Por
Claudio Scaletta
El
empresario Eduardo Eurnekian, titular de Aeropuertos Argentina 2000 (AA2000),
le manifestó en Madrid al presidente de la española Sociedad
Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Pedro Ferreras, su interés
por la adquisición de Aerolíneas Argentinas. Las partes
se comprometieron a estudiar propuestas y con este fin comenzarán
reuniones desde hoy en Buenos Aires para conocer la verdadera situación
patrimonial de la aerolínea de bandera.
El empresario argentino, que se reunió previamente en Estados Unidos
con el ministro de Economía, Domingo Cavallo, ya posee más
del 30 por ciento de la aerolínea de cabotaje Southern Winds y
cuenta, para su nuevo proyecto, con la asistencia de la estadounidense
Delta Airlines como operadora. Si bien en ningún país del
mundo los propietarios de aerolíneas explotan también aeropuertos
dato que presumiría sinergias económicas, el
temor en AA2000 es que una caída de la aerolínea de bandera
afecte en el corto y mediano plazo la actividad de la empresa. El reciente
conflicto con el personal técnico aeronáutico demostró
las pérdidas que puede provocar una paralización más
prolongada. Sin embargo, estos datos no alcanzan.
Aunque la propuesta Eurnekian fue hecha a título personal
y no como propietario de AA2000, no escapa que la firma adeuda al Estado
argentino, sin intereses, 109 millones de dólares en concepto de
canones atrasados y, a su vez, Aerolíneas debe a AA2000 25 millones.
Se descuenta que estos valores estarán dentro de cualquier negociación,
aunque estén lejos de la suma necesaria para asumir el pasivo de
la firma, así como las probables pérdidas en los primeros
meses del nuevo operador. Sin embargo, tanto para los españoles
como para el gobierno argentino, Aerolíneas es una papa caliente
de la que es mejor deshacerse. Un punto que seguramente será aprovechado
por Eurnekian, quien no está acostumbrado a poner plata,
según reflexionó ante este diario una fuente de Aerolíneas.
Aunque en Argentina se tiene la palmaria sensación de que AA fue
vaciada desde el momento mismo de su privatización, cuando se permitió
incorporar al pasivo de la firma los recursos utilizados para su adquisición,
proceso que siguió hasta el agotamiento con la enajenación
de los principales activos, desde España la visión es bien
distinta. La opinión pública española no escucha
los persistentes reclamos de los sectores sindicales argentinos por los
despidos, creciente flexibilización laboral y peligro de su fuente
de trabajo, sino la opinión casi unánime de funcionarios
y opositores de que no es posible seguir poniendo dinero en una empresa
extranjera para solucionar, por compromisos políticos,
dificultades de trabajadores extranjeros.
La SEPI debe girar un promedio de 20 millones de dólares mensuales
para sostener a la compañía de bandera argentina. Y así
como el pasado 5 de abril el Estado español se desprendió
de Iberia, el objetivo es hacer lo propio con Aerolíneas Argentinas.
La magnitud de las inversiones españolas en el país y la
utilización de esta razón en las negociaciones binacionales
son hasta ahora la única explicación para que el Estado
español no haya dejado que la compañía vaya a la
quiebra. Además, por razones de política interna, la SEPI
no desea una salida desprolija de Aerolíneas. El objetivo del plan
de saneamiento (Plan Director) era y es, precisamente, poner a la compañía
en situación de venta.
Sin embargo, a pesar de que la nueva administración logró
bajar algunos gastos y negociar con la mayoría de los gremios,
los números objetivos siguen siendo poco alentadores para cualquier
comprador. Según datos del mes de marzo, el pasivo de la compañía
alcanza los 576 millones de pesos, a los que deben sumarse aportes irrevocables
de la SEPI por otros 500 millones 400 millones integrados en el
96 y otros 100 en el 99, los que aun no han sido capitalizados.
Así, el rojo de AA supera los 1000 millones. Una salida elegante
para la SEPI sería olvidarse de los aportes irrevocables, pero
los 576 millones del pasivo del balance parecen másdifíciles
de digerir para la opinión pública española. Al margen
del detalle, que no es menor, la rentabilidad potencial de la firma no
parece acorde con la dimensión de su pasivo, lo que en algún
momento obligará a la toma de decisiones.
Por su parte, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich quien desea
jugar un papel clave en la negociación con los gremios, adelantó
que en los próximos días viajará a España
una delegación oficial para conocer de manera directa y clara cuál
es el proyecto de la SEPI para el futuro de AA, puesto que el accionar
de la firma en el país es contradictorio, lo que preocuparía
al gobierno. Despejadas las cuestiones laborales y las que el gobierno
tenía que hacer, no puede haber un proceso hacia la quiebra,
fue la expresión de deseos de la ministra.
Voceros del empresario argentino prefirieron darle a la operación
una denominación que muy probablemente concitará el entusiasmo.
En todo momento se refirieron a la transacción como la renacionalización
de Aerolíneas.
El
conflicto no aterriza
Los
empleados de Aerolíneas Argentinas declararon el estado de
alerta y movilización luego de que la empresa informó
que se tomará hasta el 22 de mayo para abonar los salarios
del mes de abril. El anuncio de la firma española se produjo
un día después de que los gremios pacíficos
no aceptaran discutir nuevas rebajas salariales.
Entre las demandas para una transferencia del paquete accionario de
Aerolíneas Argentinas, se destaca el saneamiento de la compañía.
En este contexto, los españoles de la SEPI otorgan especial
relevancia a la resolución de los conflictos gremiales.
Para cumplir con los objetivos del remanido Plan Director, la empresa
propuso a los gremios pacíficos que firmen la aceptación
de rebajas salariales que van del 6 al 20 por ciento, correspondiendo
el descuento menor a los salarios de menos de 800 pesos, y el mayor
a los de más de 6000 (principalmente pilotos). Luego de la
negativa sindical, la firma volvió a elegir la presión
para lograr la aceptación de los asalariados. El argumento
fue que, luego de la paralización de actividades de 10 días,
no hay dinero en las cajas. Los gremios respondieron con asambleas
en el Aeroparque Metropolitano. |
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