
de los deberes de funcionario público y asociación ilícita.
Hasta el giro que tomó ayer el caso, las denuncias de la Defensora
del Pueblo de la Ciudad, Alicia Oliveira, habían involucrado en
el usufructuo de los planes a cientos de alumnos universitarios. Según
la Defensoría, fueron universitarios al menos el 15 por ciento
de los 5500 beneficiarios de los planes, que implicaron el desembolso
total de 9 millones de pesos. Ayer, el subsecretario de Promoción
Social porteño, ex defensor adjunto de la Ciudad y ex dirigente
estudiantil, Rafael Veljanovich, en cuyo entorno surgió el primer
caso del escándalo, aseguró que no participó del
otorgamiento de dichos planes a miembros de Franja Morada: Yo me
hago cargo de ser ingenuo, pero de ninguna manera soy cómplice.
Hay gente que pudo haber estado trabajando conmigo, que tuvo responsabilidad
en esto y hay que investigarlo. Sean dirigentes o no, militantes o no,
van a tener que responder.
Expulsados de Franja
Franja Morada decidió separar de sus filas a los acusados
de haber cobrado planes laborales, mientras se desarrolla
la investigación y a la espera del fallo judicial.
Queremos afirmar a la sociedad y a los que se dicen militantes
de la agrupación y aprovechan espacios de responsabilidad
para obtener beneficios individuales que la Franja Morada no es
esto..., no es una organización mafiosa..., no financia a
sus militantes a través de mecanismos espurios y ocultos,
afirmó el titular de la regional Buenos Aires, Emiliano Yacobitti.
Los acusados pertenecen al sector allegado al viceministro del Interior,
Lautaro García Batallán; sector de la UCR al que pertenece
Rafael Veljanovich, y que comandó la FUBA durante 1999 y
2000.
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