Por Carlos Rodríguez
Por lo menos cinco chicos de
entre 5 y 12 años fueron asistidos en hospitales de La Plata,
al presentar pequeñas lesiones o irritación en los ojos,
luego de tomar contacto con una sustancia gaseosa contenida en unos juguetes
inflables que acompañan, como obsequio promocional, los paquetes
de los productos alimenticios Frenchitas, Cheetos, Ruffles y 3D.
La difusión de los casos por un diario platense motivó la
apertura de una investigación de oficio a cargo de
una fiscalía penal, a la vez que la firma Pepsico Snacks Argentina
S.A., que hace ocho semanas había lanzado el producto en el mercado
local, resolvió retirar los juguetes, llamados Inflatazos
Digimón, inspirados en la serie de dibujos animados Pokemon.
Los fabricantes aseguraron que la sustancia no es tóxica,
pero las autoridades sanitarias bonaerenses y de la Nación incautaron
el producto en los negocios y ahora se harán análisis en
laboratorios oficiales para determinar fehacientemente si es un juguete
perjudicial para la salud.
No hay ningún misterio: el juguete inflable tiene un elemento
sólido, el bicarbonato de sodio, y un elemento líquido,
el ácido cítrico. Cuando se aprieta la pastilla del elemento
líquido, se produce la fusión y esto se transforma en anhídrido
carbónico, lo que determina que el juguete se infle como un globo.
Un vocero de la firma Pepsico Snacks le aseguró a Página/12
que cuando se produce una pinchadura o el estallido del juguete, los
chicos podrían recibir, a lo sumo, un elemento irritante similar
al jugo de limón, pero no es una substancia tóxica y según
las consultas que realizamos con los médicos que atendieron los
casos detectados, los problemas son mínimos y no traerán
consecuencias.
Los cinco casos confirmados fueron asistidos en el Hospital Rossi, de
La Plata, pero se creía que hubo otros afectados en distintos sanatorios
de esa ciudad. En los últimos días fueron asistidos
cinco niños con lesiones en la córnea y queratitis,
confirmó a este diario Isabel Galeppi de Naveyra, jefa del Servicio
de Oftalmología del Hospital Rossi. La médica confirmó
que todos los pacientes habían estado jugando con éstos
globitos plateados que vienen con los paquetes de papas fritas o chizitos.
La doctora Galeppi de Naveyra precisó que el problema se produce
cuando el juguete se pincha o estalla porque el anhídrido
carbónico llega a los ojos y provoca lesiones de córneas.
Aclaró que la mayoría de las veces fueron lesiones
superficiales para las cuales se recomendó un tratamiento
con antibióticos mediante lavados oculares. También
se recomendaron vendajes en los ojos para evitar que la irritación
se haga más intensa. Fuentes del hospital admitieron que entre
los cinco casos atendidos hubo de distinta gravedad. La médica
Vanina Schbib, del mismo hospital, consultada por la agencia DYN, agregó
que hubo también casos de ulceraciones en las córneas.
Anoche, cuando trascendió que los chicos atendidos habían
sido diez, los médicos del Rossi dijeron que recién hoy
darán un informe más pormenorizado porque si nos adelantamos
podría haber información inexacta.
El caso, a nivel judicial, está en manos de la fiscal Marita Scarpino,
a cargo de la Fiscalía Penal número 10. Su adjunta, la doctora
Laura de Gregorio, le dijo a este diario que intervinieron de oficio,
al recibir el recorte de diarios platenses que informaban sobre lo sucedido.
Por el momento, lo que estamos tratando de hacer es contactarnos
con los padres de los chicos damnificados, para obtener más información
sobre lo sucedido y la prueba del juguete que aparentemente provocó
la lesión ocular. Como medida preventiva, las fiscales pidieron
a los Ministerios de Salud de la provincia y de la Nación que incauten
todos los productos sospechados de haber provocado el problema.
En principio, la causa fue caratulada por la supuesta comisión
de delitos contra la salud pública. Se trabaja sobre
lo dispuesto en el artículo 203 del Código Penal de la Nación,
que sanciona los casos producidos por imprudencia o negligencia,
que contempla penas de multas, salvo que se produzcan casos concretos
de enfermedad o muerte. En esos casos, se aplican penas de seis meses
a dos años de prisión. En un comunicado oficial, la firma
Pepsico Snacks sostuvo que ha resuelto unilateralmente interrumpir
la inserción de los Inflatazos Digimon y retirar del mercado
todos los paquetes de Frenchitas, Cheetos, Ruffles y 3D que se venden
a razón de 2,25 pesos el envase de 150 a 180 gramos. Una fuente
empresaria sostuvo que la partida constituye sólo el 0,8
por ciento de todos los productos de la firma existentes en el mercado.
Sin embargo, las direcciones de Seguridad Alimentaria y de Lealtad Comercial
del Gobierno porteño recomendaron anoche a la población
que se abstenga de consumir los productos cuestionados, más
allá de si contienen o no los inflatazos. En caso que
los productos hayan sido comprados, la recomendación es retirarlos
del alcance de los niños.
A LA
ISLA DE LOS ESTADOS REMANDO
Aventura en kayak
Sin duda, espíritu de
aventura es lo que les sobra: cuatro kayakistas se someterán a
temperaturas de varios grados bajo cero y a fuertes vientos del sector
sur para atravesar hoy el estrecho Le Maire, que separa la provincia de
Tierra del Fuego de la Isla de los Estados, y establecer una nueva marca,
remando durante 25 días alrededor del archipiélago. El grupo
de deportistas es el mismo que, en 1999, unió la ciudad de Ushuaia
con el Cabo de Hornos, también con sus kayaks.
La expedición lleva el nombre de Chuanisin 2001, inspirado
en el vocablo que usaban los yamanas para nombrar a la Isla de los Estados,
y que significa tierra de la abundancia. El jefe de Operaciones
de la delegación Ushuaia de Prefectura Naval, prefecto Jorge Alberto
de Jesús, indicó que los cuatro remeros zarparon ayer al
mediodía de la bahía San Valentín hacia la bahía
Buen Suceso. Allí se alojaron en el destacamento de control de
tráfico marítimo, perteneciente a la Armada Argentina.
En su quinta jornada de travesía, Pablo Basombrío, Martín
Grondona, Emilio Caira y Matías Larrumbe intentarán cruzar
los 36 kilómetros del estrecho Le Maire y alcanzar el extremo más
occidental de la isla: la bahía Crosley. Los kayakistas rodearán
la isla en sentido antihorario, lo que les permitirá aprovechar
la energía inicial del viaje para surcar el lado sur del archipiélago,
el de más difícil navegación, por los fuertes vientos.
La corriente los favorecerá para cruzar el lado norte.
Un buque de la Armada brindará apoyo a los deportistas y los acompañará
en este tramo de la expedición, probablemente el más complicado.
Los kayaks tienen 5 metros de eslora, y dos compartimientos estancos cada
uno, donde los expedicionarios llevan un posicionador geográfico
satelital, víveres, elementos de campamento y de seguridad. También
llevan un teléfono satelital, que les permite comunicarse con Prefectura,
y con sus amigos en Buenos Aires, que actualizan las noticias sobre la
travesía en el sitio www.findelmundoexpediciones.net.
Pablo Basombrío, líder del grupo, afirmó que están
preparados para soportar situaciones extremas en el mar. Otro
de los remeros, Matías Larrumbe, explicó que, si alguno
de ellos cayera en las heladas aguas del estrecho, esa peligrosa
explosión podría ser vencida sólo con una técnica
desarrollada por los esquimales, denominada eskimo rol.
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