Por Marcelo Justo
Desde Londres
La posibilidad de un
megacanje de bonos daría a Argentina el respiro que necesita para
poner en marcha su plan económico de crecimiento, indicó
a Página/12 la economista senior para América latina de
la consultora EIU (Economist Inteligent Unit) de The Economist, Justine
Thody. Según la especialista, con el megacanje se aliviaría
la situación durante dos años y se generaría la confianza
que necesita Argentina para empezar a crecer. Ahora, Argentina tiene
chances de salir de la crisis financiera. Si con el megacanje consigue
un colchón, podría instalar la posibilidad de un círculo
virtuoso: confianza de los inversores, descenso del riesgo país
y mejoramiento de la posición fiscal, señaló.
¿Qué pasaría si este megacanje no tuviera el
éxito esperado?, preguntó este diario.
En ese caso, dependerá de que la economía dé
signos de un mejoramiento, no que crezca de golpe, pero que empiece a
dar indicaciones de que crecerá.
¿Sin un buen resultado en el megacanje, Argentina camina
a la cesación de pagos?
En los próximos meses Argentina está cubierta. El
problema es si podrá ir después a los mercados para obtener
el financiamiento que necesita si no tiene un exito rotundo el megacanje.
¿Con el canje de bonos se despeja el horizonte económico
para Argentina?
Esa operación es una medida drástica ante los problemas
de Argentina para acceder al mercado voluntario de crédito. La
reestructuración de la deuda no soluciona el problema del crecimiento
económico, que es la clave para Argentina, concluyó Justine
Thody.
Pese a ese optimismo cauteloso, las predicciones económicas para
Argentina de la consultora EIU del The Economist traen noticias mixtas.
En su informe anual para el año 2001-2002, EIU aumentó el
grado de riesgo país subiendo de la categoría C (riesgo
medio) a D (alto). Al mismo tiempo predice un crecimiento del 1,9 por
ciento para este año y un 2,9 para el próximo, insuficientes
para remontar la recesión, pero que constituyen un pequeño
respiro respecto a los resultados negativos del año pasado y el
anterior. El problema es que este más que módico crecimiento
depende de otro pronóstico incierto: que la economía estadounidense
no caiga en recesión y que el mundo en su conjunto crezca un 3
por ciento este año y un 3,9 el próximo. Y aún en
caso que esta hipótesis optimista sea acertada, el crecimiento
argentino será gradual, según EIU.
En un reciente informe, titulado con dramatismo Risk Alert,
EIU sostenía que pese al desembarco de Domingo Cavallo en el Gobierno
mantenía la posición de subir la calificación de
riesgo de Argentina de la escala C a la D. La crisis política
y la fuerte pérdida de confianza en el gobierno eran las
razones de la posible reevaluación. El actual informe para el 2001.2002
considera que la crisis política ha sido parcialmente superada
y que Cavallo está en los hechos a cargo del gobierno.
Según EIU, su nombramiento como ministro de economía le
dio rumbo a un gobierno que parecía a punto de perder el control
y los superpoderes que le concedió el Congreso deberían
aliviar considerablemente los problemas de gobernabilidad.
La recesión fue deteriorando el ratio PBI/deuda. Como este
deterioro se ha profundizado, Argentina descendió al anteúltimo
lugar, a la categoría D, explicó a Página/12
Justine Thody.
Según el informe de EIU para el 2001-2002, el paquete procompetitividad
de Cavallo significa que el actual ministro optó por un camino
distinto al adoptado por José Luis Machinea y Ricardo López
Murphy. El señor Cavallo no ignora la necesidad de un ajuste
fiscal y por eso se ha comprometido a cumplir con la meta de 6500 millones
de dólares de déficit fiscal anualacordado con el FMI, pero
su prioridad es restaurar el crecimiento y la competitividad, puntualizó
el informe.
En ese marco, EIU opinó que el ministro de Economía tiene
un menú de posibilidades limitado y destaca las medidas
arancelarias que se aplicaron para los bienes de consumo y de capital.
La eliminación del arancel para bienes de capital reducirá
el costo de nuevas plantas, suministrando un estímulo a la inversión.
El gobierno también tendrá un importante estímulo
con los 20.000 millones de dólares de presupuesto del 2001-2005
para obras públicas, se resalta en el informe.
El EIU calcula que el escenario mundial será relativamente favorable
y que la desaceleración económica estadounidense se parecerá
más a un aterrizaje suave (soft landing) que a una abrupta caída
en recesión. Estados Unidos crecerá un 1,3 por ciento
este año, antes de aumentar a 2,8 por ciento el próximo.
Este pronóstico depende en gran medida de la profundidad de los
desequilibrios de la economía estadounidense, en especial en lo
que concierne al sobrevalorado mercado de acciones, al gran déficit
de cuenta corriente y la baja tasa de ahorro, alerta el informe.
A este panorama incierto, se suma una predicción optimista. La
recuperación económica del Brasil, que crecerá un
3,5 por ciento este año, ayudará a que haya una expansión
en las exportaciones argentinas, predice el EIU.
El gran enigma es si aún con estas condiciones el país retornará
a la senda del crecimiento. Según el EIU el factor fundamental
no es el programa de medidas adoptadas por Cavallo sino un descenso del
riesgo país y una mayor liquidez del sistema, mediante una estabilización
de los depósitos. A partir de ahí se puede generar
un círculo virtuoso, en el que el crecimiento aumenta la recaudación
fiscal y alivia la preocupación sobre la solvencia del país,
señala el informe. Por el momento la falta de confianza en la economía
argentina atenta contra esta posibilidad. La pérdida de confianza
tuvo como consecuencia un marcado declive en la liquidez del sistema financiero,
a pesar de la tendencia a la baja que experimentó la tasa de interés
estadounidense. En marzo los depósitos bancarios bajaron un 5,3
por ciento mientras que las reservas descendieron un 11,3 por ciento.
En cuanto al impacto que un programa exitoso tendrá en el bienestar
de la mayoría de los argentinos, el EIU no pronostica ninguna panacea:
Aún si Cavallo tuviera éxito, la demanda continuaría
deprimida y los salarios mantendría su tendencia a la baja debido
a que los productores intentarían compensar la sobrevaloración
del peso suprimiendo costos, remata el EIU.
Críticas a
la canasta
El EIU califica la propuesta de crear una canasta con el dólar
y el euro de polémica. El objetivo de la
propuesta es proteger a la economía de las fluctuaciones
de las monedas mundiales. La ley no tendrá ningún
impacto sobre la competitividad del país a corto plazo y
crea una incertidumbre adicional en momentos en que los mercados
se encuentran en un alto estado de volatilidad. La consultora
del semanario británico The Economist estima que a largo
plazo la canasta puede resolver el problema de la paridad fija,
pero que tiene una serie de desventajas. La principal es que
los inversores argentinos y extranjeros temen que se trate de una
devaluación encubierta, justo cuando Argentina necesita recobrar
su confianza. La segunda es que no sólo no mejore la competitividad
a corto plazo, sino que pueda exacerbar la sobrevaluación
del peso, cuando el euro se aprecie en relación al dólar.
Tercero, que la canasta no tiene la transparencia de la paridad
con una sola moneda, una virtud que no debería ser subestimada.
Cuarto, que el sistema volverá más difícil
la adopción de la dolarización, que era una opción
alternativa para evitar una devaluación. Por último,
que la propuesta es tan polémica que podría socavar
el apoyo político al programa de Cavallo, opina el
EIU.
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