Por L. B.
Los Perros quiere ser
una película sobre la militancia de los 70, más que
sobre la lucha armada, afirma Adrián Juri, quien junto a
un grupo de jóvenes cordobeses de menos de 30 años, ha comenzado
a trabajar una película sobre el Partido Revolucionario de los
Trabajadores y el Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP)
de los años 70. Con el apoyo de la secretaría de Cultura
de Córdoba y de ex integrantes del grupo Cine de la Base que dirigió
Raymundo Gleyzer, los jóvenes se sumergieron en una década
que para ellos era sólo un cúmulo de recuerdos difusos.
Entrevistaron a numerosos ex integrantes de la organización guerrillera
de la izquierda no peronista y digirieron esa experiencia desde una visión
no setentista que tiene a la idea de la militancia como eje.
La lucha armada fue una de las expresiones de la política
de los 70, pero no fue, me parece a mí, la principal. En
el grupo creemos que todas estas redes de solidaridad que se tejieron
a lo largo de la historia argentina viene de principios de siglo con los
anarquistas, los comunistas libertarios, la resistencia peronista de fines
de los 50, el sindicalismo alternativo, el sindicalismo de Liberación
de Agustín Tosco, el sindicalismo de Villa Constitución,
la experiencia clasista del Sitrac-Sitram, la experiencia en los barrios
y en las universidades. Hubo muchas organizaciones que crearon valores
nuevos a partir de la militancia. Para nosotros, fue lo que despertó
todo. Donde había un militante, las cosas cambiaban. De la experiencia
del PRT, una de las cosas más interesantes que vimos fue que la
vida cambiaba a partir de esta concepción.
¿Cuántos conforman el grupo de ustedes?
Somos ocho. Yo soy el más viejo, tengo 30. Los que alcanzamos
a vivir algo de esa época, lo hicimos como niños. El documental
parte de lo que recordamos de aquella experiencia. ¿Qué
se recuerda sobre la dictadura militar?, ¿qué generó,
por qué pasó lo que pasó y qué objetivos perseguía?
Buscamos en nuestros recuerdos. En mi caso, por ejemplo había mucho
recuerdo vinculado al miedo, por ejemplo, que había en mi viejo
al tomar los colectivos. Yo tenía un tío que era militante
de la JTP y mi viejo lo guardaba en casa. Siempre que llegaba, mi papá
le decía: en la pieza de los chicos te quedás, pero
cuidado con lo que traés. Y siempre tuve una curiosidad gigantesca
por saber qué era lo que traía mi tío. Era una frase
en clave, pero para los chicos no existen las claves. Otra compañera
recuerda cuando venía un amigo a la casa de su viejo. Fidel Castro
se llamaba. Estaba blanco pálido en enero, en la sierra de Córdoba,
porque recién había salido de la cárcel. Hicimos
el ejercicio de recordar. Nosotros no queremos contarlo desde el setentismo,
ni del autobombo. Sabemos que esa experiencia no se repite. La idea es
que sirva para el presente... Creemos que hay una serie de valores que
son rescatables, que no tienen que ver con la lucha armada, pero sí
con esta transformación que se produjo en la vida de las personas
que militaron.
¿Los documentos les ayudaron a entender la realidad de los
70?
Bueno, la explicación de la realidad de los 70, una
explicación objetiva llena de lógica, es casi imposible
de descifrar ya. Queremos descubrir por qué los hombres se transformaban
a medida que empezaban a asumir otro tipo de compromiso, se cuestionaban
el individualismo y el egoísmo y se empezaban a cuestionar por
qué yo estoy en el lugar que estoy y por qué no ayudo al
otro.
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