Cuando
anunció que dejaba la actividad partidaria, la primera reacción
oficial fue de cautela. Ayer, con la profundización del perfil
opositor de las declaraciones del ex vicepresidente, Carlos Chacho
Alvarez, el Gobierno abandonó los pruritos y salió a responderle
con dureza. La más enojada fue la ministra de Trabajo, Patricia
Bullrich, quien acusó a Alvarez de no poner lo que hay que
poner a la hora de gobernar. El secretario general de la Presidencia,
Nicolás Gallo, opinó que Chacho debería ponerse
el sayo, en referencia a su actuación en el Gobierno. En
cambio, pese a que le agradeció muchísimo al
periodista que le hizo la pregunta, el presidente Fernando de la Rúa
explicó que no hablaría sobre la cuestión. Mientras,
en Gobierno admiten que, hoy por hoy, analizar lo que puede suceder con
el armado de listas para octubre es hacer ficción,
al igual que evaluar cuál puede ser el futuro del Frepaso o
de lo que queda de él en el Ejecutivo.
Los únicos defensores con matices que consiguió
Alvarez fueron otros ex funcionarios, como el ex jefe de Gabinete, Rodolfo
Terragno, y el ex ministro del Interior, Federico Storani. Han habido
errores y falta de convicciones y eso, de cara a la gente, es una decepción,
coincidió Storani. Chacho da muestras de su desencanto con
la política en general y con la Alianza en particular, y creo que
uno debe respetar las actitudes individuales, aceptó Terragno.
Pero también sostuvo que los que aspiramos a liderar procesos
de transformación no tenemos derecho a plantearnos crisis existenciales
en medio de una tarea.
En el Gobierno, en cambio, el clima respecto a la actitud de Alvarez varió
luego de sus últimas críticas a De la Rúa. El
primero que destruyó las ilusiones fue él cuando decidió
irse de la vicepresidencia, dijo Bullrich, quien durante el día
dedicó varias declaraciones contra el líder frepasista.
La Alianza se constituyó para gobernar, no para hacer discursos
políticos, agregó y criticó a algunos
que decidieron no gobernar y se pusieron a tirar piedras al gobierno.
Gallo pidió que Alvarez asuma la responsabilidad que le corresponde
por haber formado parte de esta gestión. Tendría que
ponerse el sayo porque todos estábamos en la Alianza, todos teníamos
ilusiones de que el país podía ser cambiado más rápidamente.
Este fue nuestro sueño, remarcó.
El vocero presidencial, Ricardo Ostuni, apareció para adelantar
que De la Rúa no iba a decir nada sobre el tema. A veces
no lo entendemos y a veces nos desconcierta, y sobre todo, uno lamenta
que uno de los hombres que pintaba como uno de los grandes protagonistas
de la vida argentina tome estos caminos, sostuvo el vocero sobre
Chacho. El presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual,
también criticó al ex vice porque no cree que el camino
de irse a casa dando un portazo y haciendo comentarios perjudiciales sea
el mejor para la política.
Lo que no terminaba de quedar en claro, ni aun en la propia Rosada, era
el camino que tomarán ahora los funcionarios que pertenecen al
Frepaso, muchos de ellos también desconcertados por la actitud
asumida por Alvarez. En principio, en jefatura de Gabinete sostenían
que la reincorporación de la fuerza al Ejecutivo seguiría
adelante. El próximo paso, que debía concretarse en estos
días, es la asunción de Marcos Makón al frente de
la reforma del Estado. Lo que nadie se animaba a pronosticar era siquiera
el nombre de la boleta con la que marcharía el Frepaso a las elecciones
octubre. Sería como escribir ciencia ficción,
respondía un vocero.
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