Por
Esteban Pintos
La
dramática declaración pública de Hermanno Vianna
sobre el precario actual estado de salud de su hermano Herbert, líder
de Os Paralamas do Suceso, impactó a la sociedad brasileña
y rompió con un silencio de radio autoimpuesto por la familia del
músico accidentado el 4 de febrero en la playa Mangaratiba, al
sudeste de Río de Janeiro. Se trató de la primera información
difundida en más de un mes, luego de que fuera trasladado del Hospital
Copa DOr a su casa de Barra de Tijuca, el 20 de marzo. Al mismo
tiempo, en estos días se conoció la noticia de un pleito
legal entablado por la familia Vianna contra una empresa de salud prepaga,
que podría convertirse en caso testigo de este tipo de servicios
privados.
La compañía Bradesco Saude, que tiene once planes contratados
por la familia del músico, se niega a brindar un tratamiento médico
diario en la casa de Vianna, simplemente por no considerarlo dentro de
los términos del contrato que rigen estas prestaciones. La empresa
no brinda el servicio de homecare algo así como cuidado
en el hogar y por eso retiró las visitas médicas
diarias, ya que las entiende fuera de sus obligaciones. La familia presentó
un recurso de amparo en la Justicia y así logró una medida
cautelar que le permite seguir recibiendo esa clase de atención
personalizada. En dos semanas, un juez decidirá sobre la validez
de la presentación.
Según la carta de Hermanno, Herbert vive un estado de confusión
impresionante y, a pesar de tener voz y poder hablar, no consigue
decirnos qué cosas está sintiendo. Así es que
no puede comunicar si es que siente algún tipo de sensibilidad
debajo de la 12º vértebra fracturada, cuyos fragmentos oprimían
la médula y de esta manera impedían cualquier tipo de reflejo
y movilidad de sus miembros inferiores. La noticia de la muerte de su
esposa Lucy no le ha sido comunicada, por una sencilla razón: el
músico, en confusión permanente, no logra retener ningún
episodio de su vida por más de unos pocos minutos. Al rato, se
olvida por completo de cualquier cosa. Probablemente no lo sabe
todavía. Si-guiendo el consejo de médicos y psicoanalistas,
hemos considerado que no es el momento de darle tan dolorosa noticia.
¿De qué sirve decírselo si él no va a entenderlo
y sobre todo si la olvidará en cinco minutos, se pregunta
en el mismo, honestamente brutal, texto difundido a los medios.
Además de un gran número de quemaduras y pequeños
cortes que están cicatrizando totalmente en estos días,
y de la fractura del puño izquierdo (que dejó esta mano
por demás enflaquecida), Herbert tiene dos problemas principales:
la lesión en la médula y un conjunto de lesiones en el cerebro.
Todos los médicos que participan de su tratamiento afirman que
no se puede prever cuáles serán las consecuencias de estas
lesiones. Todo es posible. Está más o menos establecido
que sólo se podrá tener certeza sobre las secuelas de este
tipo de lesiones dos años después del accidente. Hasta ese
momento, muchas sorpresas pueden suceder, precisó este reconocido
antropólogo brasileño. Sobre la causa del accidente, desestimada
la versión del looping una maniobra de acrobacia muy común
con este tipo de máquina, los especialistas sostienen que
el avión volaba a gran velocidad y a escasa distancia del agua.
Para subir, Herbert Vianna intentó doblar hacia la izquierda, perdió
el control y cayó al mar.
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