Por Cristian Vitale
Vista desde este rincón
de Sudamérica, la música que generó Creedence Clearwater
en sus primeros cuatro años de vida (1968-1972) parece llegar intacta
al presente, como si los 25 años que median entre el ocaso del
Creedence Revival y la aparición del Revisited
hubiesen estado de más. La comprobación empírica,
indiscutible, se dio en octubre de 1998, cuando los restos del grupo el
bajista Stu Cook y el baterista Douglas Cosmo Clifford, acompañados
por John Tristao (voz y guitarra), Elliot Easton (guitarra) y Steve Grunner
(teclados) hicieron delirar a 10 mil fans en dos shows en Obras.
Cuatro horas del mejor country-rock. Luego, vinieron en otras dos oportunidades.
Hoy y mañana, en el teatro Gran Rex, la base de Creedence, con
los mismos acompañantes, intentará repetir por cuarta vez
el ritual, en que el público deplora todo lo que huela a nuevo.
Si digo lo que vamos a tocar, la gente puede llegar a no venir a
los shows, porque le develamos la sorpresa dice Douglas Clifford
en la entrevista concedida a Página/12. Sólo puedo
anticipar que vamos a tocar lo que el público nos pida. Las canciones
que más significado tienen para nuestros fans argentinos, para
que ellos se diviertan como lo hicieron la primera vez, agregó
el baterista, cuyo apodo remite al quinto disco del grupo (Cosmos
Factory, 1970). Cae de maduro, entonces, que temas como Travelin
Band, Proud Mary, Suzie Q y Up Around
the Bend, serán parte del repertorio de una banda que intenta
conservar su pasado intacto para no generar ningún desencanto.
La apuesta es poco arriesgada, pero seductora para sus fans.
El conservadurismo del Creedence moderno tiene su explicación:
John Fogerty, el más inspirado de los cuatro integrantes originales,
abandonó la banda en 1971, después de grabar Pendulum, el
penúltimo disco del viejo Creedence, y nunca más pasó
por su cabeza rearmar el cuarteto. Tom, que permaneció en el grupo
hasta la traumática separación, en 1972, luego de haber
editado el fallido Mardi Gras, murió en 1990 dejando acéfalo
un lugar imprescindible, de cara a cualquier intento de renacimiento:
la guitarra rítmica. Nunca me gustó ese disco admite
Clifford sobre Mardi Gras. Me gustan mucho más los primeros.
Nosotros no lo queríamos grabar, pero debimos hacerlo porque si
no se rompía la banda. Lo hicimos, pero la banda se rompió
igual, rememora el baterista, explicando las razones que provocaron
la disolución del primer Creedence.
En la actualidad, según Cosmo, sienten más la falta de Tom
que la de su hermano: Cuando murió Tom, perdimos un gran
intérprete de la guitarra rítmica. El era muy importante
para nosotros. Sin embargo, a pesar de que no está, siempre viaja
con la banda. Está en cada lugar que tocamos nuestra música.
¿John...? Bueno piensa un momento, creo que perdió
el vuelo y el fuego que tenía a finales de los 60. Su música,
antes, era más poderosa. Igualmente, espero que esté feliz
con lo que hace, pese a que se portó muy mal con las cuestiones
legales referidas al nombre del grupo, etcétera. Creo que sintió
celos por nuestro éxito. El pensó que el retorno iba a ser
un fracaso y después se dio cuenta de que no fue así,
sostiene Clifford.
John Tristao es el reemplazante de John en el nuevo Creedence. En vivo,
el rudo cantante no puede disimular los rasgos que lo emparientan al ex
líder. Sin embargo, Clifford niega cualquier similitud entre ambos
frontmen: John es un cantante maravilloso. Nosotros le dijimos que
no copie a Fogerty sino que cante las canciones con actitud y personalidad.
Y lo hace muy bien.
El regreso de Creedence, concretado en 1997, fue contemporáneo
a la vuelta de Fogerty a las grabaciones. Luego de negarse durante 20
años a tocar temas de la banda californiana, el viejo líder
editó dos discos -Blue Moon Swamp (1997) y Premonition (1998),
trabajos que representan el espíritu de los primeros tiempos. Clifford
y Cook, para no ser menos,hicieron lo mismo con Recollection, compitiendo
por ver quién conservaba mejor el legado del grupo: La idea
de Recolletion fue mostrar que podíamos recrear la historia de
Creedence a nuestra manera contó Clifford, pero ahora
el desafío es sacar un disco con todos temas nuevos y distintos
de aquellos de finales de los 60.
El baterista no escatimó elogios cuando se refirió al público
argentino: Son maravillosos. Nosotros amamos este país y
toda Sudamérica. El público es cálido y amigable.
La gente se excita mucho cuando salimos a tocar, cantan, lloran y saltan
como locos. Son muy demostrativos. Son apasionados y nos hacen notar que
significamos mucho para ellos, reconoció y también
habló, en general, de los grupos que los tienen como referentes
un ejemplo criollo, lo sabe, es La Renga: Sé
que hay muchos que nos imitan o nos tienen como influencia, pero sólo
conozco unos pocos. En cierto modo es reconfortante porque si tu música
es popular como para que algunos la imiten, es porque representamos el
sentir de mucha gente. Me enorgullece que La Renga esté en ese
camino, finalizó.
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