Cuando
Elisa Carrió lo nombró durante la sesión en que se
aprobó el otorgamiento de poderes especiales al Poder Ejecutivo,
como uno de los sospechosos de haber participado en los casos de lavado
de dinero, él se enojó. Se enojó aún más
cuando desde el gabinete nacional nada dijeron en su defensa. Ayer, tras
el tardío apoyo que le brindara el presidente Fernando de la Rúa
hacia el fin de la semana pasada, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo,
le remitió una carta al titular de la Cámara de Diputados,
Rafael Pascual. En el texto solicita que la comisión investigadora
sobre lavado de dinero que se aprobará el próximo
miércoles avance con celeridad y profundidad
y anticipa su disposición a colaborar con los diputados con la
intención de despejar las sospechas que pesan sobre él y
sus actividades profesionales del pasado. Enterada, Carrió dijo
a Página/12 que agradece mucho su preocupación y que
espera verlo pronto.
Es seguro que esa Honorable Cámara coincidirá en la
necesidad de avanzar en la investigación con la mayor celeridad
y profundidad, le anticipó Colombo a Pascual al tiempo que
anunció que le solicitó al ministro de Justicia, Jorge de
la Rúa, que ponga a disposición de la comisión investigadora
todos los organismos de su dependencia.
La preocupación del jefe de ministros surgió a partir de
que se lo vinculara en las operaciones cruzadas prohibidas que el Banco
República -propiedad del menemista Raúl Moneta con
el Banco Macro, donde Colombo ocupó la vicepresidencia de Macro
Valores entre 1997 y 1997. Tal vez por ello, es que Colombo advirtió
en su misiva que la celeridad del trabajo de la comisión está
relacionada con que ni las empresas ni los ciudadanos que sean inocentes
pueden ser perjudicados por un clima de sospecha que se prolongue innecesariamente.
Si la respuesta de Carrió a la iniciativa de Colombo fue escueta,
la del demócrata mendocino, Gustavo Gutiérrez no lo fue
menos: No tiene que mandar ninguna carta: esa es su estrategia mediática,
el podrá demostrar en esa carta que esta preocupado pero la Cámara
recién hoy recibe información, dijo.
Por otra parte, Gutiérrez aclaró que la rapidez del trabajo
se verá demostrada con los informes sobre los avances que tengan
y que se realizarán con una periodicidad de siete a diez días.
Pero la intención de imprimirle velocidad tiene otra razón.
Gutiérrez dijo que está relacionada con la intención
de evitar que el escándalo tape la investigación.
La referencia del diputado está ligada a los nombres de ex funcionarios
de la administración menemista y de la actual gestión, empresarios
y personas vinculadas a los medios de comunicación que aparecen
en los documentos que contienen las cajas que llegaron del Senado norteamericano.
De alguna manera, Carrió y Gutiérrez pretenden evitar que
el manejo de esos nombres se conviertan en una estrategia de defensa y,
sobre todo, de ocultamiento del núcleo de la investigación.
Para nosotros el objetivo central será descubrir cuál
fue la ingeniería que permitió las transacciones delictivas,
señaló.
Las reacciones a la carta de Colombo no sólo provinieron de parte
de Carrió y Gutiérrez. También opinó el justicialista
Eduardo Camaño quien aseguró que no se puede pedir
por carta que se investigue lo más rápido posible porque
depende del desarrollo de la investigación. La comisión
no es para resolver los problemas de cada uno, afirmó al
tiempo que adelantó que el PJ no va a tener objeciones en
votar la conformación de la comisión y a Carrió como
presidenta.
Antes de que la comisión comience a funcionar, es necesario que
se superen dos etapas. Primero es preciso que la comisión de Peticiones,
Poderes y Reglamento que preside el justicialista Jorge Busti, emita hoy
el dictamen de creación de la comisión. Superada esta etapa,
la comisión deberá obtener la aprobación de la Cámara
baja el miércoles cuando sesionen. A partir de allí se deberán
elegir las autoridades. Se descuentaporque nadie puede públicamente
oponerse que Carrió ocupará la presidencia y la secundará
Gutiérrez.
Contactos
en los pasillos
Durante
todo el día de ayer en la Cámara de Diputados arreciaron
rumores sobre supuestos contactos informales entre el
gobierno y miembros del bloque justicialista y de la Alianza para
transformar la comisión investigadora en una seguimiento
de la información sobre lavado de dinero. Desde la bancada
oficialista se desmintió la especie. Del PJ, en cambio, la
desmentida no fue tan rotunda: Al menos conmigo no habló
nadie, reconoció a este diario un miembro de la conducción
del bloque opositor. Pero más allá de la fuerza de las
desmentidas, lo concreto es que todavía ninguno de los dos
bloques tienen resuelto a quiénes designarán en dicha
comisión. En el radicalismo hay molestia en algunos de sus
miembros de la mesa de conducción porque se está
tratando de nombrar a diputados sin experiencia y con muy bajo perfil.
Es posible que durante la reunión que el oficialismo mantendrá
hoy al mediodía se zanjeen las diferencias. En el justicialismo,
en cambio, la preocupación está en si la comisión
tendrá 7 o 9 miembros. La razón es una sola, tener a
todas sus líneas internas allí representadas. |
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