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LA CAMARA DE DIPUTADOS SANCIONO LA DEROGACION DE LA DISCUTIDA LEY
Final sin vueltas para el dos por uno

La ley, que establecía un doble cómputo para quienes estuvieran más de dos años en prisión sin sentencia, fue finalmente derogada. Esta vez sin debate, los diputados sancionaron su proyecto original sin tomar las reformas del Senado.

Esta vez los diputados no debatieron: fueron directamente
a la votación, casi unánime.

El doble cómputo para los procesados que estén más de dos años en prisión �conocido como ley del dos por uno� ya forma parte de la historia. Ayer, la Cámara de Diputados convirtió en ley el proyecto que elimina ese beneficio, instaurado por los propios legisladores hace siete años para descomprimir la superpoblación carcelaria. Consiguieron los dos tercios de los votos, cantidad que necesitaban para rechazar las reformas hechas hace una semana por el Senado, que había eliminado las pocas garantías que le quedaban a la norma. El dos por uno, no obstante, sigue vigente para los actuales procesados: la nueva norma regirá para quienes sean detenidos a partir de su publicación en el Boletín Oficial. Los propios diputados coinciden con los especialistas: esta reforma, por sí sola, no contribuirá a resolver el problema de la inseguridad. El texto, aprobado casi por unanimidad, mantiene en vigencia las garantías establecidas en el Pacto de San José de Costa Rica, según el cual, la detención sin sentencia no debe exceder �plazos razonables�. Y establece que un procesado no puede estar más de dos años �extensible a tres� con prisión preventiva sin sentencia. Para evitar demoras arbitrarias por parte de los jueces, la ley establece un mecanismo de control: los magistrados deben informar al Consejo de la Magistratura los motivos de las demoras en las causas. La eliminación de ese contralor había sido una de las modificaciones introducidas por los senadores hace una semana. La ley 24.390, conocida como del �dos por uno�, había sido sancionada en noviembre de 1994, al calor de una ola de revueltas carcelarias. Nació como una reparación para la inmensa cantidad de detenidos con causas demoradas. A la vez, pretendía acelerar las causas judiciales. La norma no cumplió ninguno de sus objetivos: hoy hay en el país 10.000 detenidos más que en 1994 y en la provincia de Buenos Aires, el 82 por ciento de los presos son procesados, según datos del Servicio Penitenciario Bonaerense. En los últimos años, además, la ley fue condenada por la opinión pública, al conocerse casos de delitos cometidos por personas que recuperaron su libertad antes de tiempo por aplicación del doble cómputo. Los propios diputados que la habían votado hace siete años reconocieron ahora que la ley terminó distorsionando el sistema de penas: �Por efecto del doble cómputo, un condenado podía pasar tantos años en prisión como alguien que resultara absuelto, por el mismo hecho�, puso como ejemplo un legislador. Esos cuestionamientos se combinaron con la ola conservadora que reclama mano dura. El peronismo pugnaba por la eliminación lisa y llana de la norma, mientras que el gobierno pretendía una reforma más liviana, que excluyera del beneficio solo a los autores de delitos graves, con penas superiores a los 15 años de prisión. Finalmente se logró el consenso: se mantuvo el �plazo razonable� establecido por el Pacto de San José de Costa Rica, se eliminó el cuestionado doble cómputo y se introdujo una instancia de control al accionar de los jueces, de acuerdo con una propuesta del diputado Franco Caviglia, de Acción por la República. De acuerdo con esa modificación, los jueces que tengan a una persona detenida más de dos años sin sentencia deberán elevar un informe al Consejo de la Magistratura explicando por qué no se resolvió la causa hasta ese momento. Lo mismo deberán hacer cuando ese detenido sea puesto en libertad. Con esos datos, el Consejo de la Magistratura deberá elaborar un registro de imputados con sentencias demoradas, listado que deberá hacerse público anualmente. Los jueces que incurran en demoras injustificadas pueden ser pasibles de sanciones. �Con la sanción de esta ley ¿podrían llegar a generarse protestas o motines en las cárceles? �le preguntó este diario al diputado Ramón Torres Molina (Alianza) uno de los que aprobaron el proyecto. �Si los jueces la aplican bien, no va a haber problemas. Pero su mala aplicación, sumada a la legislación de algunas provincias, que limitan la excarcelación, puede generar conflictos carcelarios.

 


 

Cómo fue y cómo será

El dos por uno

La prisión preventiva no puede ser superior a dos años, plazo prorrogable a un año más cuando la cantidad de delitos atribuidos al procesado o la complejidad de las causas impidan cumplir con esos términos (artículo 1º).
Se establece una nueva prórroga de seis meses para los casos en que hubiese condenas pero no estuvieran firmes (artículo 2º).
El artículo más controvertido era el séptimo: transcurrido el plazo de dos años, se computa cada día de prisión preventiva como dos días de prisión.
Los fiscales pueden oponerse a la libertad del imputado si entienden que existieron maniobras dilatorias por parte de la defensa. El tribunal tiene un plazo de cinco años para resolver esa cuestión (artículo 3º).
Si no hay oposición o si ésta es rechazada por el juez, el imputado recupera la libertad bajo la caución que el tribunal determine (artículo 4º).
Antes de recuperar la libertad, el imputado debe fijar domicilio y avisar si va a ausentarse del mismo por más de 24 horas por razones de trabajo (artículo 5º).
La libertad es revocada cuando el imputado no cumple con las reglas que le impone el juez (artículo 6º).
La ley es reglamentaria de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) (artículo 9º).
La nueva ley
Se mantiene el plazo de dos años, prorrogable a un tercero para la prisión preventiva sin sentencia. Pero se aclara que los plazos no se computarán “cuando los mismos se cumpliesen cuando hay una sentencia condenatoria que no esté firme”.
Se elimina el artículo segundo que extiende el plazo seis meses más.
Se elimina el artículo 7º que establecía el doble cómputo.
Se mantiene el artículo 3º que habilita a los fiscales a oponerse a la libertad de los imputados aunque no sólo cuando detecten maniobras dilatorias por parte de la defensa sino en casos de “especial gravedad de la infracción atribuida” al imputado.
Si se presentan recursos contra la libertad del imputado, la salida del detenido queda automáticamente suspendida (artículo 2º).
Cuando un imputado permanezca dos años preso sin sentencia, el juez informará de inmediato al Consejo de la Magistratura las razones por las que no se llegó a la sentencia junto con todos los datos de la causa.
Si ese imputado sale en libertad, el juez también debe informar al Consejo. La omisión o retardo de estos informes se considerará falta grave.
El Consejo de la Magistratura elaborará un registro de imputados que exceden los dos años de detención sin sentencia, que hará público anualmente.
La ley y sus modificaciones serán incorporadas al Código Procesal Penal de la Nación. Los artículos 4º, 5º, 6º y 9º quedan sin variantes.

 

UN CACEROLAZO EN CABALLITO POR LA INSEGURIDAD
“Este era un barrio tranquilo”

Unos 150 vecinos del barrio porteño de Caballito, ruidosos y enojados, cortaron anoche la avenida Rivadavia, en el cruce con Otamendi, para protestar por la “falta de seguridad y los robos permanentes” que se vienen registrando en una zona que va desde avenida La Plata hasta Primera Junta. Durante la protesta, que se tradujo en un “cacerolazo” del que participaron también decenas de vecinos asomados a los balcones de los departamentos, se escucharon fuertes críticas dirigidas a los comisarios de las seccionales 10ª y 12ª de la Policía Federal, con jurisdicción en el lugar, a cada lado de Rivadavia, y contra las autoridades del gobierno porteño. “A los delincuentes la cárcel ya, a los vecinos seguridad” fue uno de los cánticos entonados por familias enteras, desde el abuelo hasta el nieto. La esquina de la convocatoria fue elegida porque allí, hace justo un mes, fue asesinado un policía durante uno de los 14 robos que sufrió, en los últimos tiempos, la pizzería Pizza Bravo.
Los primeros vecinos se fueron congregando, precisamente, en la vereda del comercio multiasaltado. “Aquí abundan los arrebatadores, los ladrones que roban a mano armada los comercios que están sobre Rivadavia y caminar por el parque (Rivadavia) es imposible, de noche y también de día”, fue el resumen que hizo una mujer mayor que se identificó como Rosa y que aclaró –en una de las escasas ironías de la noche– que no es aquel personaje emblemático creado por Bernardo Neustadt. Todos se arremolinan frente a los periodistas, para seguir aportando datos de la alarma: “Este era un barrio tranquilo, de clase media, una clase en extinción que ahora no puede pagar las expensas y encima, para que no la roben todos los días, está siendo obligada a pagar seguridad privada”, explicó una mujer de 40 años, vestida con elegancia, que prefiere mantener su nombre en reserva.
Hernán, un joven vestido con un jogging amarillo, se ubica frente a las cámaras de TV y reclama a los presentes que se animen “a dar la cara”. Su mensaje apunta alto: “Hace poco, un candidato nos dijo que iba a ser el fiscal de todos nosotros, que nos iba a garantizar la seguridad. Nosotros lo estamos esperando porque todavía no cumplió lo prometido”. Las quejas de los vecinos se han dirigido en los últimos días a los representantes barriales del jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra.
Consultado telefónicamente por Página/12, el titular del Centro de Gestión y Participación número 6, Fernando Muñoz, dijo que la convocatoria al “cacerolazo” provino de “un grupo de vecinos que no se ha sumado al Consejo de Prevención del Delito que se ha constituido hace diez días”. Muñoz dijo que sabe de las quejas y que para el lunes está prevista una reunión. El propio Muñoz admitió que las mayores críticas “le apuntan a los dos comisarios” de la 10ª y la 12ª.
Ana María, alma mater de la convocatoria vecinal, aclaró que el problema es con la conducción de las comisarías “y no con los agentes que vienen al barrio y que de última son laburantes como nosotros”. Uno de esos policías, recordó la mujer, fue el sargento Marcelino Bogado, quien murió de tres balazos disparados por su propia arma reglamentaria, al forcejear con un ladrón desarmado que le ganó mortalmente la pulseada. Anoche, en medio del “cacerolazo”, dos hombres de la División Homicidios, vestidos de civil, andaban recabando datos sobre el presunto autor del hecho. A un mes de lo sucedido y cuando la gente reclamaba por muchas otras cosas.

 

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