Por Claudio Zlotnik
La tasa de interés que
debería afrontar el Estado en el megacanje se situaría entre
14,7 y 15 por ciento anual, dijeron a Página/12 diputados que ayer
se reunieron con Daniel Marx, viceministro de Economía. Este funcionario
disertó ayer durante cuatro horas y media frente a los legisladores
que integran las comisiones de Presupuesto y Finanzas de la Cámara
baja. Y fue en ese marco donde, por primera vez, dio precisiones sobre
el costo que tendría la operación, en caso de que se mantengan
los actuales niveles de riesgo país, por encima de los 1000 puntos.
Por otra parte, el funcionario negó que se estén negociando
garantías ya sea del Banco Mundial, el FMI o del Tesoro estadounidense,
algo que ayudaría a abaratar el megacanje. Sin embargo, fuentes
de la city cercanas a la transacción indicaron a Página/12
que Domingo Cavallo corre contra reloj buscando esos avales. Esa sería
la única manera de garantizar el éxito del canje ya que,
si la refinanciación de la deuda se realiza a esas tasas mencionadas
por Marx, no se borrará la sospecha que tienen los inversores sobre
la insolvencia de Argentina.
El modelo que busca Cavallo se inspira en el caso mexicano. Cuando estalló
el Tequila, a fines de 1994, el Tesoro estadounidense salió presuroso
al salvataje de su vecino. El préstamo multimillonario fue garantizado
por México con sus reservas de petróleo, incorporando a
esa transacción las acciones de la compañía petrolera
Pemex. En el caso argentino, la ayuda de los Estados Unidos sería
para dar un colateral de los nuevos títulos que emita el Gobierno.
A su vez, Argentina otorgaría como garantía de esos fondos
de la administración Bush la recaudación impositiva. Ese
sería el fin último de la Ley de Crédito Público,
borrador del proyecto que ya circula por el Congreso (ver aparte).
Según Marx, el megacanje se lanzará dentro de dos semanas.
Una alta fuente del Palacio de Hacienda manifestó anoche que hoy
terminará de redactarse el decreto que dará luz verde a
la operación y que éste sería rubricado por Fernando
de la Rúa mañana mismo.
En un principio, el encuentro de Marx con los diputados iba a ser público.
Pero no bien ingresó a la sala que las comisiones disponen en el
tercer piso del Anexo del Congreso junto a su segundo, Julio Dreizzen,
se decidió darle carácter confidencial a la reunión.
El material es bastante sensible, justificó Marx. Los
periodistas debieron retirarse e inmediatamente empleados del Parlamento
tomaron nota de los nombres de diputados y asesores que estaban presentes.
Frente a los diputados, Marx se negó a calcular el monto que podría
alcanzar el canje. En cambio, repitió que el objetivo es desahogar
los vencimientos de deuda de los próximos cuatro a cinco años.
Y reveló que en la mesa de negociaciones con los bancos y fondos
de inversiones del exterior se planteó la posibilidad de que los
nuevos títulos cuenten con un período de gracia durante
el cual el Estado no deba pagar capital ni intereses. Según pudo
saber este diario, ese período de gracia iría de uno a tres
años, dependiendo del plazo de los nuevos bonos.
Durante la primera parte de la exposición, Marx mostró el
perfil de vencimientos para los próximos años. Tenemos
una deuda monstruosa. Hay que conseguir financiamiento por 125.000 millones
de dólares durante los próximos cinco años para pagar
la deuda y cubrir el déficit, dijo. Comentó el programa
financiero establecido por su cartera y mencionó quiénes
son los tenedores de títulos argentinos, en su mayoría bancos,
AFJP y fondos de inversiones del exterior.
El plato fuerte del encuentro ocurrió cuando los legisladores quisieron
saber si Economía contaría con garantías para abaratar
el megacanje. Evasivo, Marx dio a entender que no las habrá. Y
especuló con que la tasa de interés a la que se podrían
colocar los nuevos bonos, sin garantías, ycon algunos años
de gracia en los pagos de capital e intereses rondaría entre 14,7
y 15 por ciento anual.
En ese momento, el justicialista Mario Cafiero acusó al funcionario
de meter a la Argentina en un espiral usurario. Esa
tasa sería un suicidio porque en un lapso de cuatro años,
la deuda se duplicaría, añadió. Al mismo tiempo,
Cafiero acusó al gobierno de violar la ley de Administración
Financiera en los canjes de deuda realizados en junio de 2000 y febrero
pasado, y que fueron ruinosos para el país. Con matices,
acompañaron esa posición varios de los diputados presentes,
entre ellos los radicales, Beatriz Nofal y Juan Carlos Passo, los frepasistas
Alejandro Peyrou y Gustavo Galland y el justicialista Jorge Matzkin.
¿A cuánto ascenderá el canje?, preguntó
uno de los legisladores a Marx.
No puedo hacer estimaciones. No tenemos que hablar de montos. Buscaremos
lo más razonable para el país, porque cuanto mayor sea el
volumen del canje, más alta es la tasa que nos van a pedir. No
vamos a dejarnos llevar por las presiones ya que existen muchos intereses
creados para que el monto de la operación sea muy grande, pero
esto llevaría a un aumento de los costos, respondió.
Admitiendo que éste no será un buen negocio, Marx dejó
abierta la posibilidad a que, en tres o cuatro años, el Gobierno
pueda volver a refinanciar la deuda, pero a tasas más bajas.
El futuro de Marx
Ya no es secreto que Domingo Cavallo no lo quiere a Daniel Marx
en la Secretaría de Finanzas. Su actual tolerancia se debe
a que sabe que en estos momentos, en el medio del megacanje, no
sería recomendable su reemplazo. Esa tirante relación
abona versiones sobre el inminente alejamiento de Marx y de eventuales
candidatos a ocupar su cargo. Ayer se mencionó a Joaquín
Cottani, analista del banco de inversión Lehman Brothers
y secretario de Financiamiento durante la primera gestión
de Cavallo en Hacienda, como futuro integrante del equipo económico.
Fue el propio Cottani que ayer dijo al respecto que puede
haber habido alguna discusión entre Cavallo y Marx, ya que
a este último la operación le cayó encima.
Pero es falso que pueda reemplazar a Marx, nadie del Gobierno
me preguntó ni me dijo nada, afirmó.
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Dentro de dos
o tres semanas
Lo esperaban unos 300 financistas. Pero Domingo Cavallo no fue.
A la reunión anual del IAEF envió a uno de sus colaboradores.
Federico Sturzenegger ocupó su lugar para decir, sin que
muchos le creyeran, que el megacanje de deuda representa un
alivio, pero no es fundamental para la política económica
del Gobierno. El secretario de Política Económica
anunció que las condiciones específicas
de esa operación financiera serán anunciadas
dentro de dos o tres semanas. No parece razonable apurarse
y hacer las cosas mal, hay que darles su tiempo. El equipo (del
ministerio de Economía) está trabajando a full,
afirmó. En esa tarea de seducir a los hombres de negocios,
Sturzenegger (hijo) sostuvo que cuando los mercados adviertan
que la Argentina cumplirá con sus compromisos de deuda, el
riesgo país caerá significativamente. El funcionario
aseguró, además, que desde hace seis semanas,
la economía está tratando de levantarse y adelantó
que se lograría un crecimiento del 0,2 por ciento en
el segundo trimestre del año contra igual período
del 2000.
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