Página/12
en Gran Bretaña
Por
Marcelo Justo
Desde Londres
Artífice
de la invasión del Líbano en 1982, y responsabilizado de
la masacre de refugiados palestinos ese mismo año, el primer ministro
israelí Ariel Sharon asegura que está en favor de un acuerdo
de paz con los palestinos si éstos abandonan la violencia. En diálogo
con Página/12 Manuele Ottolengi, especialista de política
israelí del Centro de Estudios de Medio Oriente de la Universidad
de Oxford, examinó el perfil político del líder israelí.
¿Es Sharon un halcón que, como Nixon con la China
comunista, puede hacer la paz con el enemigo o es un duro a secas?
Las dos cosas. Si ve la posibilidad de un acuerdo de paz, avanzará
de lleno por esa vía. Si persiste la violencia, será mucho
más duro que otros mandatarios israelíes en el pasado. Cuando
Ehud Barak regresó de Camp David el año pasado con las manos
vacías, Sharon no criticó tanto lo que había ofrecido
como el modo en que había planteado la negociación. Sharon
dijo que era absurdo empezar una negociación poniendo sobre la
mesa la oferta final que uno está dispuesto a hacer. Es una cuestión
metodológica: así no se negocia. Desde el punto de vista
político y diplomático esto tiene sentido. La propuesta
actual de Sharon es que los palestinos se queden con un 42 por ciento
de Cisjordania y establezcan un estado palestino. Es mucho menos de lo
que ofrecía Barak, que cedía casi un 97 por ciento de Cisjordania,
pero no se trata del acuerdo final: es un punto de partida. Es cierto,
sin embargo, que la opinión pública no está hoy dispuesta
a apoyar una propuesta como la de Barak, debido a la violencia que hay,
que polarizó a la sociedad israelí hacia posiciones mucho
más duras. Lo mismo pasa con los palestinos. En este marco es perfectamente
realista lo que propone Sharon: que haya un cese el fuego antes de empezar
a negociar. Es difícil que haya negociaciones mientras ambas partes
se están matando.
El problema es que Sharon ha dicho cosas mucho más duras
que esa crítica metodológica. ¿Qué piensa
en concreto sobre temas clave para un acuerdo como el Estado palestino,
la cuestión de los refugiados y los asentamientos judíos?
Sharon no tiene problemas con la idea de un estado palestino, pero
prefiere que los dos temas más polémicos de la negociación
refugiados y Jerusalén sean postergados o desplazados
hacia un comité internacional o algo similar que se pronuncie sobre
el tema en unos cinco o 10 años. Esto despejaría el camino
de obstáculos y permitiría llegar a un acuerdo interino
entre las partes.
Pero los palestinos aspiran a un acuerdo permanente y además
Sharon dijo que Jerusalén no es negociable.
Es cierto. Pero lo mismo sucedió con otros predecesores suyos,
incluido el mismo Ehud Barak. Todos saben que para llegar a un acuerdo,
se tiene que alcanzar algún tipo de solución sobre el tema
de Jerusalén. En parte esta solución no haría más
que formalizar una situación existente en el terreno. En significativas
partes de Jerusalén Oriental, la soberanía israelí
es una pura formalidad: el lugar está dominado por palestinos y
está gobernado por ellos. El problema de Jerusalén no es
la soberanía sino qué pasa con la Ciudad Vieja, con los
lugares sagrados y con los barrios judíos construidos después
de la ocupación de 1967.
Más allá de las intenciones de Sharon, ¿qué
margen de maniobra tiene?
En una situación de guerra como la actual, Sharon no tendrá
muchas dificultados para mantener un gobierno de unidad nacional. El problema
seplanteará cuando haya negociaciones. Ahí tendrá
que inclinarse hacia los sectores intransigentes o negociadores de su
gobierno. Creo que todavía falta bastante para llegar a ese punto.
Uno de los problemas para iniciar negociaciones es que ninguna de
las dos partes puede dar el primer paso porque sería una señal
de debilidad ante su opinión pública.
Es uno de los más graves obstáculos. Se necesita alcanzar
una fórmula por la que ambas partes aparezcan ganando. No es imposible.
Por ejemplo, con el pedido palestino de que se congele la construcción
de nuevos asentamientos. La demanda de propiedades en los asentamientos
ha decaído muchísimo a raíz de la violencia y hay
miles de casas vacías que nadie quiere comprar, a pesar de que
son baratísimas. En vez de proceder a un congelamiento por razones
políticas, Sharon puede decir que los congela por razones económicas.
Se solucionaría el problema sin que nadie salga perdiendo.
Tras el fracaso del proceso de paz de Oslo, ¿qué esperanzas
puede haber de que un nuevo acuerdo tenga éxito?
Es necesario saber si lo que fracasó con el proceso de Oslo
fueron los principios o su implementación. El principio básico
de Oslo es dos estados, dos pueblos. Ambas partes debían aceptar
el derecho a la existencia del otro. Creo que hoy la mayoría de
los palestinos e israelíes se preguntan si la violencia actual
es un rechazo a la implementación de este proceso o a sus principios.
Si lo que está en cuestión es la implementación,
se puede solucionar. Si el problema son los principios del acuerdo, es
irresoluble.
¿Qué plazos tiene el actual gobierno israelí
para reiniciar el proceso de paz?
Formalmente el período de gobierno de Sharon termina en noviembre
del 2003. Dada la naturaleza de la coalición y la fragmentación
del parlamento, creo que el gobierno se dividirá apenas el proceso
de paz tome vuelo. Pero para eso falta. Mi impresión es que la
guerra de desgaste que está teniendo lugar ahora continuará
durante bastante tiempo. Dentro de lo que se puede predecir, no veo ningún
acuerdo de paz a la vista en este año.
La
diplomacia del Papa
En
su viaje número 93 fuera del Vaticano, luego del enésimo
perdón de su Papado (esta vez, frente a la Iglesia ortodoxa),
el Papa Juan Pablo II llegó ayer a Siria, donde fue recibido
por el presidente Bashar al-Assad (foto). El líder sirio
atacó a Israel y Juan Pablo II respondió pidiendo
el cumplimiento de las leyes internacionales, pero enfatizó
que debe haber comprensión entre judíos, musulmanes
y cristianos ya que son las tres religiones vinculadas a Abraham.
Por otro lado, el líder palestino Yasser Arafat aceptó
parcialmente los resultados de la Comisión Mitchell, que
responsabiliza por igual a palestinos e israelíes de la violencia
actual en Medio Oriente, y pidió que se convocara a una nueva
cumbre en Sharm el Sheij, Egipto, para analizar el informe. La primera
cumbre, en octubre, falló en sus objetivos de pacificar la
región. También ayer, y en represalia por los ataques
a colonias judías, el Ejército israelí atacó
un cuartel vacíos de los servicios secretos palestinos, y
un francotirador israelí mató a un integrante de la
organización fundamentalista Jihad Islámica en Belén.
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