Una emocionada ovación saludó ayer la presentación del documental El caso Pinochet, del chileno Patricio Guzmán, en la sección paralela Semaine de la Critique del Festival de Cannes. La película demuestra palmariamente cómo la voluntad de un grupo de personas con sed de justicia puede cambiar el curso de la historia. El documental narra cómo se gestó el llamado “Caso Pinochet”, es decir, el arresto y el procesamiento del ex dictador. El realizador chileno dijo luego de la exhibición que la idea de hacer el film le surgió al descubrir que la detención de Augusto Pinochet en Londres fue posible gracias a un “minúsculo grupo de personas”. “Cuando empezó el caso Pinochet, me llamó mucho la atención porque era como un accidente, una sorpresa, un hecho imprevisible, algo que nunca nadie calculó: atrapar a un dictador 25 años después de su irrupción en el poder”, subrayó el cineasta. “Entonces –prosiguió– comencé a averiguar cómo había sido esta historia y me encontré con un grupo extraordinario, de unas pocas personas, que lo hicieron posible.”
Entre ellos, Guzmán citó al joven fiscal españo, Carlos Castresana, “a quien se le ocurrió poner una denuncia contra los militares argentinos y contra Pinochet”; al abogado de las víctimas Joan Garcés y a su colega argentino Carlos Slepoy, y finalmente, al juez español Baltasar Garzón, subrayó el cineasta. Agregó que “este grupo minúsculo de personas hizo posible un hecho que no se había dado desde Nuremberg, que era atrapar a un dictador. Me parece una historia extraordinaria, independientemente de su valor como lucha por los derechos humanos”, añadió. La película termina cuando arrestan a Pinochet. “Pienso que al final (el caso contra él en Chile) va a ser sobreseído y que a causa de su edad, lo van a dejar seguramente libre”, vaticinó el realizador. Pero “lo importante es haberlo humillado, haberlo declarado reo, haberlo retenido en Londres más de un año”, cuando la Cámara de los Lores le denegó la inmunidad y el Tribunal Central de Londres aprobó su extradición a España.
“Me parece muy bien que ya no vaya a poder tener estatuas ecuestres en Chile ni nada de eso”, dijo Guzmán que es autor, entre otros films, de La Batalla de Chile, sobre el golpe militar con el que Pinochet derribó al presidente Salvador Allende en 1973 (el único suyo estrenado en la Argentina). Guzmán también es autor de El nombre de Dios (1987), sobre la lucha de la Iglesia contra Pinochet, y La memoria obstinada (1997) “sobre el recuerdo borrado de los jóvenes, la amnesia que la dictadura creó en ellos”, señaló.
El realizador chileno celebró, a su vez, que se proyecten en el Festival de Cannes “films documentales” como el suyo (una coproducción hispano-chileno-franco-belga) o como Asesinato en febrero, del español Eterio Ortega Santillana. “Me parece muy bien que haya en Cannes un pequeño grupo de documentalistas”, dijo Guzmán, que se declaró un “gran defensor y fan del género documental”. Agregó que la Quincena de los Realizadores, la otra muestra paralela del festival, y la Semana de la Crítica “acogen siempre un pequeño numero de documentales y eso para mí es muy importante”. La XL edición de la Semana de la Crítica comenzó el día 10 –un día después de la apertura del Festival de Cannes– con el estreno de La plage noire, segundo largometraje del actor Michel Piccoli. La clausura será el 18 de mayo con Nuages, de la realizadora belga Marion Hansel.

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