Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


La crisis de la aftosa británica
derivó en rebeliones y suicidios

Una granjera se atrincheró en su casa con sus cinco ovejas para impedir que las sacrificaran. Pero anoche las mataron igual. Casos similares terminaron en suicidio. Un problema económico que ya causa estragos psíquicos.

La orden oficial es sacrificar a todo animal que esté cerca de un caso identificado de aftosa.

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Aunque el gobierno anunció esta semana que la crisis “está bajo control”, la aftosa continúa causando en Gran Bretaña estragos económicos y sanitarios, pero también psíquicos: el obligado sacrificio de los animales derivó en crisis emocionales de innumerables granjeros que vieron quemarse los cadáveres de su ganado, en muchos casos queridos como mascotas. Algunos recurren a medidas extremas, como Carolyn Hoffe, una robusta escocesa que decidió atrincherarse con sus cinco ovejas en el living de su casa para impedir que las sacrifiquen. Anoche Hoffe perdió la batalla. Mostrando una orden judicial, la policía procedió a cumplir con el plan gubernamental: sacrificar a todos los animales que se encuentran en un radio de tres kilómetros de un caso identificado de aftosa. Varios casos como el de Hoffe ya terminaron en suicidios.
Hoffe no está sola. Desde mediados de marzo, cuando la crisis pareció incontenible, se sucedieron las medidas desesperadas de granjeros que se enfrentaban de golpe a la ruina económica y un futuro incierto. A principios de abril, John Basyliss, de 56 años, se mató con una pistola y, aunque no hubo una carta de despedida, sus vecinos, granjeros también, no tuvieron dudas de la razón. “La gente está muy asustada, bajo mucho estrés y acosada por la depresión”, comentó en su momento Graham Jones, un vecino suyo. Otro granjero del sur de Inglaterra, Glyn Lewis, de 59 años y tres hijos, se colgó del establo unos días después de que todo su ganado fuera sacrificado.
Estos casos ilustran la desesperación de muchos. Debido a que la aftosa es una enfermedad que se puede transmitir en un radio de 60 kilómetros mediante el viento o por el contacto con el suelo pisado por el animal enfermo, el gobierno impuso desde el comienzo de la crisis, a fines de febrero, fuertes restricciones al movimiento del ganado y de sus dueños. Unas 16 mil granjas llegaron a estar inmovilizadas en el momento pico de la epidemia en un intento de impedir el avance de algo que más que aftosa parecía la peste de la muerte roja del cuento de Edgar Allan Poe.
A esta restricción del movimiento se sumó una política de sacrificio del ganado que, sano o no, estuviera en un radio de 3 kilómetros de un caso identificado. Los veterinarios del Ministerio de Agricultura se apersonaban en las granjas con un rifle automático y ejecutaban a los animales que eran luego quemados en unas siniestras hogueras medievales. En muchos casos iban acompañados de la policía para vencer la resistencia de los granjeros. Unos dos mil efectivos militares fueron convocados para asistir en la remoción de cadáveres animales y la quema. En las pacíficas y verdísimas praderas británicas empezó a flamear el tétrico humo de la carne chamuscada de cientos de miles de animales.
En medio de esta crisis, el gobierno de Tony Blair decidió no convocar a elecciones anticipadas el 3 de mayo a pesar de la ventaja de 20 puntos que gozaba en las encuestas. La preocupación del laborismo se puso de manifesto hace dos semanas con un ternero, llamado Fénix, que haciendo honor a su nombre, sobrevivió la hoguera a la que estaba destinado con su madre y emergió de las cenizas cuatro días más tarde. La foto del ternero ganó las primeras planas de los diarios y el mismo Blair intervino para que no fuera sacrificado. Ni lerda ni perezosa, la más célebre luchadora de los derechos animales del mundo y simpatizante del neofascista Frente Nacional francés, la actriz Bridgitte Bardot, intervino para salvar a Porky, un pequeño cerdo también destinado a la hoguera en el sur inglés.
El jueves, el gobierno anunció que la crisis estaba “bajo control”. En una conferencia de prensa, el primer ministro Tony Blair, flanqueado por su ministro de Agricultura, Nick Brown, y sus principales asesoresveterinarios y científicos, puntualizó que había que permanecer “vigilantes”, pero que lo peor había pasado. El saldo oficial es devastador. Más de dos millones de cabezas de ganado fueron sacrificadas, hubo unos mil quinientos casos confirmados de aftosa y, según consultores económicos, el costo en indemnizaciones a los granjeros y de ayuda a la industria del turismo, que se vio igualmente afectada por la cuarentena de zonas enteras de Gran Bretaña, se situará en los varios miles de millones. Sumado a la enfermedad mortal conocida como vaca loca, este golpe abre un signo de interrogación sobre el futuro mismo de la industria agropecuaria. No en vano la misma Carolyn Hoffe indicó que si sacrificaban a sus ovejas, probablemente no volvería a su granja. No sería de extrañar que con el dinero de la indemnización, muchos otros agricultores se inclinen por reiniciar sus vidas lejos del campo.

 


 

DENNIS TITO VUELVE A TIERRA
Las valijas del regreso

Lo bueno, si breve, dos veces bueno: tras una semana de estadía en la estación espacial internacional, el multimillonario estadounidense Dennis Tito regresará a la tierra a bordo de la nave rusa Soyusz, que aterrizará en Kazajstán durante la madrugada del domingo.
Tito –quien pagó 20 millones de dólares por las vacaciones espaciales– señaló que quiere aprovechar al máximo las últimas horas de su expedición, y se dedicará a tomar más fotos y a escuchar música clásica en su walkman. Aunque las autoridades de la NASA criticaron la aventura y solicitaron que Moscú compense económicamente el tiempo de investigación que se ha perdido por la estadía de Tito, el capitán de la Soyuz indicó que el huésped cooperó con la tripulación, y hasta ordenó la cocina y la despensa.

 

PRINCIPAL