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RECLAMO A ECONOMIA POR CHEVALLIER-BOUTELL
Anticorrupción, insatisfecha

La elección, como Superintendente de Seguros, de un abogado involucrado con varias compañías extranjeras, y que ocupó el mismo cargo con Videla, podría violar normas de ética pública.

Daniel Marx, secretario de Finanzas, de quien depende la Superintendencia de Seguros.

Por Julio Nudler

La Oficina Anticorrupción considera insuficiente la comunicación que Juan Pablo Chevallier-Boutell dirigió al organismo para salvar una posible situación de conflicto de intereses, en los términos de la ley de Etica Pública. Como informó ayer Página/12, Chevallier fue elegido por Domingo Cavallo, ministro de Economía, y Daniel Marx, secretario de Finanzas, para conducir la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), a pesar de estar personalmente involucrado en varias aseguradoras y reaseguradoras extranjeras (St. Paul, ACE, Cigna, Hartford, Connecticut General Life Insurance, NAC Reinsurance International, entre otras), y de defender a varias compañías del sector como abogado del estudio Beccar Varela. A pesar de estas múltiples incompatibilidades para erigirse en regulador del negocio donde tiene jugados tan fuertes intereses personales, Chevallier juzgó suficiente con enviar un escrito a la Dirección de Planificación de Políticas de Transparencia, de la Oficina Anticorrupción, a cargo de Roberto de Michele, afirmando haberse desvinculado del bufete Beccar Varela. En el sector seguros, y particularmente entre las compañías nacionales y las cooperativas, el retorno de Chevallier, quien ya ejerció igual cargo durante la dictadura militar de Videla y Massera, causa inquietud porque temen que desde la Superintendencia se favorezca una mayor extranjerización del negocio.
De Michele dirigió el martes último una nota a Economía, específicamente a Héctor Mario Rodríguez, subsecretario de Servicios Financieros, para referirse a la presentación que Chevallier-Boutell efectuó el 27 de abril, “en la cual manifiesta que ha presidido el Departamento de Seguros del Estudio Beccar Varela, consignando las diversas entidades aseguradoras a las cuales ha prestado sus servicios profesionales, y dejando constancia que, antes de asumir el cargo público, notificó a sus clientes la desvinculación del citado Estudio”.
El funcionario de la Oficina Anticorrupción le advierte a Rodríguez que Chevallier “deberá comunicar, por intermedio de esa área, a este organismo las excusaciones que se pudieren suscitar en el ejercicio de su función pública, acorde con las actividades desplegadas en el ámbito privado”. Y agrega: “A tales fines se deberán arbitrar los mecanismos necesarios... para que los casos en que se excuse sean sometidos a su resolución (la de Rodríguez), a efectos de evitar posibles nulidades.”
Esto significa que el superintendente tendrá que abstenerse de tomar cualquier decisión que involucre a cualquiera de las múltiples aseguradoras que integró, representó o defendió. Pero fuentes privadas dijeron a este diario que aun así no quedaría garantizada la ecuanimidad, ya que las restantes compañías pueden ser competidoras o clientes de aquéllas en las que el nuevo conductor de la SSN tuvo participación, o perseguir objetivos comunes. Lo que nadie parece entender es por qué renunciaría Chevallier a ocupaciones tan rentables con el mero fin de asumir un opaco cargo público.
De Michele también le planteó a Servicios Financieros que se le debe solicitar a Chevallier, cuyo hermano Carlos encabeza otro importante estudio jurídico, la remisión a Anticorrupción de “copia de todas las comunicaciones oportunamente diligenciadas a las respectivas entidades aseguradoras, renunciando a los cargos conferidos y al asesoramiento legal prestado”. Por último, Chevallier tiene aún pendiente la presentación de su Declaración Jurada Patrimonial Integral.

 


 

PARA EL FMI, LA CRISIS ARGENTINA NO GOLPEO A OTROS
El efecto Tango fue modesto

Según el Fondo Monetario, el “efecto contagio” de las crisis de la Argentina y Turquía, los dos países que hoy más le deben al organismo, sobre otras economías emergentes, fue “limitado”. La consecuencia de esas crisis sobre “el aumento de la volatilidad general del mercado fue relativamente modesta”, dice el último informe de la entidad sobre la situación financiera mundial. Lo que, obviamente, pretende ser mostrado como una señal tranquilizadora para la estabilidad de las finanzas mundiales, podría ser interpretado como una advertencia para Domingo Cavallo: si la Argentina no desestabiliza al sistema financiero internacional, entonces no sería dable esperar un nuevo salvataje si se cae el actual.
El Directorio del Fondo se reunirá el 21 de mayo para aprobar formalmente la nueva Carta de Intención firmada con la Argentina, lo que permitirá al país retirar unos 1300 millones de dólares casi de inmediato. El director de Relaciones Externas del FMI, Thomas Dawson, explicó ayer que el nuevo tramo del préstamo estaría disponible “un par de días” después de esa reunión, como es habitual. “Si las autoridades argentinas deciden o no retirar el dinero, ésa es su decisión”, aclaró. En tanto, el portavoz del Fondo no quiso entrar a valorar el canje de deuda que prepara el gobierno, por unos 20 mil millones de dólares, y sólo señaló que el FMI “no se ocupa de operaciones de ese tipo”.
El Fondo está de nuevo en la mira de los parlamentarios estadounidenses, que proponen un nuevo sistema para limitar la amplitud de sus planes de rescate financiero para los países en crisis. Por caso, el Comité Económico Conjunto del Congreso norteamericano presentó una propuesta alternativa a los “blindajes”. El planteo es que si un país decreta la cesación de pagos de su deuda (default), ésta sería comprada por el FMI a un precio muy inferior a su valor real; mientras que el Fondo reembolsaría luego a los inversores, que a su vez deberán hacer frente a las pérdidas.
De acuerdo con el informe financiero del Fondo publicado ayer, la Argentina y Turquía son dos de las economías emergentes que deben más dinero al FMI.
“Las preocupaciones financieras y políticas en la Argentina, Ecuador y Turquía provocaron que se rebajase su calificación por las agencias calificadoras de riesgo”, comenta. Según el Fondo, durante el primer trimestre del año la emisión de bonos en los mercados emergentes llegó a 26.200 millones de dólares, siendo América latina la que acaparó la mayor proporción de deuda: el 46 por ciento del total.

 

OPINION
Por Claudio Lozano*

Gerentes de negocios

Es paradojal observar cómo los propios garantes del modelo resultan víctimas de su propia medicina. A punto tal que el inefable Cavallo, en un contexto distinto, con la sociedad harta de los ajustes, sin Estado para endeudar y vender y sin dinero barato en el exterior, cada vez más se parece a los atribulados ministros de la Argentina de los últimos años. Son víctimas de la tergiversación inducida por la “gestión financiera y neoliberal” de la economía. Esta transformó una canasta de bonos de la deuda argentina en indicador excluyente del riesgo país. Mediante un pase mágico de neto corte ideológico, redujeron la Nación y su Riesgo Soberano a la expectativa que respecto al cobro de su deuda tienen los propietarios de la misma. Propietarios que son, en algunos casos, residentes locales y en otros inversores extranjeros. Cualquier persona en su sano juicio entendería como obvio que las consideraciones sobre el riesgo de un país debieran incluir otras variables tales como: evolución del desempleo y la pobreza, distribución del ingreso, perfil productivo, inserción financiera, balance de divisas, situación social y política. De igual modo y en consonancia con lo afirmado, los neoliberales transformaron a las Calificadoras de Riesgo en portadoras de un supuesto saber neutral y objetivo en capacidad de definir lo que esta bien y lo que esta mal. Calificadoras que analizan los países en base a criterios e indicadores simplistas, parciales e incompletos. Indicadores que hacen abstracción de las condiciones específicas de funcionamiento de cada economía y que en la práctica durante la última década han demostrado que no aciertan jamás. Calificadoras que lejos de ser el cenáculo de la sabiduría son efectivamente “gerentes de negocios” de los principales inversores del sistema financiero. Tomando en cuenta lo hasta aquí afirmado resulta más sencillo pensar lo que esta ocurriendo. Si Argentina va a ingresar en el denominado megacanje, los inversores que especulan y hacen beneficios con nuestra deuda, están discutiendo canjear disponibilidades presentes por riegos futuros. Mediante sus aprietes de mercado están discutiendo la tasa y las garantías políticas y económicas bajo las cuales se realiza esta operación. Es sencillo identificar sus prioridades:
Garantía Política: pretenden disciplinar al conjunto del sistema político en torno al compromiso de profundizar el ajuste sobre el Sector Público.
Garantía Económica: agotadas prácticamente las propiedades del Estado, pretenden que los recursos impositivos nacionales declaren a los dueños de la deuda como acreedores privilegiados.

* Secretario de Estudios y Formación de la CTA.

 

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