Por Diego Schurman
La tregua no duró demasiado.
A menos de dos meses de haber comprometido un escenario de paz social,
la CGT rebelde salió ayer a patear el tablero. Por boca de su jefe,
Hugo Moyano, convocó para el jueves 31 a una marcha a Plaza de
Mayo y dejó en claro que en junio, a más tardar, habrá
un nuevo paro general. La irrupción del camionero vino acompañada,
como se ha vuelto costumbre últimamente, de frases explosivas.
Esta vez pidió al Gobierno, como alguna vez lo sugirió Carlos
Ruckauf, que adelantara las elecciones las presidenciales del 2003
si no está en condiciones de tomar decisiones. Lo que,
previsiblemente, provocó la reacción de Fernando de la Rúa.
Es una falta de respeto a las instituciones y al pueblo, dijo
el presidente.
La marcha del 31 en la Plaza de Mayo, que será contra el modelo
económico, tiene para la CGT rebelde una carga simbólica.
Ese mismo día y en ese mismo lugar, reunió el año
pasado a representantes de todos los colores partidarios en un acto contra
el Fondo Monetario Internacional.
Si entonces sorprendió que Aldo Rico, Hebe de Bonafini, Fernando
Galmarini, Elisa Carrió y Juan Carlos Dante Gullo compartieran
una manifestación, llamó aún más la atención
que Guillermo García Caliendo, el representante la Pastoral Social
de la Iglesia, ofreciera un discurso llamando a la resistencia.
Seguramente, este año la mayoría de ellos no será
de la partida. Pero, como en aquella oportunidad, el discurso de Moyano
volverá a abundar sobre el ajuste y el hambre impuesto por
el colonialismo y el FMI. El sindicalista no oculta su intención
de retomar la prédica nacionalista. De hecho ayer dio varias muestras
en ese sentido al plantear la antinomia pueblo-antipueblo, patria-antipatria.
Y demonizó a Domingo Cavallo ubicándolo en las segundas
opciones. Es utilizado por quienes llevan adelante este modelo de
miseria, dijo en alusión a los organismos de crédito
internacional.
Lo curioso es que la CGT rebelde llegó a levantar un paro general
de 36 horas convocado para el 5 y 6 de abril y habló de tregua
ante la expectativa creada en la gente por el ministro de
Economía, según palabras que el propio camionero regaló
a fines de marzo.
La modificación de la actitud de Moyano habrá que encontrarla
en el nuevo paquete de ajuste dado a conocer por Cavallo y también
en la necesidad de capitalizar el conflicto que nunca abandonó
la calle, su lugar. Por eso del silencio, el sindicalista pasó
a anunciar ayer el inicio de un plan de lucha con incluye un paro general
en junio y que tendrá tres marchas como aperitivo: una al Consulado
de España, convocada por los gremios aeronáuticos en conflicto
con Aerolíneas Argentinas, otra a Córdoba, contra la privatización
de la empresa provincial de energía (EPEC), y una tercera a Rosario,
en repudio a la falta de políticas de empleo.
De todos modos, la reacción inmediata del Gobierno no la provocaron
los anuncios sino el pedido de Moyano de adelantar las elecciones. La
idea la había sugerido su compañero Juan Carlos Schmid a
puertas cerradas, durante una reunión de consejo directivo de la
CGT rebelde.
Uno y otro no son ajenos a las disputas políticas que generan las
presidenciales del 2003. El camionero nunca ocultó su inclinación
por la candidatura del gobernador Ruckauf, con quien mantiene contacto
cotidiano y ya en otra oportunidad habló de apurar los comicios,
al igual que su socio justicialista, Eduardo Duhalde.
En cambio, Schmid, actual jefe del gremio de Dragado y Balizamiento, milita
en las filas del cura Luis Farinello y mañana inaugurará
la primer sede del Polo Social en Rosario, a donde llegarán los
peronistas desencantados de la gestión de Carlos Reutemann.
Como si no bastara, a la hora de las despedidas Moyano echó más
leña al fuego. Esta vez no se inspiró en ningún dirigente
justicialista sino el animador Gerardo Sofovich. Fue cuando equiparó
al Gobierno con el juegodel Jenga. Le falta sacar la última
tablita para que se derrumbre, sonrió irónicamente.
CORTES
DE RUTAS Y CALLES Y MANIFESTACIONES
Descontento social en crecimiento
Una ruta nacional cortada desde
hace 10 días en La Matanza. Desempleados y jubilados marchando
a Plaza de Mayo. Tres importantes accesos a la Capital bloqueados por
manifestantes que reclaman trabajo. Cortes de ruta en Jujuy, Tucumán
y Río Negro. Por imposición de los hechos, la situación
social se convirtió en una preocupación importante para
el Gobierno. Alarmados por la escalada del conflicto, los funcionarios
oficiales temen que el fantasma del estallido social deje
de ser un fantasma. Mientras tanto, los dirigentes sindicales que lideran
estos hechos responsabilizan a la administración de Fernando De
la Rúa por la grave situación y prometen grandes
movilizaciones contra la exclusión social y la antipatria.
El secretario general de la CGT rebelde Hugo Moyano fue uno de los primeros
en lanzar la piedra. Después de subrayar que el Gobierno no
existe, anunció una gran movilización
para el 31 de mayo en Plaza de Mayo (ver aparte). Además, defendió
a los cortes de ruta como forma de lucha: Son la real expresión
de la exclusión social de este modelo salvaje, consideró.
Por su parte, el jujeño Carlos Perro Santillán
denunció una inminente caza de brujas y acusó
a los miembros del Gobierno de preparar el camino para una actuación
represiva feroz. Salieron a cazar brujas, como en los tiempos
de la dictadura, alertó. A su turno, Víctor De Gennaro,
de la CTA, cuestionó a los funcionarios que se hacen los
lobos para apretar a los trabajadores que hoy, sin trabajo, tratan de
defender el futuro de sus familias, cortando las rutas en La Matanza,
o viniendo de lejos como los Chicos del Pueblo. Entre tantas declaraciones,
los conflictos se van profundizando:
En La Matanza continúa
el corte de ruta que empezó el 7 de mayo. El intendente Alberto
Balestrini se quejó porque el gobierno nacional se hace el
distraído y sigue jugando al desgaste del piquete. Mientras
los manifestantes continúan instalados en sus carpas, los comerciantes
de la zona comenzaron a reclamar una indemnización por la caída
de las ventas.
La Marcha por trabajo
y contra el hambre, el ajuste y la desocupación sigue su
rumbo a la Plaza de Mayo, a donde llegará el viernes próximo.
Son cientos de desocupados y jubilados organizados en la Corriente Clasista
y Combativa (CCC). Ayer, en cambio, desocupados de la CTA y la FTV de
Capital cortaron los puentes Alsina, Pueyrredón y Uriburu, en los
barrios de la Boca y Pompeya, e instalaron ollas populares con la adhesión
de los vecinos.
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