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OPINION
Un cambio de rumbo
Por Eduardo Macaluse*
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A esta altura es innegable que el gobierno nacional no sólo ha incumplido su programa electoral. Ha hecho lo contrario de lo prometido. El Frepaso ha acompañado buena parte de sus iniciativas. Por eso ha perdido la capacidad de interpelar al sistema político tradicional, sin haber demostrado a cambio, la capacidad de modificarlo.
Para una u otra cosa es necesario acumular un enorme apoyo de la ciudadanía. El oficialismo acrítico asumido contranatura, dilapidó ese sustento.
Desde la crisis del Senado existe una tensión aún no fue resuelta. Por un lado la cabeza partidaria denuncia, por el otro la segunda línea se pegotea. Se perdió, en el minué de las entradas y salidas del gabinete, la oportunidad de retomar las ideas que nos dieron origen. Esa dualidad llevó al Frente a una encerrona: tiene cada vez menos peso como oficialista y es cada vez menos creíble como opción de cambio.
La salida de Chacho retomando un discurso que muchos sostenemos desde hace tiempo, acrecienta condiciones que no se pueden solucionar administrativamente. No se trata de ver cuántos miembros tiene la conducción reducida sino de ver cuál es el rumbo que tomamos.
Si no se vuelve al ideario de origen nuestro partido va a seguir con la diáspora. Tenemos la responsabilidad de evitar lo que ha sido el estigma de la centroizquierda: la fragmentación y la cultura de la división.
La lógica de crecimiento político no puede ser la acumulación de poder sin objetivos claros. Nunca nuestro partido tuvo tanto poder formal, pero nunca estuvo tan alejado de la gente.
Uno de los rasgos definitivos del Frepaso fue su presencia activa y respetuosa en los conflictos sociales y debe ser su tarea ayudar a procesarlo desde la construcción de una agenda con propuestas concretas. En ese sentido, las políticas del presidente De la Rúa obran como un obstáculo insalvable.
La gestión del gobierno nacional es indefendible y es inexplicable que un hombre del Frepaso sea su cara visible en la Cámara de Diputados.
Esto implica una toma de posición respecto de las políticas del Presidente y su grupo de amigos. No una ruptura de la Alianza, pues es impensable afrontar una contienda con el poder económico, sin construir con los sectores progresistas de todas las fuerzas un camino común. Sin embargo sería ingenuo pensar que resultará fácil que la Alianza pueda reconstituirse tal cual se creó. Por algo cuando se habla de cambiar las viejas prácticas políticas todos miran hacia la banca de Elisa Carrió.
* Diputado nacional (Alianza-Frepaso). |
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