Por
Fernando Cibeira
Cada
tanto, a Liliana Chiernajowsky le gusta aclarar que está hablando
a título personal. Es decir, que no lo hace en nombre de Carlos
Chacho Alvarez de quien es esposa, ni del Frente
Grande del cual forma parte de su conducción, ni del
gobierno de la ciudad del que es subsecretaria de Coordinación.
O sea, que Chiernajowsky tiene opiniones propias que la alejan, en ciertas
ocasiones, hasta de lo que piensa su marido, a quien le reconoce errores.
Por ejemplo, no duda en afirmar que la Alianza fracasó y que ella
no hubiera puesto en práctica la recomposición con el Gobierno
que intenta el Frepaso con la asunción de Juan Pablo Cafiero en
Desarrollo Social. Poco después de la reunión de la conducción
del Frente Grande y del anuncio de Alvarez de retirarse de la política
diaria, Chiernajowsky recibió en su despacho a Página/12,
consumiendo cigarrillo tras cigarrillo.
¿Apoya el nuevo intento de inserción en el Gobierno
que está buscando el Frepaso a partir de la llegada de Juan Pablo
Cafiero a un ministerio?
Yo no era de las opiniones a favor de dar ese paso. De todas maneras,
confío mucho en Juampi, me parece sumamente apropiado a la función
que va a desempeñar. Es más, lo sé uno de los pocos
varones absolutamente comprometidos con temas como la niñez o los
derechos humanos. El tema es el margen que tengas para desarrollar esas
políticas.
¿El Frepaso conseguirá alguna vez influir en la toma
de decisiones del gobierno como pretende?
Ese sería un anhelo muy cortito del Frepaso. El Frepaso está
muy preocupado por la situación que pasa el país y por lo
económico, pero también por otros temas. Por ejemplo, por
las definiciones que se vayan tomando en cuestiones vitales como son las
causas que se están definiendo en la Justicia, y las presiones
que recibe. La dirigencia de este país tiene que darse cuenta de
que la única forma de recuperar la política de la profunda
falta de credibilidad que tiene es luchando por la depuración de
las instituciones. Tiene que sacarse de encima la práctica de que
la gobernabilidad se negocia por impunidad y que los consensos se construyen
con entendimientos a espaldas de la gente. Las declaraciones de Cavallo
sobre Menem fueron absolutamente desafortunadas. Tenemos que recordarle
que vivimos en una democracia y que somos todos iguales ante la ley.
¿Cavallo dijo eso por razones de gobernabilidad, por cercanía
con Menem o por preocupación por su propia situación?
Todo eso. Lo que me preocupa es que está muy arraigada la
idea de que la gobernabilidad se negocia, se garantiza con impunidades
varias. Eso es nefasto. La otra cuestión que nos preocupa es ver
el espectáculo insoportable de una democracia extorsionada todos
los días por el mercado que no duda un segundo en poner al país
en jaque para defender sus intereses. Está muy bien que el ministro
de Economía haya salido con una propuesta de políticas activas,
porque es lo que se necesita. Pero al mismo tiempo este país tiene
un endeudamiento tremendo y un déficit del que nos tenemos que
hacer cargo. Tarde o temprano iba a venir un ajuste, el tema es cómo
se distribuye el sacrificio ante esta situación, que siempre se
concentra en las mismas espaldas.
¿No es contradictorio que el Frepaso se haya ido del gobierno
con el ajuste de López Murphy y vuelva con el de Cavallo?
Tengo una mirada personal sobre este tema. Después de la
renuncia de Chacho resulta difícil tener una inserción en
el gobierno, que nunca fue un gobierno de coalición. Hubo una hegemonía
muy clara de una de las fuerzas. Este problema si no lo pudimos resolver
con Chacho en el gobierno, es muy difícil que lo resolvamos sin
él. Entonces quedan quienes piensan más en el sentido de
la responsabilidad de un gobierno que ayudamos a crear y otros piensan
en la forma de insertarse en esegobierno. Eso es una tensión. Está
bien hacerte cargo y ser responsable, pero de lo que puedas asegurar que
vas a hacer. Esa es mi objeción.
¿Sigue pensando que el Frepaso se tendría que ir del
gobierno?
Yo dije eso cuando fue designado López Murphy, porque imaginé
que iba a hacer un ajuste ortodoxo coherente con su trayectoria económica
y que ese era un límite claro para esta fuerza. Cosa que, además,
luego sucedió.
¿El panorama cambió?
No. El fracaso de la Alianza es una lectura ineludible. Lo de Cavallo,
ante la situación gravísima en términos económicos
y la ausencia de alternativa, si puede trabajar con más aval que
otros, bienvenido sea. Pero la situación es la misma. En lo político
por la falta de acuerdos básicos y en lo económico porque
siempre tenemos la misma receta, que escapa a las promesas que la Alianza
le hizo a la ciudadanía.
¿El fracaso de la Alianza significa que no tiene que existir
más?
No, digo fracaso en términos económicos y políticos.
La mayor desazón que uno puede sentir es que no se ve una ruptura
fuerte con la cultura menemista, creo que eso es lo que más amargó
a Chacho. Él sabía que la situación económica
era difícil, pero tenía muchas esperanzas puestas en que
la Alianza marcaría una ruptura en términos políticos
con lo que significan viejas prácticas, como consensos pergeñados
de la peor manera, fortalecer las instituciones o el ajuste de la política.
Dijo que Chacho estaba amargado, también se escribió
que está deprimido y que no sale de su casa. ¿Cómo
está realmente?
El tema de si está deprimido o no, es irrelevante. Desde
su renuncia no pudo encontrar paz. Se sintió tocado en aquellos
aspectos que no sólo se comprometió y defendió públicamente,
sino en temas en los que giró la práctica y discurso de
toda su vida política. A partir de ahí hizo intentos que
para mí fueron desafortunados. Esto de primero irse porque no aguantó
más y luego eso de hacernos cargo porque este también era
nuestro gobierno, haciendo una especie de ética de la responsabilidad.
En esos andariveles estuvo, creo que desafortunadamente, hasta que primó
lo esencial en él que es una visión crítica de la
no ruptura de la Alianza con la cultura menemista. Decidió tomarse
un tiempo de reflexión y de alejamiento. Creo que lo debe haber
tomado como un alivio.
Pero al tiempo que Chacho se aleja, el Frepaso se acerca al Gobierno.
¿Eso significa desde ahora que cada uno irá por su lado?
También hay situaciones personales que entender en la política.
Él lo vivió todo como una experiencia personal muy dura,
que lo marcó profundamente. No significa que no acompañe
la decisión de la fuerza de asumir otra responsabilidad en el gobierno.
En su anterior intento de salir de la política hubo muchos
frepasistas que se enojaron, ¿qué dirán ahora?
Bueno, tendremos que bancar eso. Chacho construyó una fuerza,
gran parte de la existencia de esta fuerza tuvo que ver con su conducción,
su creatividad, su capacidad para generar escenarios. Pero él ahora
necesita otra cosa y la fuerza tendrá que hacerse cargo.
¿El gobierno de la ciudad está mostrando un modelo
distinto al que le critica al gobierno nacional?
Partimos de una situación diferente. No tenemos los apremios
que tiene el gobierno nacional, en eso no voy a ser tan necia. Se han
hecho muchas cosas en el gobierno porteño que yo reivindico, cosas
muy buenas en la política educativa. También se está
haciendo una inversión muy importante en infraestructura cuyos
resultados se van a ver bien dentro de un tiempo.
Con Chacho fuera del Frepaso, ¿ese liderazgo lo ocupará
Aníbal Ibarra?
Tenemos que ser muy cuidadosos con esta fuerza. Porque por un lado
se gestó con un liderazgo muy fuerte, pero también con una
pluralidad muy grande. Entonces, hay que ir despacito, contener a todo
el mundo y eso requiere una acción muy orgánica. Por supuesto,
con la fuerza de loscompañeros que tienen la mayor responsabilidades
institucionales en este partido.
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