Por Lola Galán
Desde
Roma
Silvio Berlusconi se dispone
a cambiar Italia de arriba a abajo con la ayuda de un reducido equipo
de gobierno en el que estarán presentes sus más fieles aliados
y colaboradores. La maquinaria se pondrá en marcha a mediados de
junio y Berlusconi tiene ya la agenda llena. Rebajar el impuesto de sucesión
y relevar al equipo directivo de la RAI son algunas de las medidas que
se abordarán en el primer Consejo de Ministros previsto para finales
de junio, una vez completado el ritual legal. Berlusconi tendrá
que recibir primero el encargo de formar gobierno del presidente de la
República, nombrar los nuevos ministros y superar el voto de confianza
en un Parlamento amigo, donde cuenta con una confortable mayoría.
Los colores del nuevo Parlamento son netamente azules con
un total de 386 diputados del centro-derecha del total de 630 en la Cámara
baja, mientras El Olivo se queda en 242. La única otra fuerza presente
con un número apreciable de escaños es el Partido de Refundación
Comunista con 11. La Liga se adjudica únicamente los puestos que
han ganado sus candidatos en los colegios uninominales bajo las siglas
globales de la Casa de las Libertades. Los 31 diputados del partido de
Umberto Bossi no serán determinantes porque en la Cámara
de Diputados la Casa de las Libertades dispone de una mayoría de
52 escaños. Más delicada es la situación en el Senado,
donde el centro-derecha ha obtenido 177 escaños, lo que representa
una mayoría de sólo 14, si se tienen en cuenta los senadores
vitalicios, frente a los 16 senadores de la Liga.
El domingo, la Liga no recogió ni siquiera el 4 por ciento de votos
requerido, quedándose en el 3,9 por ciento exactamente igual que
el partido de Antonio Di Pietro, de reciente creación y que ha
batallado con pocos medios. Un resultado deplorable si se lo compara con
el 11,1 por ciento de las elecciones de 1996. Ayer Bossi insistió
en que lo importante es el programa, la llamada devolution
que debe llevarse a cabo, dijo, en los primeros cien días de gobierno.
Todo apunta además a que Bossi no figurará en el nuevo Ejecutivo,
como el propio líder lombardo señaló a este diario,
en una entrevista concedida antes de las elecciones, pero sí pugna
por hacerse con la presidencia de una de las Cámaras. Los malos
resultados de los padanos y la práctica desaparición
del Parlamento de los partidos menores, han gustado al empresariado italiano.
El primero en felicitarse por la estabilidad de la que podrá gozar
el futuro Ejecutivo ha sido el presidente del Grupo Fiat, Paolo Fresco.
Pero Berlusconi tiene también ante sí la tarea de convencer
a los gobiernos europeos de las credenciales democráticas de su
Gobierno y de la idoneidad tan discutida de su propia persona. En el plano
judicial Il Cavaliere tiene sobre todo la inquietud de la
causa abierta por el caso Tele 5. España es otro país
y el juez Baltasar Garzón parece decidido a llegar hasta el final.
Una de las primeras cuestiones que tendrá que afrontar Berlusconi
será precisamente la del conflicto de intereses que le afecta tan
directamente. Tal y como ha repetido a lo largo de la campaña electoral,
espera encontrar una solución, sobre todo a la propiedad del 48
por ciento del Grupo Mediaset, en los primeros cien días de Gobierno.
También le ayudará a ganar credibilidad la ausencia de Umberto
Bossi del primer plano político, aunque si ocupará un cargo
de importancia el líder del partido postfascista Alianza Nacional,
Gianfranco Fini, que podría ser un vicepresidente. Fini ha encontrado
fuertes resistencias por parte de Israel y en muchas capitales europeas
se lo mira con desconfianza. Pero en Italia se lo considera un político
irreprochable, y el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi,
ha declarado ya que el nuevo gobierno es legítimo. Lo era
antes de ganar las elecciones, mucho más ahora. Berlusconi
piensa incluir también en un puesto destacado del Ejecutivo al
líder centrista Pierferdinando Casini, aunque el hombre más
importante del nuevo Gabinete será Giulio Tremonti, un abogado
experto en cuestiones fiscales que se hará cargo de la cartera
de Economía y Hacienda. Menos clara está la de Exteriores.
La negativa de algunas personalidades independientes, y la escasa idoneidad
de otras (llegó a hablarse del ex presidente Francesco Cossiga)
ha complicado hasta el final la elección del jefe de la diplomacia.
La última hipótesis que se baraja es la de que asuma el
cargo Letizia Moratti, integrante de una rica familia de Lombardía
que asumió en el pasado la presidencia de la Rai. De esta forma
además, Berlusconi colocaría a una mujer en un gabinete
que contará con una abrumadora mayoría masculina. Parece
el signo de los tiempos en Italia, donde las mujeres en política
están en franco retroceso. El nuevo Parlamento contará con
47 mujeres sobre un total de 945 señorías, las
diputadas y senadoras han disminuido a un ritmo negativo del 200 por ciento
en los últimos siete años.
Rutelli, líder
opositor
Después de perder por bastante menos de lo que se creía,
Francesco Rutelli fue nombrado ayer líder de la oposición
italiana, al término de una reunión de la coalición
de centroizquierda el Olivo. Rutelli, quien fue derrotado en las
elecciones del domingo por el telemagnate Silvio Berlusconi, liderará
la bancada de la oposición junto con Piero Fassino, de Democráticos
de Izquierda, la mayor formación de la coalición gobernante
saliente, la cual sufrió una derrota notable.
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