Por Cledis Candelaresi
Después de haber aplicado
ajuste semejantes a los que plantea el Plan Director de Aerolíneas
Argentinas, y presionada por un aumento de costos tanto como por su deuda,
LAPA solicitó ayer a la Justicia su convocatoria de acreedores.
Entre ellos está Eduardo Eurnekian, presidente de Aeropuertos Argentina
2000 e interesado en consolidar su negocio con el dominio de las compañías
que hoy son sus clientes. Los trastabilleos de las dos principales aerolíneas
del país dan más sustento a la idea que viene acariciando
el empresario, de reunir bajo su puño a las tres principales compañías
del país (AA, LAPA y SW). La aguda crisis del mercado aéreo,
en particular el de cabotaje, y la incertidumbre acerca del insostenible
pasivo de Aerolíneas estarían postergando el plan.
Eurnekian, principal accionista de AA2000, tiene un tercio de Southern
Winds. Si lograra sumarle LAPA y Aerolíneas, además de operar
las principales estaciones aéreas del país, dominaría
alrededor del 70 por ciento del transporte de pasajeros, rubro que puede
recuperar rápidamente su prosperidad, apenas la economía
resucite y si el gobierno sostiene su proyecto de impulsar el turismo
como una de las actividades prioritarias.
Pero el afán del principal accionista de AA2000 cuyos ingresos
provienen de cobrar tasas a las aerolíneas y pasajeros se
limita, en todo caso, a lograr una participación societaria que
le de acceso al management de las empresas, canjeando, cuando sea posible,
sus acreencias por acciones. Es decir, sin desembolsar dinero fresco o
desembolsando el menor monto posible. Entonces, quedaría bien posicionado
para inducir un ajuste en las aerolíneas, con el fin de que achiquen
su oferta a la demanda real de pasajes y, con las cuentas ordenadas, estén
en mejores condiciones de atender sus obligaciones con AA2000.
Aerolíneas debe tasas por 25 millones al concesionario de los aeropuertos.
Según éste, Lapa le adeuda otros 5 millones, monto que en
el mercado sugieren mucho mayor. Eurnekian hizo gestiones para ingresar
a Aerolíneas, aunque la indefinición acerca de qué
hará la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales con el
pasivo de 900 millones de dólares, entre otros puntos irresueltos,
dejó la gestión en stand by.
También tuvo conversaciones con Gustavo Andrés Deusch, propietario
de Lapa, quien le habría ofrecido la compañía en
más de una ocasión, pero, según AA2000, a condición
de comprarla en bloque y no de canjear sus acreencias por acciones. En
esos términos, la operación también quedó
en suspenso, ya que para el adjudicatario de las estaciones aéreas
la apuesta es sólo una integración parcial. Eurnekian
no aspira a tener una posición monopólica en el mercado.
Su idea, en todo, caso, es evitar la caída de las aerolíneas
para preservar su propio negocio, es la explicación que ofrecen
en su propio consorcio.
En estos días, la explotación de las empresas aéreas
como la del propio operador de los aeropuertos se está resintiendo
considerablemente. A partir del conflicto desatado por el despido de casi
500 trabajadores en dos tandas, Aerolíneas Argentinas recortó
a la mitad su diagrama de vuelos, que tienen un paupérrimo nivel
de ocupación, cercano al 20 por ciento. Lapa no corre una suerte
muy diferente, a pesar de que en los últimos días gozó
la derivación de pasajeros de Aerolíneas.
Pero a este deterioro de coyuntura se suman otros problemas comunes. Tanto
Aerolíneas como Lapa padecen el derrumbe del mercado de cabotaje,
que sólo el año pasado habría provocado pérdidas
al conjunto de compañías por 200 millones de dólares.
También fueron víctimas de un incremento en las tasas aeroportuarias
(por uso de mostrador AA2000 habría ajustado hasta un 200 por ciento)
y del encarecimiento del combustible, que representa una porción
muy importante de sus costos. Para colmo de males, Repsol YPF cambió
las normas de aprovisionamiento, restringiendo el abastecimiento en Buenos
Aires, donde la nafta especial que utilizan las aeronaves es un 19 por
ciento más barata que en el interior. Las tarifas, producto de
la competencia fomentada por la desregulación, descendieron a niveles
que los empresarios del sector consideran predatorios, debilitando
aún más un negocio donde la oferta está sobredimensionada.
Con suerte, en los últimos meses el nivel promedio de ocupación
de las aeronaves rozó el 50 por ciento.
Pero la respuesta de Lapa a esta coyuntura adversa, fue más rápida
que la de Aerolíneas y, casualmente, está a tono con lo
que postula la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales en su
discutido plan director. La empresa de Deusch ajustó su grilla
de personal expulsando a un centenar de empleados y flexibilizó
las condiciones del resto, que, en general, trabaja más días
y horas que los de la línea de bandera. A tono con esta política
restrictiva, también canceló órdenes para tomar en
leasing varias aeronaves y devolvió otras, amén de la que
le incautó un acreedor.
Lapa tuvo algunos reflejos, intentando aprovechar la debacle de Aerolíneas,
su principal competidora. Con el objetivo de reposicionarse, aumentando
su participación en el mercado, Deusch habría hecho un último
esfuerzo en el verano de inyectarle algunos millones para mejorar la operatividad
de la compañía. Pero no fue suficiente. El acuerdo que hace
pocos meses suscribieron todas las aerolíneas para subir las tarifas,
se transformó en un golpe comercial casi tan duro como el que le
propinó su desgraciado accidente de 1999: ante precios semejantes,
muchos pasajeros optaron por viajar en otra empresa.
El pedido de convocatoria de Lapa también perturbó el ánimo
de más de un funcionario. La Fuerza Aérea es acreedora de
las tasas que cobra por controlar el espacio aéreo, deuda que deberá
exigir en Tribunales. El secretario de Transporte, Jorge Kogan, también
se puso nervioso: en algún momento la imaginó como eventual
heredera de Aerolíneas, si la línea de bandera dejara, eventualmente,
de operar.
A menos que se produzca una reactivación tan espectacular como
improbable, no parece haber en el mercado lugar para que ambas empresas
coexistan, menos en situación floreciente. En este contexto, la
idea de integrarlas bajo un gerenciamiento común, no parece descabellada.
Según habría bosquejado Eurnekian en un borrador, las frecuencias
de Southerwind y Lapa podrían sintetizarse junto a las de Austral
para atender el mercado doméstico, mientras que Aerolíneas
sería privilegiada para los viajes al exterior.
Pero también este proyecto quedaría huérfano de sustento
si el gobierno no garantiza por más tiempo que los cielos estarán
cerrados a la peligrosa competencia de las aerolíneas norteamericanas.
Eurnekian conoce este peligro, que ya analizó más de una
vez con el gobierno.
Debaten el arbitraje
por AA
Los técnicos de mantenimiento, los más renuentes
a admitir que los accionistas de Aerolíneas encaren un programa
de ajuste tan drástico como el que aplicó Lapa, definirán
esta tarde si aceptan y en qué términos el arbitraje
que el ministerio de Trabajo propuso para solucionar el conflicto
gremial que generaron los despidos iniciados el 1º de mayo.
Las azafatas los secundarían. Terminada la conciliación
obligatoria, los dirigentes de Apta saben que esa mediación
es el único recurso oficial previsto para evitar que la empresa
ejecute su plan de achique de personal. Así las cosas, ayer
analizaban en qué condiciones debería llevarse a cabo
ese arbitraje para que sus intereses no se vean irremediablemente
vulnerados, propuesta que elevarán hoy a Trabajo. Los técnicos
de mantenimiento son hasta ahora los únicos involucrados
en los recientes despidos, a los que se suma una cincuentena de
contratos no renovados al personal de la Asociación Argentina
de Aeronavegantes, cuya reincorporación ya habría
sido admitida por la empresa. Pero aquellos son también los
únicos que se oponen en modo rotundo a aceptar el Plan Director
que la Sepi diseñó para el supuesto salvataje de la
compañía. Uno de los puntos fuertes de ese plan es
la reducción del costo laboral, vía achique de la
grilla de personal, recortes salariales y flexibilización
de las condiciones laborales. Cinco de los siete gremios aeronáuticos
ya prestaron su consentimiento a esas modificaciones, con el supuesto
de que la purga se completará con el plan de retiros voluntarios
abierto y no vía expulsiones masivas. Apenas Apta y AA admitan
someter sus controversias por despidos a un arbitraje, el gobierno
avanzará en la firma de un acuerdo que ya rubricaron cuatro
gremios. Este documento, que también lleva la firma de la
ministra Patricia Bullrich, compromete a los sindicatos a consensuar
con la empresa una reducción salarial a cambio de una estabilidad
mínima de dos años. El gobierno apuesta a que una
vez que esté despejado el frente laboral, será más
fácil cualquier negociación con los accionistas españoles
para que éstos asuman la responsabilidad de mantener operativa
la compañía.
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EURNEKIAN Y SU AMBICION
Trampolín hacia otro emporio
Por R. D.
Eduardo Eurnekian fue parte principal en algunos de los negocios
millonarios de la última década, protagonizó
escándalos por peleas con poderosos grupos empresarios, acumuló
una enorme fortuna y, por méritos que generarían más
de una controversia, es uno de los escasísimos empresarios
locales que siguió creciendo en un período caracterizado
por el pase de los grandes negocios a manos extranjeras. A la llegada
de grandes capitales al país, dicho sea de paso, también
le supo sacar provecho.
Quienes lo conocen de cerca por hacer compartido alguno de sus emprendimientos,
lo describen como un empresario que hace de cada negocio en
que se embarca un gran objetivo. Eurnekian nació a
la vida comercial como industrial textil, heredando los negocios
de su padre, que expandió y transformó en un emporio.
Abandonó los hilados para pasar a los medios de comunicación,
descubriendo el negocio de la TV por cable, que luego
utilizó como base de lanzamiento para transformarlo en un
multimedios. Con su posterior transferencia a otras manos, multiplicó
en varias veces su fortuna.
Probó suerte ofertando por el Correo Argentino, pero perdió.
Inmediatamente se jugó en la privatización de los
aeropuertos, actividad a la que lo acercó un hombre de confianza
a quien luego enfrentó y con el que todavía tiene
causas judiciales pendientes: Manuel Korzin. Su ingreso a Aeropuertos
y la pelea con Korzin, también le planteó una disputa
con el Exxel Group, de la cual salió con un acuerdo de mutua
conveniencia, pero del que se habría llevado la mejor parte.
Y ahora busca completar el negocio con la adquisición de
alguna o varias líneas aéreas.
Eurnekian concibe la actividad aeroportuaria como parte de un universo
más amplio, el turismo, que no excluye el aerotransporte
ni los complejos hoteleros. En todo, siempre se propuso ser
el primero, armar grandes emporios, señalan sus ex
allegados. Algunas veces lo logró. Muchos destacan su capacidad
de comprar con poca plata incluso, sin ella y vender
siempre más caro, a veces con varios ceros agregados. Y aunque
goza del hecho de ser millonario, aseguran que más disfruta
haciendo negocios para ganar millones.
Su posición económica personal, sumamente acomodada,
no necesariamente es un reflejo de la situación de sus empresas.
Pero tener a Aeropuertos Argentina 2000 fuertemente comprometida
por deudas de canon con el Estado y por multas varias, no lo amilanó
para salir a hacer ofertas por Aerolíneas Argentinas y por
LAPA. Es de los que saben ver en cada crisis una oportunidad,
y en medio de la debacle de Aerolíneas se tentó con
la posibilidad de aparecer como el salvador, comentan sus
ex allegados. Aerolíneas es la perla que hoy más desea
para armar el collar de negocios turísticos. Donde otros
ven un mercado en crisis, él ve un trampolín.
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LAPA
pidió convocatoria para mantenerse en vuelo
La empresa de Gustavo Deutsch solicitó su concurso de acreedores
por una deuda que, se estima, alcanza a 100 millones de pesos.
Ni la crisis de Aerolíneas la salvó.
LAPA
buscó un respiro con
la convocatoria. El mercado está sobreofertado en un
100 por ciento.
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Por Raúl
Dellatorre
La empresa Líneas
Aéreas Privadas Argentinas, que preside Gustavo Deutsch, solicitó
la apertura de concurso preventivo de acreedores al no poder afrontar
los vencimientos de una deuda acumulada que, según fuentes
privadas, ascendería a alrededor de 100 millones de pesos.
Los principales acreedores de la empresa son las propietarias de los
aviones que LAPA explota a través de operaciones de leasing,
las petroleras Repsol YPF, Shell y Esso por el combustible utilizado
en los vuelos, Aeropuertos Argentina 2000 por derechos de uso de aeroestaciones
y la Fuerza Aérea. Los problemas de liquidez de la empresa
se originan en un mercado sobreofertado, en el que la participación
de LAPA tuvo fuertes oscilaciones en los últimos años,
desde una agresiva política de bajas de tarifas en un momento
a la necesidad de remontar su prestigio tras el accidente del 31 de
agosto de 1999 en el Aeroparque Jorge Newbery, que le costó
la vida a 67 personas. En un comunicado de prensa, LAPA aseguró
que la decisión de solicitar su concurso apunta a facilitar
una reestructuración de la compañía que asegure
su proyección en el mercado aerocomercial, es decir,
asegurar su continuidad.
Mientras el Estado español, a través de la SEPI,
financia los continuos y abultados desequilibrios de Aerolíneas
Argentinas, LAPA enfrenta, como todas las empresas argentinas, grandes
dificultades para obtener crédito, denunció la
empresa en su comunicado. Durante el último año, el
mercado doméstico se retrajo en un cinco por ciento, tendencia
que se acentuó durante el primer trimestre del año,
con una disminución del 15 por ciento en los pasajeros transportados
con relación al año pasado.
Mientras Aerolíneas y Austral concentraban aproximadamente
el 50 por ciento del mercado hasta el año pasado, LAPA tenía
una participación del 28 por ciento. No obstante, seguía
registrando pérdidas operativas del orden de los dos a cinco
millones de pesos mensuales, según distintas fuentes. La carga
impositiva, el aumento del precio de los combustibles en los últimos
dos años y la presión de la sobreoferta en el precio
del pasaje resultaron factores que agravaron la situación.
La crisis de Aerolíneas le permitió a LAPA, en los últimos
quince días, saltar a una participación del 54 por ciento
del mercado. Aun así, en circunstancias favorables pero
absolutamente anormales, viene operando con apenas un 70 por
ciento de nivel de ocupación de asientos.
A partir de una agresiva estrategia basada en bajas tarifas, LAPA
alcanzó en 1998 una participación del 33 por ciento
en ventas de pasajes de cabotaje. Pero el accidente de agosto de 1999
cortó la trayectoria ascendente y sus ventas cayeron a la mitad.
Lentamente fue revirtiendo la situación, intentando con distinta
suerte alianzas para operar en vuelos a Estados Unidos (con Delta
Airlines) y para compartir servicios terrestres en destinos locales
(con Dinar). Pero la crisis del mercado le jugó en contra y
no volvió a salir del rojo operativo.
La convocatoria de acreedores fue concebida como un escudo judicial
para evitar la quiebra y, a la vez, darle un respiro a la compañía
para poder seguir adelante. LAPA cuenta ya con el respaldo de
importantes acreedores y confía en obtener el apoyo de los
restantes, para encarar su reestructuración y proyectar sus
actividades, afirma el comunicado de la empresa distribuido
ayer. Una de las claves a la que apuesta la empresa para encontrar
una salida es un plan de competitividad para el sector aerocomercial
propuesto por el Ministerio de Economía. La traducción
del mismo es una baja de impuestos y de aportes patronales. Otra clave
es un recorte en los costos que incluye suspensión de planes
de inversión, reducción de personal y, probablemente,
abandono de rutas. Parte de este plan de ajuste ya está en
ejecución.
La medida concursal en nada afecta el pago de las indemnizaciones
por el lamentable accidente que sufriera un avión de la compañía
el 31 deagosto de 1999, señala la empresa en su comunicado.
LAPA ha logrado acuerdos con el 70 por ciento de los damnificados,
asegura, y teniendo en cuenta las negociaciones en curso, dicho
porcentaje excederá, en breve, el 90 por ciento de los casos.
Con 2,1 millones de pasajeros transportados en el 2000, una flota
de 16 aviones, 26 destinos de cabotaje, 2 regionales y una ruta internacional
(a Atlanta, Estados Unidos), y 1370 empleados (otros 80 fueron despedidos
en abril), LAPA tuvo varios interesados en adquirirla en los últimos
tiempos. Eduardo Eurnekian, la brasileña TAM, Delta Airlines
y Dinar fueron mencionados en distintas oportunidades como potenciales
compradores de la compañía de Andy Deutsch y Francisco
de Narváez. Deutsch, empresario de origen textil, luego dueño
de una cadena de supermercados, creyó acariciar su sueño
de ser propietario de una compañía aérea internacional
cuando veía crecer su participación en el mercado local
y concretaba la apertura de una ruta a Atlanta. Hoy, en cambio, lucha
por no perder su compañía.
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