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Lanzaron el programa para salvar
a las telas, pilchas y tamangos

Los sectores textil, indumentaria y del calzado fueron bendecidos por Domingo Cavallo en la segunda tanda del Plan de Competitividad. La Nación y las provincias aportan reducción de impuestos. Mantener los puestos de trabajo es el compromiso de las empresas.

Fernando de la Rúa, presidente de la Nación, rodeado de los gobernadores
del PJ que apoyan el plan.

Como ocurrió hace una semana, el Salón Blanco de la Casa de Gobierno volvió a engalanarse. Esta vez el centro de atención no era el sector siderúrgico sino los representantes de la industria textil, indumentaria y del calzado. Pero el motivo era el mismo que siete días atrás: lanzar un convenio tendiente a mejorar la competitividad y la generación de puestos de trabajo en esos nichos industriales. Urgido por la falta de reacción de la economía, el Gobierno se preocupó para que el acuerdo con empresarios y sindicalistas tuviera un fuerte empuje político. Codo a codo estuvieron desde Fernando de la Rúa hasta Carlos Ruckauf. También José Manuel de la Sota, Carlos Reutemann, Aníbal Ibarra y Domingo Cavallo. Y próximos al estrado se apretujaban Eduardo Escasany y Oscar Vicente, entre un grupo nutrido de empresarios líderes. En el centro de la escena, De la Rúa bendijo las políticas activas que se estaban propiciando. “Sé el valor de los mercados, pero hay tiempos en que no se puede dejar todo al funcionamiento de los mercados”, dijo.
La batería de iniciativas rubricada en el convenio apunta a bajar los costos de las ramas industriales involucradas. Los textiles, fabricantes de ropa y de calzados se ubican entre los sectores más golpeados de la economía. Y no sólo por la depresión que se instaló hace ya tres años sino además por la competencia desleal que los empresarios, acusan, tienen tanto desde el extranjero como puertas adentro.
El propio Cavallo se encargó de dar cuenta de la crisis. Dijo que en el sector textil se perdieron 10 mil puestos de trabajo en los últimos dos años, de 48.500 a 38.500. Y que el valor de la producción disminuyó en mil millones de dólares, a 3172 millones. En el rubro calzados, el panorama también es patético: las 1562 empresas existentes producen en conjunto un 24 por ciento menos que en 1998, y la cantidad de trabajadores se redujo de 34 mil a 32 mil. La indumentaria produce 600 millones menos que hace un par de años y quedó en 1200 millones de dólares. “Sin ninguna duda, estos sectores son los que más han sufrido la competencia desleal, el contrabando y el fraude”, diagnosticó el ministro.
Y si bien Cavallo reconoció que la crisis dejó tambaleante a otros sectores, desechó la posibilidad de extender los beneficios. “En teoría hubiese sido lo mejor. Pero tenemos un gravísimo problema fiscal, un déficit que no puede aumentar. Tenemos que manejarnos con suma prudencia en esto de eliminar impuestos”, sinceró, dando cuenta de la importancia que el Gobierno le asigna a los humores de los mercados, con los inversores preocupados por la solvencia de la Argentina.
Según el titular del Palacio de Hacienda, en un plazo de dos años, los industriales obtendrán una reducción del 20 por ciento en los costos de producción. Por ahora, los empresarios prefieren ser cautelosos al respecto. Carlos Bueno, de la cámara del calzado, las medidas lanzadas ayer provocarán una caída de los costos en un rango del 2 al 5 por ciento. En diálogo con Página/12, Bueno destacó que “después de una década en donde se dijo que la industria era inviable, ahora vuelve a ser importante”. Aunque advirtió: “Si no se hace algo para frenar las importaciones, esto no sirve”.
Su colega de la Federación de Textiles (FITA), Alejandro Sampayo, dio un pronóstico parecido, al calcular la disminución en el orden del 6 al 7 por ciento. “Este programa no soluciona todos nuestros problemas pero representa un cambio favorable en la actitud del Gobierno”, apuntó. Desde la ortodoxia, el economista Miguel Angel Broda concedió que “en una situación de emergencias, las políticas activas se justifican. Tampoco somos fundamentalistas de mercado”, dijo. No obstante, coincidió con los empresarios en que las medidas “tendrán un efecto muy pequeño sobre el nivel de actividad”.
El convenio fue firmado por la Nación, varias provincias (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, entre otras), la ciudad de Buenos Aires, los empresarios y los gremios de la indumentaria, textiles y calzado. Tendrá vigencia hasta el 31 de marzo de 2003. En sus puntos centrales, eliminalos impuestos al endeudamiento empresario y a la renta mínima presunta, un reclamo histórico de los empresarios. Las provincias, a su vez, quitarán Ingresos Brutos en la etapa industrial y los municipios analizarán hacer lo mismo con algunas tasas que cobran. Los empresarios, a cambio, se comprometieron a no despedir gente. Y los sindicatos, a negociar nuevos convenios laborales por rama y por empresa. La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, calificó de “histórico” al acuerdo. Y fue aplaudida cuando prometió “perseguir a las organizaciones delictivas que están explotando trabajadores”.

 

Qué ofrecen y qué reciben
Compromisos del Gobierno nacional
Eximir del pago de los impuestos al endeudamiento empresario y a la renta mínima presunta.
Computar como crédito fiscal de IVA al pago de los aportes patronales destinados al subsistema previsional.
Los saldos de IVA pueden utilizarse como garantía o cancelación de préstamos con los bancos.
Organizar un grupo especial para combatir la evasión impositiva, el contrabando y la falsificación.
Promocionar el empleo entre ex trabajadores de estos sectores.
Analizar nuevos mecanismos para ponerse al día con los impuestos y con los aportes previsionales.
Establecer una línea especial de financiación a las pymes.
Profundizar los controles aduaneros.

Compromisos de los gobiernos provinciales y del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires
Eximir al sector industrial del pago de Ingresos Brutos.
Propiciar la eliminación de tasas municipales que afecten a la producción.
Tomar acciones para eliminar el empleo no registrado.

Compromisos de los empresarios y los sindicatos
Preservar el actual nivel laboral hasta el 31 de marzo de 2003.
Los gremios apoyarán las medidas para mejorar la competitividad y la generación de empleo.
Iniciar contactos, en un plazo no inferior a los seis meses, para empezar las negociaciones “tendientes a la adecuación, actualización o renovación de las convenciones colectivas de trabajo, propiciando negociaciones por empresa”.
Estas negociaciones no pueden extenderse más allá de dos años.
Inclusión en los nuevos convenios de un capítulo específico para las pymes.
Introducir mecanismos para regularizar el trabajo en negro, prestando atención a la lucha contra las organizaciones delictivas que dan trabajo a menores e inmigrantes ilegales.
Diseñar un Programa de Formación Profesional.
Constituir una comisión de seguimiento del acuerdo.

 

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