Por Santiago Rodríguez
Desde Bruselas
Aníbal Ibarra comenzó
ayer una visita de tres días a Europa con una exhortación
a sus colegas de otras ciudades a tener la responsabilidad de crear
nuevas políticas de gestión social que den cuenta de las
desigualdades que hay en nuestras sociedades. El jefe de Gobierno
porteño formuló el llamado en el marco de la Reunión
de Alcaldes Cooperación Ciudad a Ciudad que se desarrolla
en Bruselas, donde aprovechó también para encontrarse con
autoridades locales y con el líder socialista belga Elio di Rupo.
El objetivo es potenciar a las ciudades como espacio político
y lugar de gestión que dé solución a los problemas
de la gente, explicó Ibarra, de cuyas reuniones surgió
la posibilidad de realizar un encuentro de comunas progresistas europeas
y latinoamericanas. La actividad de Ibarra en el exterior continuará
hoy en París, donde se juntará con inversores y con el alcalde
Bertrand Delanoe.
La reunión sobre cooperación entre ciudades en la que disertó
Ibarra fue convocada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) y continuará hasta hoy en la sede del Parlamento Europeo.
La invitación al jefe de Gobierno cuadró justo en el marco
de su estrategia de potenciar el perfil político y de gestión
de las grandes comunas, como el caso de Buenos Aires. De hecho, toda su
agenda en la capital belga estuvo orientada en ese sentido y con el mismo
objetivo viajará este mediodía a París.
Al hablar ante los alcaldes de otros lugares del mundo, Ibarra destacó
la nueva función estratégica de las ciudades,
así como que la cooperación requiere más voluntad
política que técnica. Con un PBI per cápita
del orden de los 24 mil pesos, Buenos Aires fue invitada a participar
del encuentro organizado por el PNUD como una ciudad en condiciones de
ayudar a otra. En carpeta está la alternativa de cooperar con Managua,
aunque el jefe de Gobierno porteño admitió en la presentación
ante sus colegas en Buenos Aires conviven la mayor de las riquezas
con la mayor de las pobrezas y fue entonces que los llamó
crear nuevas políticas de gestión social que den cuenta
de esa situación, además de subrayar que en ese sentido
la inversión pública tiene efectos económicos
y sociales multiplicadores.
El modo de relación de las ciudades con el capital privado fue
uno de los varios temas que Ibarra trató con los políticos
belgas con los que aprovechó para reunirse, pero sobre todo con
Di Rupo, quien conduce la comuna de Mons. Di Rupo es, además, el
titular del Partido Socialista belga y vicepresidente de la Internacional
Socialista y está preparando una reunión de alcaldes progresistas
europeos. Al cabo de su encuentro con Ibarra, surgió la posibilidad
de sumar al cónclave a los latinoamericanos, que con excepción
de México el fin de semana pasado se juntaron en Buenos Aires
y hubo algunas visiones en común: Ambos explicó
el porteño entendemos que no se puede pretender tener un
desarrollo político si no se resuelve el tema de la seguridad,
del cual opinamos que siempre se le regaló a la derecha y que el
progresismo debe encarar desde el ángulo de la prevención.
Además de con el socialista, el jefe de Gobierno porteño
estuvo con el gobernador de la región de Bruselas, François
de Donnea, y con el alcalde de la ciudad, Freddy Thielemans.
Coincidimos en que el rol de las ciudades ha crecido en los últimos
años, incluso en el marco internacional, y en que es necesario
potenciarlo y poder mostrar resultados desde un perfil político,
señaló Ibarra sobre la visita que realizó a su colega
de Bruselas.
Así como con Di Rupo priorizó el diálogo en materia
política, con Thielemans y De Donnea acordó profundizar
los vínculos y la cooperación.Por ejemplo, una delegación
porteña visitará en los próximos meses Bruselas para
interiorizarse sobre la forma en que se tratan los residuos.
El Frente a la Internacional
El Frente Grande debería estar en la Internacional
Socialista, le sugirió ayer el socialista belga y vicepresidente
de esa organización, Elio di Rupo, al jefe de Gobierno porteño,
Aníbal Ibarra. No sería malo en términos
de posicionamiento estratégico de la fuerza, consideró
después Ibarra a propósito del consejo de Di Rupo.
Tampoco descartó introducir el debate al respecto dentro
de las filas de su partido porque significaría contar
con una presencia en un ámbito importante en el que hoy no
la tenemos. La Alianza está representada en la Internacional
Socialista por la Unión Cívica Radical y el Partido
Socialista Popular.
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OPINION
Por Carlos Campolongo *
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Psicología
y política
Incorporar la psicología al análisis político
fue la proposición que desde Página/12 formuló
Rosendo Fraga. Llamándola en auxilio para interpretar la
despedida de Alvarez y el idus de Bordón de su banca senatorial
en el verano de 1996. Aunque enriquecedora, tal relación
de disciplinas sería insuficiente para analizar acontecimientos
que requieren consideraciones más estructurales. Dicho sea
de paso, desde 1920 la psicología contribuye a los estudios
de la política.
Tampoco me parece congruente la comparación entre Bordón
y Alvarez. Primero, porque Fraga parece olvidar que Bordón
gobernó Mendoza articuló poder y política
en el medio de las hiperinflaciones; organizó y condujo un
equipo, que llegó con el 50 por ciento de los votos y finalizó
con el 80 por ciento de la opinión pública. Gestión
que ratificó a favor de su ministro de Economía que
lo sucedió como gobernador. Desde hace dos años conduce
la Dirección de Cultura y Educación de la provincia
de Buenos Aires que con 4,5 millones de alumnos y 3.700 millones
de pesos de presupuesto es la mayor estructura organizativa de la
Argentina. En todos los casos demostró autoridad para lograr
consensos, eficiencia ejecutiva y transparencia en su accionar.
No hubo un solo hecho de supuestos conflictos psicológicos;
cuando lo convocaron parafraseando a Serrat tuvo atributos
para ejercer. Segundo, porque las circunstancias y razones
de sus alejamientos fueron completamente diferentes. Bordón,
al haber atravesado una experiencia de gobierno, aspiraba a mejorar
la organización de la fuerza (el Frepaso) para un proyecto
estratégico y Alvarez tenía una visión más
circunstancial. Tercero, la renuncia al Senado fui testigo
de esta decisión que no compartí tuvo una intención
recta dirigida a lo político, en un país donde parece
que el liderazgo necesita de pura acumulación personal y
eterna, y como contrapartida un grado extremo de delegación
por parte de la sociedad.
En cuanto a qué hubiese pasado si el Frepaso ganaba en 1995
permite insinuar un análisis más profundo. Si el pueblo
así lo hubiese decidido, las tendencias no hubiesen sido
el avance de la injusticia social, la corrupción extendida
y la ambición de perpetuidad en el poder que entretuvo casi
hasta el final del mandato de Menem. Hubiese sido una oportunidad
para jaquear el riesgo del bipartidismo dominante en nuestro país:
coagularse en una burocracia más o menos eficiente para gerenciar
exclusivamente el poder de otros.
* Periodista, ex vocero de José Bordón.
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