Por David Cufré
Algunos decían que era
cuestión de tiempo, pero que las tensiones en el Gobierno finalmente
harían erupción. Y así ocurrió. El jefe de
Gabinete, Chrystian Colombo, y el ministro de Economía, Domingo
Cavallo, comenzaron a cruzar guantes en una pelea entre pesos pesado.
Una de las expresiones de ese combate, que hace crujir las estructuras
del Poder Ejecutivo, es la oposición del primero de los contendientes
al proyecto más ambicioso de su rival: la ampliación de
la Convertibilidad al euro. Colombo abandonó el impulso de esa
iniciativa, cuyo lanzamiento considera un grave error político,
posibilitado por la libertad de la que goza Cavallo para moverse a su
antojo. Del otro lado tampoco ahorraron municiones y empezaron a especular
con que el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo,
sería un mejor jefe de Gabinete que Colombo. Página/12 se
comunicó con la Jefatura de Gabinete y con Economía, desde
donde abundaron desmentidas sobre una supuesta pelea.
No tengo ningún conflicto con Chrystian, aclaráselo
a Página/12, le dijo Cavallo a su vocero, Lisandro Varela,
quien se contactó con este diario para transmitir el mensaje. La
posición oficial del Palacio de Hacienda es que Colombo es uno
de los integrantes más valiosos del gabinete, con el que el ministro
de Economía trabaja codo a codo. Cavallo hizo llegar
su aclaración luego de que, según dijo, se cruzó
ayer por la tarde con Colombo en la Casa Rosada y éste le comentó
que están por escribir en Página/12 que estamos peleados.
También desde la Jefatura de Gabinete enfatizaron que no
hay ningún problema con Cavallo, sino todo lo contrario, porque
la relación entre ambos nunca estuvo mejor que ahora. Y negaron
rotundamente que Colombo opere en contra del proyecto para modificar la
Convertibilidad. La semana pasada fue al Senado a dar el informe
mensual sobre las actividades del Gobierno y cuando le preguntaron por
esa iniciativa la defendió, insistieron desde la Jefatura
de Gabinete.
Sin embargo, este diario pudo establecer que la pelea existe, que Colombo
rechaza el plan para extender la Convertibilidad al euro y que se movió
para desactivar su aprobación, al transmitirles su oposición
a senadores justicialistas. El proyecto ya obtuvo media sanción
en la Cámara de Diputados y aguarda su aprobación definitiva
en el Senado, adonde el PJ cuenta con amplia mayoría. El jefe de
Gabinete evalúa que el proyecto fue mal recibido por los mercados
y explica en parte la disparada del riesgo país. De acuerdo a su
interpretación, lo mejor sería archivarlo.
El único preocupado por venir al Congreso a exponer sobre
el proyecto es Cavallo, pero ningún otro del Gobierno. Y mucho
menos Colombo, que, en cambio, sí se está moviendo para
que se apure la aprobación del pliego de Roque Maccarone como presidente
del Banco Central, confió a Página/12 uno de los miembros
más influyentes del bloque justicialista de senadores. Colombo
le sacó alguna ventaja a Cavallo en el Congreso, ya que los legisladores
del PJ resolvieron tomarse todo el tiempo que haga falta para estudiar
la iniciativa. El jefe de esa bancada, José Luis Gioja, y los senadores
Carlos Verna, Jorge Yoma y José Carbonell manifestaron ayer que
continuarán la ronda de consultas a economistas porque el Gobierno
no demuestra interés en la sanción del proyecto.
Pero la disputa entre la Jefatura de Gabinete y Economía por esa
iniciativa es la manifestación más evidente de un conflicto
mayor. Colombo se siente desdibujado desde el ingreso de Cavallo al Gobierno,
cuando antes era el hombre fuerte que se había ganado el calificativo
que ahora ostenta su rival: el del funcionario ejecutivo. Y tiene razones
para sentirse así. El último hecho de una larga lista es
que debió resignar la conducción política de la AFIP
en manos de Cavallo. Desde Economía habían dejado trascender
hace diez días que el ministro estaba profundamente disconforme
con la tarea de la Jefatura de Gabinete en el manejo de la AFIP. En aquel
momento, este diario informó sobre ese malestar, y anticipóel
traspaso del organismo recaudador a la órbita del Palacio de Hacienda,
algo que se concretó días más tarde.
Hay otros hechos que irritan a Colombo, y que fueron configurando su pérdida
de poder real. Cuando Cavallo todavía estaba en la oposición,
el jefe de Gabinete se había ganado el espacio para armar la agenda
política que se discutía con el Presidente y los ministros,
y llevaba la voz cantante del Gobierno, incluso para poner el cuerpo en
los anuncios más vidriosos, como la firma de los decretos de reforma
previsional y de desregulación de obras sociales, iniciativas que
Cavallo borró de un plumazo en cuanto llegó al poder. El
costo político por haber impulsado ambas medidas lo pagó
Colombo, y el conflicto lo cerró Cavallo sin siquiera darle participación
al resto del Gobierno de su decisión.
Desde tres áreas del Ejecutivo comentaron a Página/12 que
desplantes como ése hubo por doquier, pese a los continuos reclamos
de Colombo para que las medidas trascendentales fueran debatidas primero
en el gabinete,
en lugar de convertirse en hechos prácticamente consumados. El
jefe de Gabinete también perdió participación en
las negociaciones con los gobernadores y los miembros del Congreso. Y
mantiene una relación tirante con su segundo, el cavallista y flamante
presidente de Acción por la República, Armando Caro Figueroa.
Tanto, que Colombo prefirió jugar en favor de la ministra de Trabajo,
Patricia Bullrich, en la disputa sobre el destino de la Anses, organismo
que Cavallo pretendía pasara a depender de la Jefatura de Gabinete.
La jugada del mediterráneo por ahora frustrada- consistía
en controlar la Anses en este caso a través de Caro Figueroa
porque por allí se administran gastos anuales, en pago de jubilaciones
y pensiones familiares, por 20 mil millones de pesos.
Cerca de Caro Figueroa confiaron a este diario que el funcionario está
espantado porque la Jefatura de Gabinete está
plagada de punteros políticos radicales que no hacen nada.
También contaron que su jefe le dijo a Colombo que no está
dispuesto a firmar ninguna prórroga de los contratos de esos ñoquis.
Desde otro ámbito cavallista admitieron abiertamente que existe
una gran tensión entre el ministro y el jefe de Gabinete,
y señalaron que este último es cada vez más
transparente en expresar su enojo.
Más allá de la pelea por recuperar espacios de poder que
ha resignado, Colombo considera que todo el Gobierno debería contener
a Cavallo y ponerle los límites que por sí solo no acepta.
En eso coincide con el ministro del Interior, Ramón Mestre, y con
figuras de distintos sectores del radicalismo, como Raúl Alfonsín,
y dirigentes de peso en el Congreso, como Raúl Baglini, Jesús
Rodríguez y Leopoldo Moreau. Dentro del Gobierno, Colombo decidió
no esperar más para dar esa pelea y comenzó a actuar, tocando
en un punto sensible para Cavallo: su nueva criatura, el proyecto de Convertibilidad
ampliada. El jefe de Gabinete está cada vez más arrepentido
de haber impulsado el ingreso de Cavallo al Ejecutivo, y recuerda cuando
el ahora ministro se resistió a ponerse bajo sus órdenes,
en otro tiempo del Gobierno, para formar parte de una comisión
que se encargaría de redactar una profunda reforma tributaria.
La ambiciosa comisión murió con la llegada de Cavallo, quien
Colombo ahora preferiría que se hubiera quedado en la oposición.
Claves
Las diferencias entre
el ministro de Economía y el jefe de Gabinete dispararon
una crisis en el Ejecutivo, que se mantenía latente desde
la misma llegada de Domingo Cavallo al gobierno.
El punto de ruptura podría
ser el proyecto de convertibilidad ampliada, que Cavallo habría
quedado impulsando solitariamente en el Congreso.
El corrimiento del jefe
de Gabinete sería la expresión de disgusto de éste
por la pérdida de poder y espacios políticos a manos
del mediterráneo.
Desde el cavallismo ya
se especula con la designación de Nicolás Gallo al
frente de la Jefatura de Gabinete, por su mayor confianza
con Fernando de la Rúa y peso político en su partido,
el radicalismo.
En Economía le
imputan a la Jefatura, además, haber tenido un deficiente
manejo de la AFIP y estar llena de punteros que no hacen nada.
Colombo plantea la necesidad
de acotar el espacio de acción del ministro. Desde diferentes
ópticas, lo respaldan Alfonsín, Mestre, Jesús
Rodríguez, Baglini y Moreau.
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Una canasta al freezer
El proyecto de ampliación de la convertibilidad podría
tener una larga estadía en el Senado, antes de ser tratado
en el recinto. Así lo dieron a entender miembros de la Cámara
alta del bloque justicialista, argumentando que desde el Ejecutivo
hubo señales de que no hay apuro en su sanción.
El jefe del bloque, José Luis Gioja, el presidente de la
Comisión de Presupuesto y Hacienda, Carlos Verna, y los senadores
Jorge Carbonell y Jorge Yoma coincidieron, en conversaciones con
la prensa, en que la ronda de consultas con economistas iba a continuar,
como una forma de postergar una definición sin desactivar
el tema. Según la evaluación de los senadores justicialistas,
el Ejecutivo quedó superado por la emergencia financiera
y por la necesidad de renegociar la deuda, este proyecto es de resultados
virtuales y salvo Cavallo, el gobierno no lo pide ni le interesa.
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DIFICIL
RELACION ENTRE DOS FUNCIONARIOS QUE PIENSAN PARECIDO
Donde está Mingo casi no caben dos
Por Fernando Cibeira
Es cierto que cuando llegó
Cavallo parecíamos todos pintados. De a poco, más o menos
todos nos fuimos reacomodando. Salvo Colombo, que todavía está
buscando cuál tiene que ser su nuevo rol. La descripción
pertenece a un importante integrante del gabinete que ayer admitía
las dificultades de reinserción de Colombo a partir de la irrupción
de Cavallo, quien de un día para el otro lo suplantó en
su función de motor de las políticas oficiales. Para ese
ministro, en su reubicación, el jefe de Gabinete tendría
que tomar un matiz más político que técnico, una
función que Colombo no sólo no siente sino que un poco desdeña,
en medio de un gobierno en el que cree que nadie lo apoya.
Colombo se enteró de que no iba a ser fácil la convivencia
con Domingo Cavallo desde el primer día de trabajo del ministro
de Economía. Fue cuando llegaron juntos al Congreso para explicar
la reforma impositiva que Cavallo traía bajo el brazo. En un momento,
los legisladores aliancistas preguntaron sobre las alícuotas de
algunos impuestos un tema del área de Colombo desde que había
conseguido arrebatarle la AFIP a Machinea y Cavallo respondió
con su habitual energía. ¿Vos te crees que se acordó
que tenía a Colombo al lado?, se asombraba luego un senador.
A partir de aquel momento, Colombo comprendió que la labor que
había cumplido hasta ese entonces se iba a ver trastrocada. Cavallo
alternativamente podía convertirse en jefe de Gabinete, ministro
de Trabajo, de Interior o Canciller, según lo que hiciera falta
en el momento. Pero lo que más comenzó a molestar a Colombo
fue que el ministro de Economía lo salteara y acudiera directamente
a Fernando de la Rúa cuando tenía algún nueva idea
en mente. Por ese tema mantuvieron más un diálogo tenso,
luego de que Colombo se enterara por los diarios de los proyectos de Cavallo.
La disputa es exclusivamente por terrenos de poder, porque el propio Colombo
explica que hoy está más de acuerdo con las políticas
cavallistas con su nueva lógica de ajuste que con sus
primeras iniciativas heterodoxas de supuesto tinte reactivador. Además,
yo era de los que querían que Cavallo fuera ministro, recuerda
Colombo.
Para peor, al jefe de Gabinete le cayó encima el tema del lavado
de dinero y las acusaciones de Elisa Carrió por su actuación
como titular de la Sociedad de Bolsa del Banco Macro. En realidad, lo
que deprimió a Colombo no fueron las acusaciones en sí (las
considera carentes de asidero) sino que nadie del gobierno saliera a defenderlo.
Acá te podés matar laburando que después viene
cualquiera a ensuciarte y nadie pone la cara por vos, se quejó
Colombo en esos días en los que, incluso, corrieron versiones sobre
su renuncia. Según cuentas sus amigos, las quejas del jefe de Gabinete
no excluyeron al propio Presidente. El tema del lavado le llegó
en lo personal. Desde ese día no volvió a ser el mismo,
contaba uno de los funcionarios con los que tiene buen diálogo.
Por si todo eso fuera poco, a pocos metros de su despacho, Colombo tiene
sentado a la mano derecha de Cavallo y vicejefe de Gabinete, Armando Caro
Figueroa. Y aunque la relación no está cortada ni mucho
menos, Colombo se llevaba mucho mejor con el antecesor de Caro, el frepasista
Marcos Makón, a quien quiere de vuelta a su lado.
Colombo no renunció pero tampoco encuentra el camino de retorno
al primer plano del Ejecutivo, el mismo que ocupó desde octubre
pasado hasta marzo, cuando asumió Cavallo. Hay sólo
una forma de ganarle a Cavallo: si él anda a mil, vos tenés
que correr a mil cien, graficaba un ministro que un principio quedó
tan descolocado como todos pero que ahora se sentía en carrera,
con posibilidades ciertas de sobrevivir al torbellino Cavallo.
Pero, según entienden en la Casa Rosada, sería en vano que
Colombo quiera llevar su disputa con Cavallo a temas técnicos en
los que el jefe de Hacienda admite pocas discusiones. Para sus colegas
del Ejecutivo, lo lógico sería que Colombo busque su lugar
en la política, dado que el ministro del Interior, Ramón
Mestre, asumió un bajo perfil que no parece dispuesto a abandonar.
Tiene que encontrar un nuevo posicionamiento. Desde que llegó
Cavallo el gobierno ya no es lo que era y está bien: para algo
lo fuimos a buscar, resumía un funcionario cercano al Presidente.
Entre Gallo y medianoche
En el medio del clima de histeria que se generó ayer en
el seno del Gobierno, un hombre del círculo político
del ministro Domingo Cavallo arrojó, como al descuido, una
colilla encendida sobre el barril de pólvora. ¿Ustedes
tienen la versión de que (Nicolás) Gallo va a la Jefatura
de Gabinete?, preguntó, cándidamente, el cavallista
a un periodista de Página/12, en una comunicación
telefónica que tenía originalmente como objetivo confirmar
versiones y no crear nuevas. El interlocutor completó el
interrogante con el siguiente razonamiento: no es una mala combinación
el del hombre de mayor confianza de Fernando de la Rúa como
jefe, Gallo, y el de mayor confianza de Cavallo como vicejefe, Armando
Caro Figueroa. Además, consideró que la presencia
de Gallo elevaría el nivel político del
jefe inmediato de Caro, hoy presidente de Acción por la República.
¿Y Colombo, ya no es más hombre de confianza?,
preguntó este diario sin obtener respuesta del allegado al
jefe del Palacio de Hacienda.
Mientras unos funcionarios salían a hacer de bomberos, otras
oficinas públicas actuaban como usinas generadoras de nuevos
incendios. E incluso los que supuestamente oficiaban de apaciguadores
terminaban arrojando bombas. La crisis, negada en las declaraciones
públicas, era alimentada en los corrillos y comentarios que
se dejaban caer al pasar.
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Cavallo
mandó un delegado al BCRA que está procesado
El ministro de Economía nombró como su representante en las
reuniones de directorio del Banco Central a Miguel Angel Ortiz,
ex superintendente de Entidades Financieras, procesado por la
Justicia federal en la causa de los bancos Mayo y Patricios.
Domingo
Cavallo, ministro de
Economía. Designó a Ortiz en el BCRA.
El juez Gabriel Cavallo lo procesó y la causa va a
juicio oral.
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|
Por Susana Viau
El titular de Economía
Domingo Cavallo designó como su representante en las reuniones
de directorio del Banco Central a Miguel Angel Ortiz, ex superintendente
de Entidades Financieras, procesado por la Justicia federal en la causa
de los bancos Mayo y Patricios, y a punto de ser sometido a juicio oral.
La resolución mediante la cual el ministerio lo nombra en calidad
de delegado lleva el número 87 y fecha del 9 de mayo.
Ortiz fue procesado por el Juez federal Gabriel Cavallo a raíz
de su actuación durante el proceso de caída de los bancos
Patricios y Mayo, este último asistido por cuantiosos redescuentos
pese a la agónica situación en que se hallaba. El procesamiento
que cargó la mochila de la administración fraudulenta
a Ortiz y eximió de culpas a Pedro Pou y al resto del directorio
del BC sería confirmado más tarde por los camaristas Luisa
Riva Aramayo y Horacio Vigliani. Ortiz, se afirma en el auto de procesamiento,
había ocultado al directorio la verdadera información sobre
el estado catastrófico de las cuentas del Banco Mayo. Ortiz dejó
entonces el cargo de superintendente, que pasó a ser ocupado de
modo interino por su segundo, Javier Bolzico, autor del informe que aseguró
que los bancos de Raúl Moneta no habían violado las normativas,
pese a los señalamientos en contrario efectuados por los propios
inspectores del BCRA. Tiempo después, Ortiz fue suplantado formalmente
por Guillermo Lesniewier, procesado a su vez por María Romilda
Servini de Cubría en el marco de la investigación por el
cierre del Basel.
Pedro Pou se resignó al cese de Ortiz, pero no lo abandonó:
lo nombró asesor de la presidencia del BCRA y allí se hallaba
aún cuando la comisión bicameral del Congreso aconsejó
a Fernando de la Rúa la conveniencia de alejar a Pou. El dictamen
incluía, asimismo, menciones igualmente lapidarias sobre las gestiones
de Ortiz y Bolzico. Pou remoloneó para irse y en ese período
de cabildeos abundante documentación fue sacada del edificio. Tanto
se dilató la partida que, después que de la Rúa le
pidiera la dimisión y ante el asombro de los empleados del banco,
Pou siguió haciendo uso de su tarjeta magnética de ingreso
al edificio y trabajando en el despacho de Martín Lagos. El juego
terminó a fines de la semana pasada, cuando Roque Maccarone resolvió
poner alguna cosa en su sitio y exigirle que para entrar o salir se sirviera
llenar los formularios que debe completar cualquier hijo de vecino, indicando
a qué dependencia se dirige o qué persona va a entrevistar.
Eso y que Pou dejara de concurrir al BCRA fue todo uno.
No ha sucedido lo mismo con Ortiz, quien a pesar de su comprometida situación
judicial reingresa por la ventana grande. La circular interna 3725, difundida
el martes, notifica a subgerentes y gerentes principales y subgerentes
y gerentes ordinarios que el señor Ministro de Economía,
mediante resolución Nº 87 del 9.5.01, ha dispuesto designar
al Dr. Miguel Angel Ortiz, para ejercer la representación de ese
ministerio en las reuniones del Directorio de este Banco Central.
Si bien Ortiz cuenta con el padrinazgo de Felipe Murolo (el hombre que
lo acercó al banco y está a la espera de que el Senado acuerde
reubicarlo nuevamente en la vicepresidencia), las consecuencias de su
designación se verán en toda su magnitud cuando comiencen
las audiencias públicas del juicio que lo tendrá como protagonista.
FRENAN
EL ACUERDO POR MACCARONE
Pliego a la canasta
Por Claudio Scaletta
La comisión de acuerdos
de la Cámara de Senadores, que preside el senador justicialista
por la provincia de Chaco, Horacio Salazar, podría rechazar los
pliegos que formalizarían en sus cargos a los nuevos funcionarios
designados en el Banco Central tras la remoción de Pedro Pou. La
titularidad de Roque Maccarone al frente de la autoridad monetaria estaría
cuestionada por incumplir el artículo tercero de la Ley de Etica
Pública, que establece la incompatibilidad del ex hombre del Banco
de Galicia para ocupar, al menos por un año y medio, la presidencia
del Central.
Según pudo saber Página/12, esta imposibilidad formal
sería el instrumento utilizado para evitar que Roque Maccarone,
quien llegó a la titularidad del BC con el apoyo del establishment
financiero, interfiera con el proyecto de Domingo Cavallo de abandonar
las rigideces de la Convertibilidad vía una canasta de monedas.
La primera señal que recibirá el ex hombre del Banco de
Galicia será el tema por el que será interpelado en el Senado
la semana próxima. Maccarone deberá exponer ante los senadores
cuál es su perspectiva de política económica, es
decir frente a la canasta de monedas, la incorporación del Euro
y la Convertibilidad.
Domingo Cavallo quería que la presidencia del Banco Central sea
ocupada por un hombre de su confianza, pero la presión del establishment
financiero sobre el propio presidente Fernando de la Rúa, evitó
que el puesto recaiga en quien hasta el momento parecía el candidato
natural para el cargo, el economista de Acción por
la República, Adolfo Sturzenegger. Entre las primeras definiciones
de Maccarone apenas asumió se recuerdan la calificación
de inoportuna que reservó al proyecto de la canasta
de monedas. Por entonces, el Ministro calló y solo emitió
palabras de apoyo para el nuevo funcionario. Chrystian Colombo, quien
está enfrentado a Cavallo, entre otras razones, por el tema de
la incorporación del Euro, encontró en Maccarone un aliado
natural.
Lo que se vuelve evidente es que sus años en el gobierno justicialista
enseñaron a Cavallo cómo manejar los resortes institucionales
cuando de subir o bajar pulgares se trata. Lo demostró con Pou
y es posible que el Senado sea la vía que elija con Maccarone.
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