Por Raúl
Kollmann
Mientras funcionarios del gobierno
menemista traficaban armas hacia Croacia y se quedaban en el camino con
unos 60 millones de pesos, el Estado argentino pretende despojar de su
indemnización a la viuda de un capitán del Ejército
que justamente murió en Croacia prestando servicios en la fuerza
de paz. La vergonzosa historia dice que las Naciones Unidas le pagaron
al Ejército argentino 440.753 dólares de indemnización
por la muerte del capitán Esteban Oscar Lioni, quien en 1995 conducía
una vehículo militar en Croacia cuando fue arrollado por un camión.
Lioni fue ascendido post-mortem, hubo cartas de felicitación del
entonces titular de la fuerza, Martín Balza, pero la plata ¡¡cobrada
en 1998!! se la quedó el Estado. No le dieron un peso a la
viuda, Silvia Tarsitano de Leoni, ni a las dos pequeñas hijas del
matrimonio, quienes terminaron presentándose a la Justicia para
reclamar el dinero.
Ahí sí, se olvidaron del ascenso y las felicitaciones, contestando
en el expediente que el Ejército no tuvo responsabilidad en la
muerte y que lo único que le corresponde a la familia es la pensión,
que en verdad deviene de los aportes jubilatorios realizados en vida por
el capitán. Lo que resulta agraviante es que parece una política
de Estado confiscarle una indemnización a los familiares, mientras
asistimos a lo que fue el festival del tráfico de armas. El capitán
murió y, encima, el único saldo que queda es que el Estado
se enriqueció con el dinero que le dieron las Naciones Unidas,
reflexionó el abogado de la familia, Mario Kestelboim.
El capitán Estaban Lioni revistaba en Puerto Santa Cruz, en la
provincia de Santa Cruz, cuando en 1994 fue incorporado a los Batallones
Argentinos de Protección destinados, en el marco de las fuerzas
de las Naciones Unidas, a preservar la paz en Croacia. A fines de octubre
de 1995, el vehículo del Ejército que conducía Lioni
fue embestido por un camión civil. El capitán estuvo internado
varios días, hasta que falleció el 3 de noviembre de ese
año.
El Ejército se ocupó de traer el cuerpo a la Argentina,
Lioni fue ascendido post-mortem y a la viuda incluso se le envió
una carta (ver facsímil) advirtiéndole que se habían
iniciado los trámites en las Naciones Unidas para los deudos
como reconocimiento y resarcimiento económico. Esta tramitación
se realizó a través de la Agregaduría Militar en
los Estados Unidos, dice la carta firmada por el coronel Mario Luis
Chretien, del Estado Mayor Conjunto.
Inicialmente, el Ejército actuó de forma solidaria con la
viuda. Como la mujer no podía permanecer sola con las dos niñas
en Santa Cruz, le dieron una mano para que retorne a Buenos Aires, donde
vive su familia y la del capitán Lioni. Es más, le consiguieron
un puesto en el Ministerio de Defensa y le otorgaron una vivienda. Todo
fue efímero: en tiempos del ministro Jorge Domínguez le
rescindieron el contrato de trabajo y le pidieron que entregue la vivienda.
En su momento, Silvia de Lioni se dirigió a las Naciones Unidas,
pero la respuesta fue que la organización le entregaría
la indemnización al Estado argentino ya que las fuerzas de
paz surgen de convenios entre las ONU y la Argentina por lo que
ella debía pedirle el dinero al Estado. Lo concreto es que la viuda
inició una causa judicial que quedó radicada en el juzgado
en lo contencioso administrativo número 4, a cargo del doctor Oscar
Guglielmino. En ese expediente quedó probado que ya en enero de
1998, las ONU le había pagado al Estado argentino la indemnización
por la muerte de Lioni. Fue con un cheque del Chase Manhattan Bank y por
la suma de 440.573 dólares con 24 centavos. El cheque se depositó
en el Banco de la Nación con sede en Nueva York.
Quien contestó la demanda de la señora de Lioni fue Carlos
Lattagleatta, en nombre del Estado Mayor General del Ejército.
Rechazó toda responsabilidad de su fuerza en la muerte del capitán
y sostuvo que el reclamo de la mujer es improcedente por cuanto ella y
las niñas ya estaban cobrando la pensión previsional. En
rigor, ya hubo un caso anterior en el Ejército, el de un conscripto
llamado Juan Mengual, muerto a tiros en un cuartel, en el que la Corte
Suprema señaló que la pensión tiene origen en el
sistema de seguridad social y los aportes previsionales, mientras que
la indemnización es una reparación por un daño, en
este caso la muerte del capitán. De todas maneras, lo más
notorio es que el Ejército argentino defendió el cobro de
la indemnización de la ONU y obviamente se encamina a quedársela.
Incluso, se intentó argumentar que los 440.000 dólares eran
para cubrir gastos del Ejército, cuando la realidad es que la repatriación
del cadáver y otros trámites no pueden haber superado los
10.000 dólares.
A casi seis años de la muerte de Lioni y a más de tres de
que ingresó el dinero, la causa sigue en Tribunales y el juez Guglielmino
todavía no emitió un fallo. Kestelboim, el abogado de la
viuda, sintetizó así la situación: Cualquier
ciudadano puede advertir la contradicción. Contrabandeaban armas
por cifras millonarias y, al mismo tiempo, no le pagan lo que corresponde
a la viuda, quedándose con el dinero.
|