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Claudia Bello, para no ser menos que nadie, le dio duro a Stornelli

Se presentó espontáneamente en el expediente por el Y2K. Adujo absoluta inocencia. Y dijo que la causa en su contra �está armada�.

“La causa está armada.” Así, la ex secretaria de la Función Pública Claudia Bello descalificó la investigación sobre la contratación de servicios para prevenir efectos negativos en las computadoras durante el cambio de año de 1999 al 2000, que coordinó la ex funcionaria y que la actual Oficina Anticorrupción (OA) denunció por supuestos sobreprecios. Ayer, Bello –de elegante trajecito sastre y tacos altísimos– y con mucha documentación en sus manos, declaró en los Tribunales de Comodoro Py que “todos los pasos” de la operación fueron correctos, y, como otros menemistas, concentró su bronca en el fiscal Carlos Stornelli, a quien acusó de obviar pruebas que la favorecerían.
La historia comenzó en 1999, cuando en boca de todos estaba el miedo al “Efecto Y2K”, que podría descalibrar a todas las computadoras, al no reconocer correctamente sus programas el 1 de enero de 2000. El Gobierno menemista, a través de Bello, decidió lanzar una campaña de folletería preventiva sobre los peligros del “Y2K”, y, se lo adjudicó de forma directa y sin esperar los precios testigos de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) a la empresa Lautrec Publicidad. Cuando finalmente llegó el informe de la SIGEN, que calculaba en cinco millones de pesos el monto del servicio, Bello, a través del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), ya le había otorgado el contrato a Lautrec por 8 millones.
El 2000 no encontró a la ex funcionaria ni unida ni dominada, pero sí denunciada; en febrero de ese año la Oficina Anticorrupción solicitó que se investigue un presunto sobreprecio en el contrato por el “Y2K”; la causa recayó en el juzgado de María Romilda Servini de Cubría, y la investigación en el ahora famoso fiscal Stornelli. En fuentes judiciales aseguran que Lautrec, después de cobrar el jugoso contrato, pagó dos millones de pesos a empresas fantasmas, que podrían haber oficiado como canales de distribución de supuestos sobornos.
Ayer, Bello amplió su primera declaración del 25 de agosto del año pasado, y, en su defensa, juró que el precio testigo de la SIGEN no le llegó, y que se enteró de él “por los diarios”. Bello justificó los tres millones de pesos de diferencia “por la calidad del producto”, y reiteró que en la adjudicación “no hubo ningún incumplimiento de normas”. También defendió la cesión directa a Lautrec por la “urgencia” del tema.
Tanto la OA como Stornelli habían pedido el procesamiento de Bello por presunto “fraude al Estado”, y por eso Servini dispuso la ampliación de su indagatoria. En la OA afirman que la plata de la campaña estaba destinada originalmente a planes asistenciales para víctimas de las inundaciones, además de recordar el sobreprecio pagado. Mientras, la causa sigue su marcha; como la de la venta de armas, la del caso IBM-Banco Nación, la de las irregularidades en la gestión de Víctor Alderete en el PAMI, o la de los manejos poco claros de la ex secretaria de Recursos Naturales, María Julia Alsogaray.

 

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