Por Adriana Meyer
Erman González admitió
que hubo contrabando en el caso de la venta de armas. Pero
aseguró que él no tuvo nada que ver. El ex ministro de Defensa
fue indagado ayer durante más de seis horas por el juez en lo penal
económico Julio Speroni, acusado de contrabando agravado. Este
delito no es excarcelable y por eso podría haber quedado detenido
tras el interrogatorio. Sin embargo, Erman se fue a su casa y el juez
decidirá en los próximos diez días si lo procesa
y lo envía a la cárcel. El ex funcionario menemista está
imputado, además, en la causa madre que instruye el juez Jorge
Urso y allí también corre riesgo de perder su libertad.
González ya es un habitué de los tribunales federales. En
menos de una semana ya visitó dos juzgados. Ayer, mientras subía
las escalinatas aseguró que el asunto de las armas se produjo muy
fuera de su gestión y adelantó que eso es lo que vamos
a tratar de clarificar y de probar en el juzgado. Es una maniobra
que tampoco podría haber descubierto el ministro (de Defensa) porque
fue realizada en otro plano y en otro circuito señaló.
Vestido con traje negro, camisa blanca y colorida corbata, el ex ministro
esperó el inicio de la audiencia en la confitería de Comodoro
Py, acompañado por sus abogados Fernando Archimbal y Carlos Froment,
tratando de dar una imagen distendida. Minutos antes de las nueve bajó
al sexto piso y entró al despacho de Speroni. Según allegados
a la investigación, brindó respuestas muy extensas
y contestó todas las preguntas en tono monocorde, tal
como sucedió el viernes pasado cuando lo interrogó Urso.
Fuentes judiciales comentaron a la agencia Télam que en algunas
ocasiones las respuestas del ex ministro eran tan detalladas y extensas
que debieron ser acotadas por el tribunal. La audiencia se extendió
por más de siete horas. No hubo cuarto intermedio a la hora del
almuerzo.
El ex ministro volvió a defender la validez de los decretos a través
de los cuales se vendieron armas a Croacia con aparente destino a Panamá.
Según la publicación diariojudicial.com, aseguró
que cuando se realizó el primer embarque de armamentos a Croacia
él no ocupaba la titularidad de la cartera de Defensa. González
también argumentó que en julio de 1993 cuando se produjo
la quema de pólvora, que luego se comprobó fue ficticia,
él ya había abandonado el cargo. La extensa audiencia, en
la que aportó documentación, hizo que el imputado se retirara
muy cansado, según explicó su abogado.
Poco después de las 15.30 González abandonó los tribunales
en un Chevrolet gris, sin hacer declaraciones pero luciendo una ancha
sonrisa. Su secretaria, su sobrino abogado y otros familiares, que habían
esperado con paciencia en el pasillo, fueron los primeros en enterarse
y exteriorizaron su alegría con una risa nerviosa.
Speroni se tomará los 10 días que establece la ley para
decidir si procesa al ex funcionario y, en ese caso, si será con
o sin prisión preventiva, según indicaron fuentes consultadas
por Télam. La decisión del juez de tomarse ese tiempo para
examinar la declaración de Erman González se debe a que
precisiones y datos que llamaron a la reflexión al tribunal.
Ahora, el ex funcionario deberá aguardar la decisión de
Speroni en cuanto a su situación procesal y la del juez Urso, quien
la postergó hasta que finalice la nueva ronda de indagatorias que
él mismo inauguró y que finalizará el próximo
13 de julio cuando declare el ex presidente Carlos Menem. Urso investiga
presunta falsedad ideológica, la existencia de una asociación
ilícita para la venta ilegal de armas a Ecuador y a Croacia e incumplimiento
de deberes de funcionario público.
Speroni lleva la pesquisa sobre la exportación ilegal de 4500 toneladas
de material bélico a Croacia entre 1991 y 1994, por medio de los
embarques en los buques de la empresa naviera Croatia Lines. Esa operación
violó el embargo de las Naciones Unidas y los reglamentos del Código
Aduanero. Paraconseguir la aprobación de los decretos en plazo
récord Erman omitió el dictamen de la Secretaría
Legal y Técnica de la Presidencia. El material autorizado en los
decretos cabía en una veintena de contenedores, pero Speroni comprobó
que fueron 270 los que salieron del país sin permiso.
Los temores de Sarlenga
El abogado Ricardo Monner Sans confirmó que el ex interventor
en Fabricaciones Militares (FM) Luis Sarlenga volvió a recibir
amenazas de muerte e intentos de seducción para cambiar sus
dichos. El letrado aseguró que obtuvo la información
por fuera del juzgado y de la fiscalía. El miércoles
Sarlenga amplió su declaración indagatoria y aportó
más datos comprometedores contra ex funcionarios del gobierno
de Carlos Menem. En su anterior indagatoria había involucrado
al ex asesor presidencial Emir Yoma, que está detenido por
sus dichos. Sarlenga teme por su vida y por eso pidió salir
vestido con un chaleco antibalas de Comodoro Py tras su última
visita. Este ex funcionario fue interrogado por Urso con vista a
las próximas indagatorias. Por eso le pidieron información
sobre la participación en la maniobra de Guido Di Tella,
Martín Balza y Carlos Menem. Solícito, Sarlenga respondió
y sus dichos llenaron tres hojas con medidas que mantienen hiperocupados
a los colaboradores del juez.
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LOS
ARGUMENTOS QUE PIENSA EXPONER GONZALEZ EN SU INDAGATORIA
El embajador ya tiene su estrategia
Por Eduardo Tagliaferro
Antes de dar por cerrada su
estrategia judicial, tomó el teléfono y llamó a su
amigo y antiguo jefe el ex canciller Guido Di Tella. La idea era ponerlo
al tanto de cuáles serían sus declaraciones en el día
de hoy frente al juez Jorge Urso y al fiscal Carlos Stornelli, en la causa
por la venta ilegal de armas. Sin involucrar a Di Tella, el actual embajador
en los Estados Unidos, Guillermo González, reconocería sus
diálogos con Luis Sarlenga y también admitiría las
presiones que realizaba el Ministerio de Defensa para que la Cancillería
firmara el decreto 103/95 que autorizaba vender armamento a Venezuela,
pero que en realidad tuvo como destino Ecuador y Croacia. Funcionarios
con cierta llegada al embajador se preocupaban en aclarar que excluiría
a Oscar Camilión de la nómina de los hombres de Defensa
a los que mencionaría como interesados en realizar la maniobra.
Ese dato reforzaría las primeras declaraciones de Sarlenga, quien
había dicho Camilión siempre fue medio reacio a todo
esto. En tren de especulaciones las fuentes consultadas por este
diario vaticinaban que Guillermo Etchechourry, segundo del área
de defensa sería el involucrado por el embajador González
.
Yo siempre consulté con Etchechourry y con Torcillo, que
me trataban bastante mal, había reconocido Sarlenga en su
primera declaración judicial, aquella que derivó en la inmediata
detención de Emir Yoma acusado de ser el organizador de la asociación
ilícita.
Ayer González trabajó frenéticamente con sus abogados.
En verdad, tiene motivos para estar preocupado. Refiriéndose al
embajador, Sarlenga dijo: hablo a Cancillería para pedir
ayuda y me contacto con el embajador González, a quien no conozco.
Me dijo que sabía adónde iba todo el armamento y que había
un embargo. Que al Canciller no le podía vender pescado podrido.
Esas fueron sus textuales palabras. Yo le agradecía lo que pudiera
hacer, le expliqué que con ello podría pagar los sueldos.
El me dijo que lo hablaría para ver qué se podía
hacer. Lo llamé a González pues me dieron ese dato y me
dijeron que debía hablar con él para solicitar la ayuda
que necesitaba. El resultado no podía ser menos eficaz, Sarlenga
admitió que a los dos o tres días Di Tella firmó
el decreto y quiero aclarar que yo nunca hablé personalmente con
Di Tella.
González se enteró de esta declaración en el mismo
momento en que el presidente Fernando de la Rúa concluía
su entrevista con el presidente norteamericano George W. Bush y se aprestaba
a embarcarse hacía Quebec para participar de la cumbre del ALCA.
Al día siguiente González suspendió encuentros que
tenía pactados con la prensa y le prometió al canciller
Adalberto Rodríguez Giavarini que aclararía su situación
judicial. Con esa promesa y sin que la prensa lo viera retornó
a Washington. Esta semana la Cancillería se vio obligada a desmentir
las versiones que daban cuenta que sería relevado de su cargo.
Perteneciente al círculo íntimo de Di Tella, González
suele definirse como simpatizante de la UCR. Es cordobés
como Fernando y Jorge De la Rúa, a quienes conoció en la
Docta. Aunque supo tener más trato Jorge De la Rúa, actual
ministro de Justicia. Su designación como embajador en los Estados
Unidos, fue un exclusivo pedido del Presidente De la Rúa, el único
a la hora de rediseñar los nuevos puestos en el Servicio Exterior.
El embajador está en problemas. En varios problemas.
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