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FEDERICO STORANI, EX MINISTRO DEL INTERIOR
“Hay que moverse con total independencia del Gobierno”

Fredi dice que De la Rúa �no es ni chicha ni limonada�, propone un nuevo encuentro como aquel del Molino para recrear a la Alianza, con el sector mayoritario de la UCR, el Frepaso y Elisa Carrió. Dice que el delarruismo no tiene peso partidario y que inclinó la gestión
del Gobierno hacia las posiciones más conservadoras.

Federico Storani fue durante
más de un año ministro del Interior.
“La Alianza tiene que recuperar la independencia de este Gobierno.”

Por José Natanson

Para Federico Storani las cosas son claras: después de un año y cuatro meses, ha llegado la hora de que los partidos de la Alianza retiren su apoyo a la gestión de Fernando de la Rúa, que “no es ni chicha ni limonada”. “Hay que moverse con total independencia de este gobierno”, sostiene el hombre que durante más de un año ocupó el Ministerio de Interior y se fue en discrepancia con el ajuste de Ricardo López Murphy. Como alternativa, Fredi propone construir un nuevo espacio progresista, una segunda etapa de la Alianza, un “El Molino II”, como decidió denominarlo. No teme una ruptura del radicalismo. Al contrario, cree que “es bueno que cada uno esté donde tiene que estar”.
–¿La Alianza fracasó?
–Aún queda la idea original. La Alianza ya se justificó históricamente por haber roto la hegemonía menemista, pero no construyó una alternativa, un proceso de transformación, de cambios. Yo no digo que la Alianza murió sino que tiene que encarar una etapa nueva, que pasa por la construcción de una alternativa, con actores y protagonistas distintos.
–¿El Gobierno representa otra alianza?
–El Gobierno no es ni chicha ni limonada. Todavía existe una alianza conservadora. Se expresa en diferentes ámbitos: lo hizo en el menemismo y también se expresa con De la Rúa. Es duro, pero el Gobierno tiende a una alianza más conservadora. El bloque claramente conservador, el sector financiero, está representado por (Chrystian) Colombo y De Santibañes, que sigue teniendo una influencia importante. Pero aún así todavía no se definió. El andamiaje que se quería montar, con el cavallismo y con el menemismo, quedó a mitad camino por la situación judicial del menemismo.
–¿La emergencia no justificaba el ingreso de Cavallo?
–En una situación de emergencia hay que convocar a todo el mundo, hasta era analizable lo de Cavallo. Pero se convirtió en el todo. No solo gestiona la economía sino que también incursiona en la política exterior, desautoriza al canciller, negocia la transferencia de la Policía Federal, negocia con los gobernadores. Es un primer ministro de hecho y le da su impronta. Aunque actúe como político, en lo económico, en lo de fondo, sigue siendo el mismo: Cavallo es el ajuste.
–¿Usted propone romper con el Gobierno?
–Es duro. Mucha gente hizo mucho esfuerzo para llegar al Gobierno. Decir que fue por el carisma del Presidente es una falta de respeto. Como los sushis, que creen que De la Rúa es un líder carismático. Eso es absurdo. Entonces, yo no diría oposición, pero la Alianza tiene que recuperar la independencia de este gobierno. Hay que llenar un espacio que hoy está vacío para constituir esta segunda etapa de la Alianza. Y tiene que hacerse con nuevos actores.
–¿Por ejemplo?
–En el Frepaso, es buena la señal que acaba de dar (Aníbal) Ibarra con la recomposición de su Gabinete, con un sesgo más aliancista. Pienso en los intendentes del Frepaso en el Gran Buenos Aires, que han construido en conjunto con el radicalismo más progresista. Y también en algunos liderazgos morales importantes, como Lilita Carrió. Hay que recrear ese espacio, que yo denomino El Molino II. El Molino surgió como contracara del Pacto de Olivos, para hacer un corte transversal. Hoy sería la contracara del maquillaje aliancista que el Gobierno se quiere dar, porque la designación de (Juan Pablo) Cafiero fue sólo maquillaje.
–¿Eso implicaría una ruptura o al menos una tensión dentro de la UCR?
–Sí. Hay un sector, más cercano al Gobierno, que está comprometido con la construcción de una Alianza distinta. Por eso plantean todos los días que quieren hacer listas con el cavallismo. Lo decía Antoñito desde no se qué país del mundo, al otro día lo decía (Rafael) Pascual. Quieren construir para ese lado. ¿Cómo no va a haber tensión? Una cosa es la emergencia económica y llamar a Cavallo y otra es compartir sus valores. Los cavallistas son conservadores y a veces autoritarios.
–Su diagnóstico, entonces, es una ruptura del radicalismo.
–No, porque somos amplia mayoría y vamos a ganar. Habrá desprendimientos de quienes no se sientan representados por lo popular, de los grupos conservadores, pero no tienen fuerza. El delarruismo no tiene fuerza para disputar internamente.
–¿Raúl Alfonsín acompaña este planteo?
–Está haciendo una fuerte apuesta a lo popular. Se expresó claramente en cuanto a las listas del cavallismo.
–Pero incluir a Cavallo en las listas tiene su lógica. Lo contrario sería empujarlo a hacer oposición al Gobierno del que forma parte.
–Es que hay que entender que el poder político surge de la Alianza que le dio el poder a De la Rúa, no de Cavallo. Lo que pasa es que ya es difícil que De la Rúa recomponga la alianza popular: no tiene voluntad para hacerlo. Y si marcha hacia otro sector, ya no será con nosotros.
–¿No teme una ruptura?
–No tienen fuerza. Además, para la salud del sistema es bueno que cada uno esté donde tiene que estar. Es fundamental que nosotros recreemos la Alianza y eso sólo es factible con total independencia del Gobierno.
–¿Elisa Carrió sería la lider de este nuevo espacio?
–Va a formar parte. Es una referente moral y política. Además, en la Capital, donde la Alianza tuvo una fuerza tan grande, el electorado progresista hoy no se siente expresado. Si ella se decidiera a salir al ruedo canalizaría esta tendencia progresista. Y no es sólo por la coyuntura electoral, es una necesidad urgente. Puede que la crisis se precipite, no hay un recambio para Cavallo y no sabemos a dónde vamos a parar. La construcción de esta fuerza tiene que ser rápida y con nuevos actores, como Lilita.
–En ese caso los candidatos de la Alianza harían campaña contra el Gobierno.
–Ninguno ha cuestionado al Gobierno en su apoyo institucional, Alfonsín ha sido muy generoso. Pero la cosa no puede seguir más así, no hay más cheques en blanco. Esto se resuelve con independencia: lo que está bien lo apoyaremos y lo que está mal lo criticaremos. Hay que moverse con total independencia del Gobierno.
–¿El Gobierno se quedaría sin sustento partidario?
–Bueno, podría buscar reformular dónde está parado.
–¿A qué atribuye que De la Rúa se haya volcado en esa dirección?
–Sin duda que heredó una situación económica complicada que le dio un margen de maniobra muy estrecho. Pero nunca tuvo una convicción profunda acerca de una alianza estratégica, la pensó como un instrumento para ganar las elecciones. Y después hubo errores superficiales, como la crisis de octubre. Fue la suma de una falta de convicción y de errores tácticos.
–¿Qué lugar jugaría el Frepaso en este nuevo esquema?
–Tienen mucha voluntad de mantener la Alianza estratégica.
–¿Comparte las últimas declaraciones de Chacho?
–En su diagnóstico, casi por completo, pero no comparto la conclusión. La conclusión tiene que ser seguir luchando para construir una alternativa y no dejar la política. Decir que se deja la política cotidiana es renunciar al liderazgo, porque el liderazgo se construye también dando la cara todos los días, mediando. Es desgastante, pero es así. El análisis político lo hacen los politólogos.
–¿A qué atribuye esta conclusión errada?
–A una alta dosis de frustración sobre lo que él pensó que podía ser el Gobierno de la Alianza. Pero la conclusión es errada. Hay que recrear la Alianza, el espacio progresista. Esa pelota está picando y hay que tomarla rápidamente.
–Insisto: ¿y el Gobierno?
–Sería una especie de transición hacia esta nueva etapa.

 

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