Por Victoria Ginzberg

La sala estaba repleta de actores, pero las estrellas fueron las Abuelas de Plaza de Mayo. Los gestores y participantes de Teatro por la Identidad se reunieron con representantes del organismo de derechos humanos para hacer un balance del ciclo en el que desde hace un mes, todos los lunes se ofrecen 41 espectáculos relacionados con la temática de la apropiación de bebés. La conclusión: las obras son un éxito, no sólo porque ya pasaron por las 14 salas más de 12 mil espectadores, sino porque todos los días la sede de Abuelas recibe llamados de jóvenes que quieren sacarse la duda más importante de su vida. A partir del inicio de Teatro por la Identidad, diez chicos acudieron personalmente a la sede de Abuelas y se realizaron el estudio genético para saber si son hijos de desaparecidos.
Cipe Lincovsky, Daniel Fanego, Manuel Callau, Esteban Prol, Arturo Bonín, Emilia Mazer, Tomás Fonzi, Diana Lamas y Claudio Gallardou son sólo algunos de los actores que se congregaron ayer en El Angel del Abasto. Con ellos estaban Estela Carlotto, Nélida Navajas, Alba Lanzilloto y Abel Madariaga, de Abuelas de Plaza de Mayo. Madariaga, secretario de Abuelas y padre de un niño desaparecido, anunció que diez jóvenes nacidos durante la última dictadura militar ya se sometieron a las pruebas de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos, que aún tiene 84 casos pendientes de personas que se analizaron en 1999 y 2000. “Cada vez que viene un chico se rompe una barrera importante y el teatro sirve para encontrar chicos. Esperemos en no mucho tiempo poder festejar”, aseguró Madariaga. “Nuestra pretensión de generar conciencia se convirtió en un resultado visible palpable”, contestó Fanego.
Carlotto, Lanzilloto y Navajas agradecieron a los artistas que participan de Teatro por la Identidad y cada una recibió un fuerte aplauso. “Las Abuelas no tienen más que palabras de ponderación para cada una de las obras. Estamos haciendo docencia con la gente porque además de que vienen los chicos, mucha gente nos manda información que guardó durante todos estos años”, manifestó Carlotto. La sede de la institución recibe cada día cerca de 25 llamados de consultas de jóvenes y unas 20 denuncias con datos sobre posibles apropiadores. “Me gustaría que este ciclo ayude al teatro, que despierte a la gente para que vaya a ver otras obras, para que los actores tengan trabajo. Ya que el teatro nos ayuda a nosotras, quisiera que nosotras pudiéramos ayudar al teatro”, dijo Lanzilloto y despertó el entusiasmo en los actores.
A su turno, los artífices de Teatro por la Identidad expresaron su satisfacción por ser parte de las 41 producciones autogestionadas. “Para mí, el compromiso mental y físico es completo. Había algo que tenía que hacer y lo estoy haciendo. Sobre todo para ellas”, dijo, mirando a las Abuelas, Diana Lamas, que integra el elenco de A propósito de la duda, la obra que dio origen al ciclo. Gallardou destacó que es “emocionante sentir que la profesión del actor tiene un significado social”.
Teatro por la Identidad es parte de la continua campaña de Abuelas de Plaza de Mayo para acercarse a los jóvenes que pueden ser sus nietos para que, a su vez, ellos se arrimen a ellas. Hace tres años el organismo de derechos humanos organizó un recital de rock. El año pasado, a partir de un sopt radial y televisivo, la institución llegó a recibir cincuenta llamados diarios, entre personas que buscaban su identidad y denunciantes de apropiaciones.

LA CAMARA FEDERAL DE MENDOZA RECHAZO UNA RECUSACION
Cuando la verdad es un amigo

La Cámara Federal de Mendoza rechazó la recusación de su presidente, Luis Francisco Miret, en la causa en la que se investiga el destino de las personas detenidas-desaparecidas en esa jurisdicción durante la guerra sucia, pese a su declarada amistad con el general Juan Pablo Sáa, ex jefe de la Subzona de Seguridad 33 en el momento de los hechos en cuestión. Durante su desempeño como comandante de la Brigada de Infantería VIII desaparecieron 21 personas en su jurisdicción.
Sáa fue procesado y se benefició con las leyes de impunidad. La recusación fue presentada por los familiares de las víctimas, representados por los abogados Pablo Salinas y Alfredo Guevara, padre e hijo. “Aunque estos juicios no tengan sanciones penales, el deber de respetar la imparcialidad del tribunal se impone”, dijo Salinas. Durante un juicio de 1987 por la desaparición de Daniel Romero, Miret se había excusado alegando amistad con Sáa. Dada esa amistad, dijo Miret entonces, “paréceme obvio que no puedo tener de aquí en adelante la objetividad necesaria para intervenir en el juzgamiento de la participación que pudiera atribuirsele en la comisión de delitos a mi amigo el general Juan Sáa”. Sin embargo, Miret no se excusó este año, al iniciarse el juicio de la verdad, y el 23 de marzo, cuando Sáa fue citado a declarar, dirigió el interrogatorio.
Al rechazar la recusación, la Cámara Federal dijo que los juicios de la verdad tenían un “limitado objeto”, ya que excluyen “toda posibilidad de determinar responsabilidades criminales por mediar decisiones legislativas que lo impiden como las leyes de punto final y de obediencia debida” y que Sáa no estaba imputado y era sólo un testigo. Añadió que los representantes de los familiares no habían recusado a Miret cuando se les dio vista de las actuaciones. Según el abogado Salinas, recién la semana pasada la familia de Daniel Romero les alcanzó la causa por su desaparición, donde consta la excusación de Miret hace quince años.
“Miret dirigió la audiencia y realizó las preguntas, lo cual quita objetividad al juicio”, dijo Alfredo Guevara. Los abogados anunciaron que recurrirán a la Cámara de Casación y a la Corte Suprema de Justicia.

Informe: Emilio Vera da Souza

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