Por Luis Bruschtein
Tudo bem, tudo legal,
le dijo Guillermo a la sorprendida prefeita de Sao Paulo, Marta Suplicy,
embarcada en la mañana del sábado en una visita guiada por
la Villa 21 junto con el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires,
Aníbal Ibarra. Guillermo, con los pelos por debajo de los hombros,
de campera, zapatillas y vaqueros, es uno de los dirigentes de la mutual
Flor de Ceibo, donde la intendenta de la ciudad más
importante de Brasil fue recibida por un grupo de pobladores.
El hombre demostró su manejo del portugués pero la señora
Suplicy no se quedó atrás y le preguntó en español.
Sobre las paredes de la oficina de la mutual, en la calle Iriarte que
bordea la villa, hay una foto del Che Guevara y otra de Evita. ¿Esa
es Eva Perón? preguntó, quizás sorprendida
por la iconografía, sin dejar de echar una mirada silenciosa al
retrato del Che.
He visitado otras veces Buenos Aires, pero como turista uno no ve
los lugares que estamos visitando, explicó a los periodistas.
Marta Suplicy es sexóloga de profesión y se hizo muy famosa
en su país con un programa de televisión sobre ese tema
antes de ganar las elecciones como representante del Partido de los Trabajadores
(PT), que dirige el sindicalista combativo Lula Da Silva.
Queremos transformar la favela, la villa, en un barrio, le
explica Guillermo. ¿Los procesos de urbanización desalojan
a la gente de sus casas y la llevan lejos?, quiso saber Suplicy.
No, nosotros queremos quedarnos aquí porque si no, sería
doble desarraigo. Aquí la gente llegó del interior del país
o de países vecinos, dejó sus lugares de origen y una vez
que tiene un lugar, que se siente parte de algo, quiere tener aquí
su casa. Sobre la pared exterior del local hay pintado un forro
gigante con una carita simpática que dice: DeSIDAse por la
vida. Suplicy mira con gesto de asentimiento al gran preservativo
y Guillermo se ve en la obligación de explicar que se trata de
un programa de pintadas contra el sida y las drogas.
Antes de llegar a la Villa 21, los dos jefes comunales hicieron una gira
por la zona de la Boca y luego sobrevolaron en helicóptero la zona
sur de la ciudad. La prefeita municipal de San Pablo llegó a Buenos
Aires el jueves por la noche para asistir al Primer encuentro de
intendentes progresistas del Cono Sur que sesionó el Salón
Blanco del Palacio de gobierno de la Ciudad el viernes. El sábado
a la mañana, mientras Ibarra y Suplicy hacían la gira por
la ciudad, se reunieron los integrantes de los gabinetes de ambos para
celebrar acuerdos de cooperación entre las dos ciudades.
Los dos jefes de gobierno suben a la camioneta. La comitiva, entre vecinos
y, sobre todo, funcionarios paulistas y porteños es de más
de diez vehículos que se internan por las calles de la villa. Guillermo
se sienta junto a la prefeita, convertido en su guía y lenguaraz.
Detrás está Ibarra, y luego los periodistas. La gente se
asoma a sus casas para ver pasar la caravana que bordea gigantescos galpones
de fábricas abandonadas que llamaron la atención de la funcionaria
brasileña. Nosotros tenemos un problema parecido, afirma,
pese a que la ciudad que gobierna, junto con el Gran Sao Paulo,
producen el 20 por ciento del Producto Bruto de Brasil.
Por una calle de tierra que se interna entre el caserío, la comitiva
llega al comedor Amor y Paz, que administra la mutual. Junto
al edificio sencillo hay una especie de galpón alto, con las paredes
revocadas. Es la Escuela de Circo. Dos chicos de diez o doce años
agitan banderas de colores en señal de saludo. Suplicy se para
frente a ellos y responde con ademanes. ¿Quiénes son?
pregunta uno de los chicos de las banderas cuando todos entran al galpón.
De los techos de la construcción cuelgan sogas y trapecios donde
varias chicas dan vueltas y hacen pruebas. Otra nena circula en zancos
mientras los más chiquitos se arrinconan con timidez. Guillermo
explica que es el circo social y, más allá de un nombre
tan gráfico, aclara que es un programa para los chicos de la villa.
Ibarra trata de hacer unos malabarismos sencillos con pelotitas y uno
de los chicos dice en voz baja eso es fácil y comienza
a jugar con tres pelotas en el aire. Suerte que es intendente, porque
si se tenía que ganar la vida con las pelotitas, estaba frito,
bromea otro vecino.
Me impresionó ver que Buenos Aires es una ciudad en movimiento,
una ciudad en transformación comenta Suplicy con respecto
a su paseo en helicóptero, tiene muchos problemas como otras
ciudades, pero al sobrevolar la ciudad se puede ver que hay un plan maestro,
una acción planificada hacia donde crece, es algo que a nosotros
nos falta.
Al llegar al comedor era la hora del almuerzo. Están comiendo cerca
de cien chicos, la mayoría en edad de jardín de infantes,
unos pocos más grandes. Varias mujeres, madres y abuelas, ayudan
a darles de comer. Suplicy se agacha sobre una de las mesas bajitas para
ayudar a cortar el pollo a uno de los chiquitos, mientras los demás
comentan y hacen bromas en voz alta armando un bullicio en el que casi
no se puede hablar.
Nadie la mira, pero en un rincón del ambiente, bastante elevado
para que los chicos no lo alcancen, está prendido el televisor.
Es el noticiero y se ve a Domingo Cavallo hablando sobre el conflicto
de Aerolíneas, mientras abajo, en las mesitas, los chicos comen
sin prestar atención. Parece otro planeta. Un grupo bromea con
Ibarra que les pregunta de qué equipo son. De Cerro Porteño,
dice uno. No, del Olimpia, grita otro. Esos son equipos
paraguayos, comenta Ibarra y los chicos le contestan que ellos son
paraguayos. Entonces Ibarra les explica que su padre también es
paraguayo. Primero los chicos no entienden, después intercambian
miradas cómplices y no le creen, piensan que les está haciendo
una broma.
Los llevan a la habitación vecina y Leticia, la encargada del comedor
le muestra a Suplicy los trajes de la murga Los pajaritos de Barracas.
Suplicy pregunta qué es una murga y entonces Ibarra se pierde en
una explicación que pasa por samba, escola do
samba y termina en carnaval, hasta que la mujer entiende
la idea.
En la puerta del comedor se reunió un grupo de vecinos. Algunos
llegaron por curiosidad y otros para protestar. Hace un tiempo se incendiaron
45 casillas de la zona, la municipalidad les dio chapas para construir
casas transitorias, pero piden un cerco de alambre y escombros para que
no se embarre la calle. Hace tres meses que nos prometieron los
materiales y nunca los mandan se quejan. La última parada
de la comitiva fue en el barrio Espora, donde habitantes de la villa han
construido sus casas con planes de autoconstrucción impulsados
por la Comisión Municipal de la Vivienda. Las casas se construyen
en los bordes de la villa con la idea de ir reemplazándola por
un barrio, como le explicaba al principio Guillermo a Marta Suplicy.
En San Pablo no tenemos tantos terrenos fiscales libres para construir
explica Suplicy, lo cual es un problema que aquí no
tienen. Estamos desarrollando programas sociales similares, pero allá
nosotros unimos las áreas de desarrollo social y desarrollo económico.
Una idea interesante que sacamos de la experiencia de Buenos Aires es
que aquí las tierras fiscales dependen de una sola agencia municipal,
lo cual facilita todos los trámites para cederlas u ocuparlas.
San Pablo tiene ocho millones de habitantes, cerca de 800 mil desocupados
y dos millones de personas en las favelas. Buenos Aires tiene poco más
de tres millones de habitantes, cerca de 350 mil desempleados y 150 mil
personas en las villas. En la declaración de los intendentes progresistas
del Cono Sur señalan que estas son las consecuencias delfracaso
de las políticas económicas neoliberales. Los intendentes
se quejan de que en las ciudades esta políticas golpean con más
fuerza y que, al mismo tiempo, los gobiernos municipales no tienen capacidad
de decisión sobre las herramientas macroeconómicas para
cambiar esa situación. Los ajustes .señala Suplicy.
siempre son para pagar la deuda externa, nunca para mejorar la calidad
de vida o para proyectos sociales.
Las balas
de Monner Sans
Las balas pican dentro de Balcarce 50 en la gestión
anterior, graficó Ricardo Monner Sans, el abogado que
originó la investigación por el contrabando de armas
a Croacia y Ecuador. Respecto a las declaraciones de Luis Sarlenga,
el ex director de Fabricaciones Militares detenido, sobre un intento
de comprar su silencio, Monner Sans dijo que de
ser cierta la versión de Sarlenga el tema no es anecdótico
sino sustancial.
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