Por Jorge Escalante
Desde
Santiago
Luego de permanecer tres días
semiinconsciente en su celda, con varias costillas y un hombro fracturados,
un ojo destruido y orinando sangre, en noviembre de 1973 Jorge Verdejo
Magna llegó a la enfermería del campo de prisioneros políticos
de Pisagua, en el extremo norte de Chile, donde quedó doce días
internado. Había sido obligado a arrastrarse con el torso desnudo
por tierra y vidrio molido, y a tender su cuerpo en una plancha de fierro
caliente por el sol a la entrada de la cárcel. Encima suyo se subió
el mismo teniente que lo había torturado y le taconeó la
espalda. Verdejo había caído en manos del teniente Conrado
Vicente García Giaiaier, según los prisioneros, uno de sus
más feroces torturadores en Pisagua.
En agosto de 1990, Verdejo denunció al teniente García como
su torturador ante el juez Hernán Sánchez Marré,
que ese año investigó la aparición de una fosa clandestina
con 19 cuerpos de ex prisioneros en Pisagua. Su testimonio está
firmado. El oficial que más nos golpeó en Pisagua
y se caracterizó por su ferocidad, fue el teniente Conrado García,
le dijo Verdejo al juez Sánchez. Hoy Conrado García es en
Chile un coronel en servicio activo y jefe del Departamento Segundo de
la Dirección de Logística del Ejército en el octavo
piso del edificio de las Fuerzas Armadas en Santiago, frente al despacho
del presidente de la República, Ricardo Lagos, en el palacio de
La Moneda. El oficial podría ascender a general en la nueva reestructuración
del alto mando en octubre próximo.
El abogado Adil Brkovic, querellante en los procesos de Pisagua ante el
juez Juan Guzmán Tapia, magistrado que logró procesar en
Chile al ex dictador Augusto Pinochet, sostiene que el actual coronel
García debe ser procesado porque existen demasiados testimonios
y pruebas en su contra, y agrega que así se lo ha pedido al magistrado
Guzmán. Se le ha pedido al juez Guzmán reiteradamente
que le tome declaración en calidad de inculpado del delito de asociación
ilícita y torturas. Lo único que falta para someterlo a
proceso es que el juez lo interrogue. Yo espero que ahora el magistrado
lo haga, porque sobran elementos para que lo procese como torturador,
dijo Brkovic a Página/12.
Las graves acusaciones se las formulan al entonces teniente García,
al menos, doce ex prisioneros del campo de concentración de Pisagua,
bajo su firma, tanto ante el juez Sánchez como ante el magistrado
Guzmán Tapia. El 1º de diciembre de 1973 nos sacaron
a 60 prisioneros al patio exterior de la cárcel en calzoncillos.
El teniente García y el comandante Larraín nos apalearon
y después nos subieron a un cerro, nos metieron en tambores y nos
echaron a rodar cerro abajo, recordó desde Iquique el ex
prisionero Freddy Alonso Oyanedel en conversación telefónica
con Página/12.
El prisionero Nelson Márquez Agurto fue obligado por el teniente
Conrado García a subirse con el dorso desnudo arriba del capot
de un jeep. El oficial aceleró el vehículo por la calle
principal de Pisagua y frenó de golpe. Márquez salió
disparado, y quedó herido por el aterrizaje. Después, García
lo obligó a pasar noches desnudo afuera de la cárcel. A
las semanas, Márquez enloqueció e intentó una fuga.
Fue descubierto oculto en el muelle de Pisagua y acribillado el 18 de
enero de 1974. Para entonces, García ya no estaba en Pisagua, porque
de acuerdo a cuatro listas que existen en los procesos de los jueces Sánchez
y Guzmán, éste permaneció en el campamento junto
a los tenientes Gustavo Abarza Rivadeneira e Irigoyen, bajo el mando del
capitán Hugo Elzo, entre el 20 de noviembre de 1973 y el 20 de
diciembre de ese año.
Hace algún tiempo, el propio coronel García reconoció
a Página/12 su permanencia en Pisagua en aquel tiempo, aunque negó
las torturas. Uno de los testigos del tormento de Márquez fue el
prisionero Luis Tapia Hidalgo,que se lo contó a los jueces Sánchez
y Guzmán, acusando directamente a García bajo su firma.
El teniente García se caracterizó por ser el más
feroz de los castigadores y torturadores en esa época en que estuve
detenido en Pisagua, concluyó Tapia en su declaración.
El organista
García había trasladado el órgano de la parroquia
de Pisagua hasta la sala de guardia del penal. Antes de comenzar
sus sesiones de tortura, el oficial se anunciaba arrancando acordes
al instrumento de música litúrgica. Los prisioneros
lo bautizaron El Monje Loco. El teniente Conrado
García fue tan desgraciado que un día nos obligó
a tirarnos al suelo y con la lengua limpiar el piso de la cárcel
que recién habían trapeado con petróleo. Mientras,
saltaba encima de nuestras espaldas. Me acuerdo que a José
González Enei, que era atleta, le molió los riñones
con las botas y orinaba sangre, recordó para Página/12
el ex-prisionero Luis González Vivas. También recordó
cómo el teniente García torturaba reiteradamente al
joven de 17 años Andrés Carló. Testigos de
las torturas de García al joven Carló fueron Tapia
Hidalgo, Joaquín Naranjo, Juan Petersen Barreda, Benito Muñoz
Zavala, Haroldo Quintero Bugueño, Hernán Núñez
Vega y Ernesto Pérez Fuentes. De todos los oficiales
que pasaron por Pisagua, éste fue el más brutal, y
ahora creo que va para general. No lo puedo entender, un hombre
que torturó tanto, resumió González.
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El químico
que sabía demasiado
Seis oficiales del Ejército chileno, todos actualmente
en servicio activo, y todos ex agentes de la Dirección de
Inteligencia del Ejército, fueron identificados por el Departamento
Quinto de Investigaciones como los responsables de la desaparición
y muerte en Uruguay en 1995 de Eugenio Berríos Segredo, ex
químico estrella de la DINA, la temida policía política
del pinochetismo. Así informó ayer el diario electrónico
chileno El Mostrador, especializado en temas judiciales. El hecho
revelaría que el Ejército habría obstruido
la Justicia para evitar que declarara en 1991 en el caso del asesinato
en Washington en 1976 del ex canciller socialista chileno Orlando
Letelier, donde Berríos era testigo clave para establecer
la asociación ilícita de la DINA. Los seis oficiales
identificados por Investigaciones son Martin Michael Borck Kleim,
Santiago Gerónimo Caradeux Franulic, Carlos Angel Espinoza
López, Pedro Alejandro Jara Morales, José Guillermo
Montenegro Valenzuela y Felipe Enrique Cabrera Palacios. Berríos
salió de Chile en 1991 rumbo a Uruguay con pasaporte falso
e historia también falsa, creados en su favor por la DINA.
Era buscado por la Corte Suprema por el caso Letelier. Su testimonio
hubiera permitido por añadidura, según El Mostrador,
destapar el secreto proyecto Andrea, que consistía en la
creación de armas químicas para la posible guerra
con la Argentina en 1978.
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