Empezamos
diciendo que no
Y hemos terminado asintiendo
Queríamos ir para allí
Y nos hemos dejado llevar en un sentido totalmente opuesto
Francisco Urondo, 1959
Seis meses
atrás, cuando Chacho Alvarez renunció a la vicepresidencia,
quedó en evidencia la crisis irremediable de la Alianza:
el principal dirigente del Frepaso entendía que no podía
permanecer en un gobierno que tanto por los efectos de la
política económica como por la debilidad en la lucha
contra la corrupción se alejaba cada vez más
de las expectativas de quienes lo habían votado. Es cierto
que más tarde Alvarez que hoy se critica esa vacilación
no encontró un lugar ni junto al gobierno ni en la oposición
y es esa angustiosa indefinición personal la que parece haberlo
llevado al nuevo alejamiento que anuncia en estos días. Esa
indefinición reflejaba también la situación
de su fuerza política, poco dispuesta a abandonar los magros
espacios de poder en el gobierno nacional pero imposibilitada de
justificar esa actitud desde los principios del Frepaso.
La salida de escena de Chacho clausura esas dudas que nunca llegaron
a constituirse como posturas para el debate y siembra ominosos interrogantes
sobre el futuro del Frente. Por eso, la tarea hoy no consiste en
elegir un grupo de dirigentes que reemplace en la conducción
al ausente sino en comprender las razones de la crisis y abrir una
discusión muy amplia que intente contener a la fuerza y evitar
una dispersión que ya ha comenzado. Así también
lo entiende Chacho Alvarez porque su elogio a Elisa Carrió
no es sino un tardío reconocimiento de que los simpatizantes
y militantes del Frente miran cada vez con más interés
a quienes intentan reconstruir una propuesta progresista desde fuera
de la Alianza gobernante.
El nuevo perfil de Cavallo duró tanto como era previsible
y hoy aparece otra vez el viejo rostro del ajuste. Pero no es sólo
la gestión de la economía la que resulta difícil
de justificar desde el Frepaso, lo mismo ocurre con el voto contra
Cuba en la ONU o la política de Derechos Humanos. Es fácil
entender, en consecuencia, la sensación de ajenidad ante
el gobierno nacional que predomina hoy en el Frente.
El Frepaso gobierna hoy varias de las principales ciudades del país
sin violentar los compromisos electorales y mostrando que es posible
gestionar atendiendo a las prioridades de la sociedad. En la ciudad
de Buenos Aires, el gobierno de Aníbal Ibarra privilegia
el desarrollo de la zona sur y las políticas hacia los sectores
de menores recursos mientras mantiene su compromiso con los derechos
humanos y se integra en el concierto de los gobiernos progresistas
del cono sur junto a Porto Alegre, San Pablo, Rosario y Montevideo.
Defender y profundizar esta gestión es parte fundamental
de cualquier propuesta de reconstrucción de nuestro espacio
político.
Asimismo, la creación del Frepaso fue parte de un proceso
más vasto de cuestionamiento a la cultura del menemismo ,
que se expresó tanto en el creciente rechazo a la corrupción
de la vieja política con su asociación entre dinero
y poder como en el surgimiento de una nueva oposición sindical
y de nuevas formas de participación social, las que hoy se
expresan en el reclamo de consulta popular por el seguro de empleo
y formación. La constitución de la Alianza tuvo mucho
que ver con el apagón de septiembre de 1996 y con la Carpa
Docente y no será posible reconstruir el espacio de centroizquierda
sin replantearse esa necesaria vinculación. Es más,
el compromiso con la gestión de Cavallo y De la Rúa
lleva al cuestionamiento de la propia identidad. ¿El Frente
sigue considerándose una fuerza progresista?, ¿Sigue
defendiendo los mismos valores en torno a los que se constituyó?
* Frepaso.
Subsecretario de Vivienda. Gobierno de la Ciudad.
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