La mayoría de las librerías argentinas apagaron ayer sus luces, de 19 a 19.30, como manifestación de rechazo a la iniciativa oficial de gravar los libros con una tasa diferencial del 10,5%. La protesta fue encabezada por el presidente de la Cámara Argentina del Libro (CAL), Rogelio Fantasía, y el presidente de la Fundación El Libro, Hugo Levin, que mientras los negocios se oscurecían trazaron un sombrío panorama del futuro de la actividad de aprobarse los gravámenes. Las acciones de protesta continuarán esta tarde, cuando a las 14.30 los sectores vinculados a la industria editorial se concentren frente al Congreso nacional, mientras las comisiones discuten el proyecto oficial de Ley del Libro. En tanto, el ministro de Educación Andrés Delich manifestó su rechazo a la aplicación del IVA a los libros, y anunció que enviará una carta a la Comisión de Cultura y Educación de la Cámara de Diputados en la que pedirá que no se apliquen impuestos al producto editorial.
La controversia sobre La Ley de Fomento del Libro y la Cultura sumó ayer un nuevo capítulo cuando el Presidente de la Nación, Fernando De la Rúa, firmó los decretos Nº 615 y 616, que gravan con un 10,5% las publicaciones de libros de ilustraciones (libros infantiles para colorear) y los musicales (partituras o bandas musicales). De esta manera, el Poder Ejecutivo sentó una posición a favor de la aplicación del IVA a los libros, aunque la última palabra sobre el controvertido artículo 11, que establece que �la producción y comercialización de libros está exenta del IVA en todas sus etapas�, se encuentra en manos de los diputados.
Esta tarde, las Comisiones de Cultura y Educación y la de Presupuesto y Hacienda seguirán discutiendo la ansiada ley, que se viene postergando desde hace 18 años. Allí, hace una semana, el radical Raúl Baglini impulsó la aplicación del IVA y desató el enérgico rechazo de todos los sectores de la industria editorial y del mundo de la cultura, quienes confiaban que la ley iba a aprobarse sin conflicto, tal como lo había hecho el Senado a mediados de abril. La posición de Baglini, que fue vista con simpatía entre colegas como Luis Brandoni, sostiene que los libros deben ser cargados con una tasa diferencial de 10,5%, a excepción de aquellos libros comprados por el Estado, los de texto y los que elija una comisión asesora especialmente diseñada. El diputado fundamentó su posición expresando que su idea servirá para que �los editores puedan descargar legítimamente el IVA que gravan los insumos y que, de cualquier manera, hoy están trasladando al precio del libro�.
Inmediatamente, la industria editorial se puso en pie de lucha a través de la CAL, que llamó al apagón de ayer. En la charla que se desarrolló en la librería Gandhi al comenzar el apagó, Fantasía remarcó �el buen nivel de acatamiento por parte de las librerías� con la excepción de las librerías ubicadas en los centros comerciales que por reglamento no pueden apagar sus luces. �Esto demuestra la fuerte postura en contra de todo el sector�, ponderó. Además, el presidente de la CAL expresó que �se pueden aceptar algunas modificaciones a la ley. Pero de ninguna manera el IVA, ya que atenta contra la cultura. Y un país sin cultura se muere�.
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