Por
Santiago Rodríguez
No
cuenten conmigo para confrontar con quien es uno de los máximos
referentes políticos y quien más ha aportado a lo que es
el espacio progresista, aclaró ayer Aníbal Ibarra
en referencia a Carlos Chacho Alvarez. Lo cierto es que, más
allá de la prudencia con que Ibarra encaró sus declaraciones
públicas, la decisión del ex vicepresidente de alejarse
de la actividad partidaria no cayó nada bien en la Jefatura de
Gobierno porteño. Provocó calentura y sorpresa,
sintetizó uno de sus más cercanos colaboradores. La razón
del malestar es que el paso al costado de Alvarez convierte en realidad
la sensación de abandono que prima entre los frepasistas desde
que su líder dejó la vicepresidencia.
Ibarra
midió sus palabras para referirse al nuevo cuadro partidario, aunque
no dejó de marcar algunas diferencias con Alvarez y su determinación
de abandonar la conducción del Frepaso. Coincido en lo sustancial
con el diagnóstico de Alvarez: la Alianza no dio respuesta a todas
las necesidades de la sociedad y se mantiene en deuda desde el Presidente
de la Nación para abajo, dijo el jefe de gobierno porteño.
Pero también señaló, por ejemplo, que la gente
nos va a juzgar por los resultados y no porque nos abracemos o digamos
que queremos volver a los orígenes de la Alianza. Esto puede servir
como discusión política, pero la gente quiere resultados.
Esa es la diferencia más profunda que hoy por hoy separa a Ibarra
de Alvarez. Aníbal entiende igual que Chacho que la marcha
de la economía no está reñida con la ética
en la política, pero considera que eso no se defiende desde el
retiro, sino desde los espacios institucionales y de gobierno, explicó
a Página/12 un dirigente del círculo más íntimo
del jefe de gobierno.
En el gobierno porteño la bronca por la determinación de
Alvarez de dejar la actividad partidaria viene también por la forma
en que se consumó. Antes decíamos que acá para
enterarnos de las cosas teníamos que leer los diarios, pero resulta
ser que ya ni eso alcanza; hay que escuchar la radio a la mañana,
se quejó un funcionario porteño a propósito de la
actitud del ex vicepresidente de anunciar su retiro por los medios cuando
sabía de antemano que la primera línea del Frente Grande
se reuniría ese mismo día para designar una conducción
colegiada.
Las declaraciones de Alvarez tampoco ayudaron. En quince días
nos empieza a criticar a nosotros, ironizaron en el entorno de Ibarra,
donde tampoco descartan que Chacho analice la posibilidad de aliarse con
Elisa Carrió para las próximas elecciones.
Estaba atrapado en un lugar donde no podía armar nada nuevo;
ahora se sale, hace el diagnóstico de que la Alianza está
en deuda con la sociedad y elige a Lilita como aliada, es la lectura
sobre su eventual unión con la radical para octubre. Para los colaboradores
de Ibarra, se trata de una alternativa preocupante porque dejaría
totalmente descolocado al Frepaso y al gobierno porteño.
Los ibarristas especulan con que en la mesa de conducción del Frepaso
Ibarra ocupará un lugar de peso por el simple hecho de la función
que desempeña y consideran que desde ese ámbito hay que
concentrarse para contener a la dirigencia y evitar una diáspora.
Por otro lado, tienen decidido concentrarse en la gestión con el
objetivo de exhibir resultados y también de mantenerse al margen
los conflictos nacionales.
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