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De la Sota quiere ajustar la política

El cordobés picó en punta en la carrera para reducir el costo de la política.
Lanzó una consulta popular para
achicar la Legislatura.

José Manuel de la Sota buscó diferenciarse del Gobierno y de Ruckauf.
“Mientras en Buenos Aires muchos hablan y hablan, nosotros hacemos.”

“Mientras en Buenos Aires muchos hablan y hablan, nosotros hacemos.” La frase del gobernador José Manuel de la Sota tenía dos destinatarios. La primera parte, resumida en el verbo “hablar”, apuntaba al ministro del Interior, Ramón Mestre, y al bonaerense Carlos Ruckauf, quienes el martes habían hecho declaraciones a favor del recorte de gastos en la política. La última parte, cifrada en “hacer”, se refería a la consulta popular que el cordobés convocó ayer por decreto con el objetivo de recortar el gasto político en la provincia. La consulta será el 22 de julio y permitirá que la población de Córdoba decida si se mantiene la actual Legislatura o si se recorta la cantidad de miembros.
Con estos anuncios, De la Sota le dobló la apuesta al Gobierno, puso en evidencia el ritmo particular que caracteriza a la gestión delarruista y aprovechó para cuestionar a sus adversarios, los que sólo “hablan y hablan”. Si la cámara se mantiene tal cual es, seguirá con sus 133 miembros. Si no, podría llegar a quedar en 70.
“Acabamos de firmar hoy el decreto convocando a una consulta popular para el 22 de julio a efectos de que los cordobeses nos podamos expresar sobre la voluntad de cambiar la Constitución para pasar de un régimen de dos cámaras con 133 legisladores al de una sola cámara con 70 legisladores”, declaró ayer De la Sota después de participar de un encuentro del Frente Federal Solidario, que agrupa a los gobernadores de San Luis, La Pampa, La Rioja, Formosa, Jujuy, Misiones, Santiago del Estero y Santa Cruz. De esa manera, el mandatario de Córdoba se apropió de un tema que había instalado la Alianza y quedó como el primer dirigente político de importancia que propone una acción concreta para recortar los gastos de la política.
De la Sota, además, adelantó que la votación se realizará el 22 de julio y que será “por sí o por no”. Y prometió que –si la población decide unir las dos cámaras– los legisladores que responden a su mando “presentarán un proyecto para reformular la Constitución (provincial) en el plazo más breve posible”. Después volvió a elogiar su gestión, para lo cual destacó que una de sus primeras medidas fue recortar los salarios de funcionarios y legisladores. “Cuando yo asumí, hace 22 meses, rebajamos todos los sueldos de los políticos el 30 por ciento”, señaló.
Mientras hacía los anuncios, De la Sota no pudo ocultar su satisfacción por haber tomado la iniciativa en el proyecto de reforma política. Aunque en la apertura de las sesiones ya se había pronunciado por una reducción en la cantidad de legisladores, su decisión de convocar a una consulta popular lo puso en la delantera en el marco de la competencia que mantiene con Carlos Ruckauf (quien el martes había declarado que “es preferible no pagarle a los intendentes”) y con el propio Gobierno. Como para ilustrar esa disputa, ayer les dedicó una frase a sus competidores. “Hoy, mientras muchos hablan del costo de la política y no dicen de que se trata, nosotros hacemos”, chicaneó.
Si todo sale como espera el gobernador, el próximo 14 de octubre en la provincia se elegirán convencionales constituyentes, además de legisladores nacionales y provinciales. Los primeros tendrán a su cargo la reforma de la Constitución provincial, que se realizaría en los primeros años del 2002. Los cambios previstos afectarán a la Legislatura y al Consejo de la Magistratura local. Pero también permitirán que De la Sota pueda jactarse de ser el primer gobernador que achicó el gasto de los políticos.

 

OPINION
Por Manuel Justo Gaggero*

El desafío del Polo Social

Todos los movimientos populares en nuestro país se conformaron mediante amplias alianzas. En 1945 un amplio frente en el que coincidían la nueva clase trabajadora y la incipiente burguesía industrial constituyó un movimiento nacional, liderado por Juan Domingo Perón.
En la década del 60, la articulación de diferentes sectores políticos y sindicales permitió la confluencia en la llamada CGT de los Argentinos y las posteriores acciones insurreccionales contra el gobierno militar, conocidas como el “Cordobazo”, “Rosariazo”, etc. Para las elecciones de 1973, se constituyeron dos grandes alianzas: el Frente Justicialista de Liberación Nacional que llevaba como candidato a Héctor Cámpora, y la Alianza Popular Revolucionaria que impulsaba a Oscar Alende.
Tras el retorno a la democracia en 1983, hubo diferentes intentos de confluir por parte de corrientes del campo popular. Las más importantes en la década del 80 fueron, la que se dio en el Partido Intransigente y en el FRAL e Izquierda Unida y en los 90 el Frente Grande, fundado entre otros, por Fernando “Pino” Solanas.
Desde 1976 se ha instalado un nuevo modelo económico. Las clases dominantes –capital financiero, burguesía industrial y sector agroexportador– muestran una clara homogeneidad, habiendo transformado, con aquiescencia de éstos, a los grandes partidos –Justicialista, Radical y aliados–, en “administradores” del sistema, con la aceptación total de la exclusión social –13 millones de argentinos por debajo del nivel de pobreza– y de la desnacionalización de la economía.
Este diseño de país, que se articula con las exigencias del imperio, se sostiene con el disciplinamiento social que supuso primero la represión y el genocidio militar, y luego la desocupación creciente; con la ruptura del entramado popular, con la manipulación de los medios de comunicación social y con un corte en el proceso histórico, que se respalda en la teoría de los dos demonios que, al interpretar la década del 70 difunden -entre otros– Alfonsín y Ruckauf.
Frente a la magnitud y la violencia con la que se lleva a cabo este proceso de desintegración nacional, social y cultural, es necesario articular un grande Frente Social y Político, sin exclusiones, y a eso apunta el Polo Social que lidera Luis Farinello.
En este proyecto confluyen peronistas no menemistas, radicales no oficialistas y cristianos de la Teología de la Liberación, marxistas, comunistas, socialistas y luchadores sociales. Su límite lo marcan Alfonsín y Duhalde, en cuanto declaman una supuesta oposición al modelo, los militares y civiles comprometidos con el Terrorismo de Estado y los que participaron en la corrupción menemista, radical y aliancista. Levanta un Programa de Salvación y Reconstrucción Nacional, y se va delineando como la esperanza de algo nuevo.

* Integrante de la Mesa Nacional del Frente de la Resistencia.

 

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