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UNA DOCENTE APARECIO
APUÑALADA EN MAR DEL PLATA
Morir camino a la escuela
Llamado: �Estoy entrando a la laguna, que me esperen los chicos�, fue lo último que dijo Riss, desde su teléfono celular, cuando llamó a la escuela.

Al mediodía, en una zona boscosa de difícil acceso, a escasos cinco kilómetros de Laguna de los Padres, hacia donde se dirigía, apareció ayer el cadáver de la profesora de lenguas marplatense Patricia Riss, de 51 años, cuya desaparición –el miércoles pasado– había sido denunciada por su familia. El cuerpo presentaba dos heridas punzantes, una en el pecho y otra en el cuello, y estaba vestido con el jean azul y el suéter de color violeta con el que había salido de su casa el día de la desaparición. Anoche se esperaba el resultado de la autopsia, pero se presumía que las heridas mortales fueron las que se observaban a simple vista. En principio, se descartaría el móvil pasional y se presumía el del robo violento, ya que todavía no fue hallado el automóvil Renault 9 bordó que conducía Riss. En Mar del Plata, la noticia fue tomada como un homicidio más –van 42 en los últimos años– con dos ejes en común: una mujer como víctima y el misterio como estigma.
“Estoy entrando a la laguna, que me esperen los chicos”, fue lo último que dijo Riss, desde su teléfono celular, cuando llamó a la preceptora Susana González. El llamado fue a las 16.30 del miércoles, para justificar la demora en llegar a la Escuela Agraria 47 de Laguna de los Padres, una de las cinco en las que trabajaba. Ayer a las 12.30, durante un rastrillaje policial, el cuerpo de la profesora fue hallado, boca abajo, en una zona conocida como Monte Oscuro, a 1500 metros del camping de la Asociación de Empleados de Casinos. El cadáver, semicubierto con un abrigo de cuero, no presentaba signos de violación, pero el dato recién será confirmado por la autopsia, a cargo del médico forense Manuel Gómez.
El fiscal de la causa, Oscar De Niro, confirmó a Página/12 que el cuerpo tenía “dos heridas en el tórax” y que “prima facie, no hay signos de violación”. El suéter de la mujer tenía manchas de sangre que ahora serán sometidas a análisis para determinar si pertenecen a la víctima. De Niro, que llegó al lugar poco después del hallazgo, confirmó que había “numerosas huellas de vehículos”, pero ahora hay que determinar si alguno de ellos puede tener vinculación con el hecho.
El fiscal eludió precisar si el calzado de la víctima tenía signos de haber caminado por el lugar, donde el piso estaba blando porque fueron abundantes las lluvias en las últimas 48 horas. De Niro anticipó que le iba a pedir al juez de la causa, Marcelo Medina, que imponga “el secreto de sumario para poder garantizar la necesaria privacidad de las actuaciones”. El miércoles, la celadora González volvió a llamar al celular de Riss, a las 17.15, pero desde ese momento el contestador automático respondía que estaba apagado o fuera del área de cobertura. El celular tampoco apareció.
Una testigo que conocía a la víctima dijo que la vio cerca de las 19 del miércoles, a bordo de un automóvil Peugeot 504 de color blanco y en compañía de un hombre. Esa versión no fue confirmada por el fiscal, quien presume que podría tratarse de un error. Riss sí fue vista, efectivamente, cerca de las 15, cuando salió de la Escuela Técnica Nº 5, en Juan B. Justo y Pampa, de Mar del Plata, para dirigirse hacia Laguna de los Padres por la Ruta 226. Además, trabajaba en las EGB (Escuela General Básica) números 16, 20 y 31. La víctima tenía dos hijos, Alejandro y Gabriel Frenkel, de 21 y 23 años, era viuda y tenía una relación amorosa con un hombre llamado Néstor, oriundo de la Capital Federal, quien había estado con ella en Mar del Plata el fin de semana anterior a los hechos. Por ahora no hay sospechas de un crimen de índole pasional.
El lugar donde apareció el cuerpo fue cercado, pero ayer una nube de periodistas y curiosos pisoteó la zona. Y de la búsqueda participaron móviles y policías de a caballo, con lo que será difícil buscar huellas que orienten hacia el o los autores del crimen.

 

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